Capítulo VI

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7/07/2021





Un choque de labios

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Un choque de labios.

Eso fue lo que Takemichi vio con sus ojos abiertos de par en par, el chico que le había robado el helado lo estaba besando.

Aunque el beso era torpe el rubio no podía reaccionar, ya que ese era un primer beso robado por un alfa qué apenas conocía y que el destino lo hizo reaccionar a su marca de futura pareja.

No estaba en desacuerdo mucho menos odiaba la idea, pero encontrar a su alfa era algo difícil de dijerir más sabiendo como todo puede llegar a terminar.

— ¿Te has calmado?. — pregunto el chico al separarse de los esponjosos labios.

Los presentes qué miraron en primera fila las acciones del alfa se quedaron tiesos en sus sitios, la beta que pudo deducir que ese era el chico del que Takemichi le habló hace un rato. Era extraño, mucho diría ella.

Ya que originalmente el encontrarse con tu destinado no siempre te trae felicidad en la socidad en la que vivían, porque un alfa y un omega ahora se marcarán por el deseo carnal del celo que tanto se reclamaban.

No existía el amor en este mundo que se llenó de perjuicios de los cuales la beta estaba más informada que cualquiera. Las marcas de los destinado no coexistian en su vida.

— Takemitchy ¿Quieres que te compre otro helado?.

— N-No..

Los orbes azules aparto la mirada de ese alfa qué lo reclamaba tan cariñosamente.

Personas como el, no tenían vida en este mundo corrupto. Aquel chico de mirada onix parecía transmitirle tranquilidad con sus feromonas qué por alguna razón embriagaron al omega.

Ignorando la presencia de los demás Manjiro tomo al rubio para llevárselo aún lugar más apartado de los presentes, no quería que esas personas mirarán un lado de él que solo su omega tenia derecho de ver.

Ken qué seguía observando a su amigo marcharse solo suspiro.

Manjiro podía llegar hacer tan infantil qué no sabia si debía seguir cuidando a ese niño de 4 años que Emma le encargó cuidar.

Sus orbes se ven en vueltos en el dilema de dejar ir a su cachorro cuando papá a encontrado aún omega que quería tener para toda una vida. Los orbes rojizos se encontraban en shock por el repentino jaloteo de su amigo.

Ryuguji se sintió atraído por ese chico de peinado extraño, piel hermosa y esos orbes qué le gustaban mirar desde que lo había conocido.

'Las coincidencias del destino son peligrosas, más si se trata de un alfa y un omega'

Esas palabras resonaban en su mente desde que tenia conciencia, Shinichiro Sano era una persona que hacía bien en darla aunque fuera torpe en ese sentido romántico, pero jamás se equivocaba con las evaluaciones de la jerarquía.

Draken entendía muy bien esa coincidencia, porque su marca de destinado reacciono con ese omega que deseaba tener.

En ignorancia del amor era alguien descuidado o tal vez nunca le intereso conocer a las personas del género opuesto de él, pero a su edad era muy obvio que despertar ese interés en personas era algo que no le interesaba mucho.

Pero Draken no era romántico, solo era un alfa qué seguía viviendo para cuidar a su líder de pandilla. Nunca le intereso el romance.

Ese pensamiento cambió al conocer a ese hermoso omega.

Un omega que Draken quería poseer en cuerpo y alma.

Takemichi sintió su corazón dar un salto cuando el alfa se acercó tan descaradamente a su rostro rosando sus narices

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Takemichi sintió su corazón dar un salto cuando el alfa se acercó tan descaradamente a su rostro rosando sus narices.

Uniendo nuevamente sus labios, esta vez era un beso más tierno y cariñoso por parte del alfa qué solo quería transmitir sus sentimientos al omega decidido a decirle que no tenía doble intenciones para estar con él.

Él alma habla por si sola, una mirada de amor aun omega inseguro. Ese era un buen cliche para toda obra romántica.

El corazón de Mikey podía sentir eso, sus ojos los trasmitian. Se había enamorado de un chico que apenas conocia.

Aunque no creía en el amor a primera vista, Takemichi sintió un hormigueo en su estómago, sus mejillas empezaban a tornarse rojas, sus orbes de zafiros empezaron a lagrimear por la falta del oxígeno que le estaba faltando.

Sentir los labios de ese alfa en los suyos era la perdición más grande en su vida, Takemichi lo sabía, pero un jardín de flores empezaría a brotar en ese tiempo.

Haciendo que la rosa más hermosa del mundo se ponga a su lado junto con el alfa que lo había soltado para agarrar aire nuevamente.

— Takemitchy.. — susurro. La mirada onix podía ver Atravez de ese hermoso mar.

— T-Tu.. — el intenso color rojo que el rostro de Takemichi transmitía era una obra de arte para Manjiro.

— ¿Puedo seguir besándote Takemitchy?.

— ¡No! ¡Me has robado mi primer beso alfa idiota!. — grito.

Salió corriendo de ahí para su casa con el rostro rojo mientras Manjiro lo observaba con los ojos en blanco, había cometido un delito a la vista de su omega.

— Ah.. Un amor de flores.. — sonrió.

Su hermano tenía razón en lo del amor, nunca sabes como sucederá ni mucho menos de quien lo esperas, te enamoras de una razones estúpidas que te llegan a embobar y no puedes salir de ellas.

Un amor que no sabes si durará o se acabará con el paso del tiempo, el amor es inexistente qué te puede causar daño pero Manjiro arriesgara su corazón por permanecer junto a ese rubio de ojos marinos.

La historia más cliche del condado estaba apunto de escribirse, haciendo que dos personas se amen como las flores aman abrazar sus vidas en las estaciones de cada año.

Un romance qué Takemichi experimentara y Manjiro disfrutará.







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