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Domingo por la mañana, cualquiera se pueda dormido hasta tarde y no hace nada en todo el día.

Buenos cualquiera menos Atsumu Miya.

Biip
Biip
Biip

--Joder, si eres tu Atsumu juro que te voy a romper las costillas y te sacaré el intestino para que te lo comas-- solto con enojo dejando la almohada a un lado y sujetar su teléfono.

--¿Que?-- dijo con fastidio.

--Buenos días~ ¿Que tal tu mañana-- decía con burla y maldad, sabía más que nadie como él castaño se irritaba cuando lo levantaban.

--Hubiera sido perfecta si no llamabas-- contesto molesto --¿Que mierda quieres?-- se volvió a recostar en la cama.

--¿Como que qué mierda quiero?-- dijo un poco molesto solo un poco --Samu nos dijo para desayunar juntos ¿Te acuerdas verdad? Lo planeamos la semana pasada-- pregunto.

En ese momento la cabeza de Rintaro hizo un pequeño clik. El desayuno con Los Miya y Sakusa, los días que habían planeado eso ya que por motivos de la universidad no se podían juntar los 4 juntos ya que unos podían pero siempre había uno que no.

--Mierda, me olvidé-- se quejó mientras se levantaba por completo --Dame 30 minutos y estoy ahí, no me demoro-- colgó sin decir nada más, si antes estaba con sueño pues ahora más despierto que nada.

Enseguida tendió su cama y corrió al baño, se miró al espejo tenía un poco de baba seca por su barbilla y el cabello como si el de un nido de pájaro se tratara, se quitó la ropa y se metió a la ducha con agua tibia (ya que estaba haciendo mucho frío). Salio y se cambió lo más rápido que pudo, cepillo sus dientes y peino sus cabellos mojados.

Apenas terminó salió corriendo de su hogar, por suerte la casa de Osamu se encontraba cerca y no demoraría tanto en llegar, el único problema es que ya llevaba media hora tarde.

Si antes se le había ido el sueño pues ahora volvió, ni bien comenzó a correr su cuerpo se sentía cansado y sus párpados pesados. Aún con sueño llego hasta el lugar asignado, volvió a acomodar sus pelos y luego tocó la puerta. Un peligris abrió la puerta y lo miro con el ceño fruncido.

--Si, llegué tarde ya lo sé y me disculpo por eso-- se adelantó en hablar el castaño, solo esperaba que el Miya no esté enojado.

--Pasa, solo fueron 40 minutos y recién iba a servir-- le sonrió mientras se hacía a un lado.

A Suna no le sorprendió mucho, después de todo Miya Osamu es la persona más comprensiva que existía en el mundo, además en todo el tiempo que se llevan conociendo en ningún momento se enojó o miro mal al castaño.

Entro con una pequeña sonrisa plasmada en los labios, fue directo al comedor donde suponía que debían estar los otros.

Se cubrió los ojos rápidamente al ver a sus amigos besándose desesperadamente (ya que todavía tenían el descaro de hacerlo en casa ajena), se fue hasta donde estaba el otro Miya tal vez y saque provecho para hablar más con el.

--¿Sucede algo?-- pregunto al ver cómo el castaño se regresaba del comedor.

--No quiero ver como mi mejor amigo y el tuyo se comen en medio de tu meses-- respondió con un poco se asco y simulando un escalofrío.

--Por que tienen que ser así-- soltó con un suspiro asomándose por el marco de la entrada al comedor --¿No pueden comportarse? Están en casa ajena-- dijo con amargura.

Como respuesta se escuchó un fuerte "Samu" viniendo del rubio teñido. Se tío un poco y se dirigió para ver como su amigo era regañado por su gemelo.

I wanna be yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora