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Día 4: Eden/Mariposa

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La primavera ha llegado. Con los pétalos de cerezo que vuelven a florecer cada año y el hilarante olor que impregna las flores con cada mañana.

Aquella hermosa estación donde las flores se renuevan y todo parece más brillante de lo que es. Aquella donde todo renace de una manera deslumbrante a simple vista, al igual que los animales que acompañan a las plantas.

Más allá de las pequeñas barandillas que prohíben el paso, casi llegando al muro que divide su hogar del peligroso barranco existe un pequeño y tierno lugar, donde las mariposas revolotean y las flores caen con un delicado roció de la mañana.

Un lugar donde es primavera cada día del año y esta nunca pareciese terminar.

Recordaba con alegría esos momentos en los cuales decidía ir a relajarse cada tarde y cada mañana en ese lugar para sentir ese cálido y reconfortante aroma, mientras las mariposas revoloteaban a su alrededor.

Ella lo llamaba; 'El jardín del Edén'

En comparación con aquel jardín que era mencionado en ese antiguo e imponente libro que alguna vez en su vida tuvo la oportunidad de leer.

Ese lugar siempre le brindo calma en sus peores momentos, cuando se sentía frustrada o sentía que simplemente no podía soportar más. Siempre iba allí, para escuchar aquella melodía de parte de aquel niño de cabellos lilas, que la acompañaba en sus peores momentos con una sonrisa. Siempre dispuesto ayudarla y consolarla.

Nunca pensó que ese mismo lugar que ella amaba con todo su corazón, sería el que su hijo tomaría.

Fue una completa casualidad que ese mismo árbol fuera el lugar donde su pequeño hijo pasara todos los días, murmurando aquella melodía que ella solía cantar cuando él aún estaba en su vientre, mientras sostenía un libro entre sus delicadas y aniñadas manos.

Cuando lo ve recostado allí, un sentimiento nostálgico la inunda. Recordándole a ese niño que alguna vez conoció. Con la diferencia de que...

Ray siempre fue un niño muy cerrado que ocultaba las cosas, pero por alguna razón. Le dijo que amaba ese lugar al igual que ella, una de las pocas cosas que podía compartir sin miedo con su madre. Isabella, recordaba ese momento con exactitud, él día en el que le dijo que lo sabía todo acerca del orfanato también menciono, que le gustaba el sentimiento de consuelo y amabilidad que brindaba ese lugar y que al menos como compensación por su muerte, lo dejara pasar el resto de su vida allí. Fue un tanto manipulador, pero ella no lo culpo.

Sin embargo, en este momento él no estaba allí... Algomuy extraño, porque en cualquier momento siempre encontraba al pequeño azabachemirando las mariposas mientras recostaba su cabeza dulcemente en el antiguoárbol de roble. Muy pocas veces podías ver a Ray lejos de ese árbol. Lo que lehizo preguntarse: