Cap 9: Al borde del abismo

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Al no ver absolutamente nada, estaba expectante, esperando cualquier movimiento que pudiera notar. Mis prendas se habían esfumado por completo de mi cuerpo. Debía admitir que con los ojos vendados me estaba dando menos vergüenza, pero la incertidumbre de no saber qué esperar era más notoria. Sentía hasta un poco de miedo, podría matarme en ese mismo momento si quisiera.

Había hecho que me tumbara en la cama y me había pedido que levantara los brazos por encima de mi cabeza. Sentía algo alrededor de mi muñeca, me estaba...¿Me estaba atando? ''Ahora es cuando todo esto era una trampa para vender tus órganos al mercado negro. Esto te pasa por subirte al coche de una desconocida, no una, ni dos, ni tres, sino cuatro veces''.

―No sabía que me tenías miedo. ―Dijo de pronto acariciándome el cuello. Ya estaba poniendo de nuevo esa voz.

Esa chica tenía que tener algún tipo de poder para leerme la mente o algo, porque no era normal que siempre supiera lo que pensaba.

Una cosa había aprendido de ella, y es que le encantaba jugar. Aunque nuestros encuentros no habían sido los suficiente como para descubrir realmente hasta dónde le gustaba llegar, me podía hacer una idea de ello.

Otra cosa que aprendí en ese mismo momento, es que cuando no ves nada, tus otros sentidos se agudizan, sobre todo el del tacto cuando estás esperando a que algo te tocara. Ella, por supuesto, ya sabía eso. Noté su lengua recorrer mi abdomen, subiendo hasta mis pechos, toda mi piel se erizó en un segundo. Pero en un momento, se había alejado. Hubo unos segundos donde no sentía nada, hasta que noté su mano sobre mi pierna, agarrándome el muslo. Un pequeño quejido salió de mis labios por la sorpresa.

Su mano fue ascendiendo, y a la vez, volví a notar su boca, esta vez sobre mi cuello. Aunque ya había vivido todas esas sensaciones, al intensificarse era como si fuera la primera vez. Además, mentiría si dijera que no tenía algo de, ¿miedo? ¿nerviosismo? Porque no sabía qué iba a hacer. Me sentía totalmente a su merced, y eso, para qué negarlo a estas alturas, me encantaba.

Entonces sus dedos comenzaron a jugar por mi entrepierna, paseándose lentamente por cada zona, hasta detenerse exactamente donde quería. Mientras, su boca se movía como quería entre mi oreja y mis pechos, pasando por mi cuello. De vez en cuando iba dejando mordiscos, a los cuales yo protestaba, pero cada vez que lo hacía me llevaba uno aun mayor, así que tenía que morderme la lengua para no quejarme. La primera vez que conseguí aguantar sin soltar ni un sonido, pude notar a la perfección que estaba sonriendo. Y sabía exactamente de qué manera lo hacía.

Por otro lado, el ritmo de sus dedos iba en aumento. De pronto, escuché su voz en mi oído que me hizo temblar más de lo que estaba.

―Lo estás haciendo muy bien.

No puedo describir bien lo que esa sencilla frase causó en mí. Bueno, lo que todo ella causaba continuamente en mí.

Mi cuerpo se estaba moviendo siguiendo el ritmo de sus dedos, estaba apunto de llegar lo notaba, pero justo cuando mi cuerpo se tensó para llegar al orgasmo, se detuvo. Desconcertada me quejé, pensé que habría sido un error, pero entonces la volví a escuchar en mi oreja.

―No quiero escuchar ni una queja, vamos a ver hasta cuánto puedes aguantar. ―Seguido de otro mordisco. Sin duda, le encantaba hacer eso.

No entendía bien de qué iba ese juego, pero ella volvió a donde estaba anteriormente, en poco tiempo volví a sentir que estaba a punto de llegar, y al parecer ella también, porque de nuevo se detuvo.

Gruñé. ¿Cómo podía saber en qué momento exacto detenerse?

Volvió a repetir el proceso otras tres veces. Ya comenzaba a sentirme muy, muy sensible, no dejaba de moverme y quejarme, intentando liberar mis muñecas. En un momento, le di un golpe con la pierna, lo que supuso que me mordiera en el muslo.

You're my doom - [adaptación Chaennie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora