El destino y las pruebas

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Muchas preguntas y ninguna respuesta, se hecha a llorar, necesita respuestas y las necesita pronto, nada puede pararla en la búsqueda de la verdad, si ha de morir morirá sabiendo quién es. Se acuesta en la cama y sueña con el mismo hombre y chico con el que había soñado en las mazmorras la otra noche, pero esta vez no están en el bosque sino en un gran palacio y llevan ambos unas coronas en sus cabezas, pero falta la reina, de repente el rey la mira y empieza a llorar, unos guardias se la llevan de la estancia. De golpe se despierta alterada, capa marrón está llamando a su puerta.

- ¿Estas ahí? – abre la puerta tímidamente y su cabeza se asoma por una pequeña rendija por el que se cuela la luz junto a su silueta.

- Sí, puedes pasar.

- Vamos a hablar con Jimtey, y luego Kentra nos tiene que decir algo, vamos prepárate. Tenemos que estar en el Gran Salón.

Capa gris se levanta de la cama y va al gran salón acompañada de capa marrón, al entrar ve cómo están todas las chicas de pie, nerviosas por ver a Jimtey, Kentra les dedica a todas las chicas una mirada fría y de desagrado y se sienta en una silla. Al poco rato entra Jimtey en el gran salón, es un chico fuerte, con pelo moreno y corto, ojos negros y barba bien cuidada. Algunas de las chicas ahogan un pequeño grito de emoción al verle entrar, él las mira a todas.

De una en una las chicas son llamadas a hablar con Jimtey en una pequeña sala contigua, cuando llega el turno de capa gris sus manos empiezan a sudar, se siente nerviosa, como si fuese un animal de presa esperando a ser cazada, pero no pensaba mostrar esa sensación a Jimtey, ni a nadie.

- Hola, estaba deseando conocerte. No muchos humanos se atreven a enfrentarse a mi padre de la forma en lo que lo hiciste tú la otra noche, bonitos pechos, por cierto.

Capa gris quería respuestas, y aunque sabía que ese no era el mejor momento para encontrarlas no duda en dar rienda suelta a su mar de dudas.

- ¿Por qué hacéis esto?

- Para encontrarme una esposa, creo que Kentra ya os lo explicó la otra noche – dice entre risas.

- ¿Y por qué nos habéis raptado?

- ¿Raptado? Os hemos dado una mejor vida, y en el fondo lo sabes.

- No, no lo sé, porque no recuerdo quién era antes de todo esto, no recuerdo nada... - la histeria empieza a apoderarse de ella

- Así es mejor ¿no crees? Imagínate que recordaseis quiénes sois, tendríais la tentación de escaparos, huir de aquí, y eso no puede ocurrir. Borrar vuestra memoria es un regalo que os hacemos, así no os tendremos que matar cuando os pillemos huyendo.

Capa gris no siente el temor que puede llegar a sentir con el conde, sabe que Jimtey no impone ese miedo, ese respeto que sí que impone el conde.

- ¿Y te parece bien? Ninguna de nosotras eligió estar aquí. – capa gris empieza a mostrarse más alterada y cabreada.

- ¿Cómo estás tan segura de eso? – le contesta con tranquilidad Jimtey, una tranquilidad que solo hace que capa gris se altere más.

- ¿Qué cómo lo sé? ¿Quién iba a querer esto?

- No sé, al igual que tú tampoco sabes si elegiste estar aquí o no... y nunca lo sabrás, es mejor así.

Kentra abre la puerta y se asoma, es la señal de que el tiempo para conocer al chico se ha acabado.

- Qué pena que no hayamos podido intimar más, ahora si me permites hay más chicas a las que conocer. – dice Jimtey con un tono irónico.

La dama ensangrentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora