En una noche fría de invierno impregnada por el olor de lluvia y por consecuente a barro, se distingue la sombra de algún animal postrado sobre las raíces de uno de los árboles del bosque. Por su respiración la criatura parece está dormida, pero de repente como el inicio del aleteo de una mariposa huyendo de su depredador, el animal se mueve, intentando huir de su captor que en esta ocasión se trata de una simple cuerda que suelen usar los granjeros para atar al ganado y desde más cerca se puede apreciar que no se trata de un animal, sino de una chica joven que, desorientada en la oscuridad de la noche, mira desesperada buscando algún rostro familiar, pero sin éxito.
La chica parece tener unos dieciocho años, su pelo es rubio, largo y lacio. Sus mejillas ahora están sonrojadas del frío que envuelve su cuerpo desnudo y atado, su desesperación se hace presente en su rostro, cuando a lo lejos se puede distinguir el sonido de caballos tirando de un carro entre los ruidos de la noche. Ella se intenta poner de pie, pero fracasa en su cometido, pues sus piernas parecen desfallecer ante el peso de su cuerpo. Cae al barro, y con ella sus esperanzas de salir con vida de esta noche. Vuelve a intentarlo, pero el resultado es el mismo, unas lágrimas frías recorren sus mejillas, y en su recorrido siente pequeñas punzadas de dolor. Se da por vencida, en su cara se puede notar como la noche le ha invadido, su oscuridad, su frialdad, su muerte, poco a poco siente que la noche se va adentrando en ella. De repente su cara se ilumina, una nueva fuerza vital de la que seguro ni ella conocía invade su cuerpo, parece haber desechado la idea de levantarse, pero todo animal consta de un instinto primario de supervivencia, y los que viven en manada recurren a llamar a esta cuando se encuentra en peligro, es entonces cuando intenta patéticamente gritar a ese carro, pero nada sale de su garganta, antes de volver a darse por vencida prueba una segunda vez y consigue que de su cuerpo salga un triste alarido, apenas distinguible de aquellos que emiten los hambrientos polluelos desde el nido desesperados por la llegada de su madre. Mientras las lágrimas vuelven a brotar de sus castaños ojos, sigue con todas sus fuerzas invocando a sus cuerdas vocales, que poco a poco se van desperezando y pasan de graznidos a fuertes quejidos, pero nada parece llamar la atención de ese carro que cada vez parece estar más lejos.
Vuelve a darse por vencida, y esta vez consigue despertar el lado más melancólico de un búho que situado en uno de los árboles de enfrente de la muchacha, le mira incrédulo, esta se tumba en el barro, abre sus brazos para recibir el abrazo de la muerte, mirando al cielo, intentando que la última imagen que se lleve de este mundo sea la gran y enigmática luna, pero muchas de las ramas de los árboles que le rodean hace que no pueda cumplir su objetivo y solo pueda vislumbrar una pequeña porción de esta. Cierra los ojos, y con los rayos de la luna su pelo parece estar hecho de seda, su rostro muestra paz. Y poco a poco va cerrando los ojos.
De repente unas manos toscas y grandes la elevan, mientras una mujer de complexión delgada, rostro afilado y pómulos marcados corta la cuerda que apresaba a aquella obra maestra, la delicadeza que envolvía el cuerpo de la joven parece abandonarla cuando esta al notar que ya no está a la merced de la muerte empieza a dar patadas al aire y a soltar quejidos al viento, lo que hace que el hombre que la lleva se cabree y la lance con fuerza al interior del carro. Al meterla cierra la puerta y se ponen a discutir entre la mujer y él en un idioma extraño el cual parece del este.
Emprenden el viaje y la bella chica que yacía en el bosque se va despertando, ya no siente el frío del bosque en su piel desnuda, sino que le cubre una capa que gracias a la luz de la luna que se abre paso entre las rendijas del carro y a la ayuda de una lámpara de aceita que cuelga del techo de este, distingue como una capa de color gris. Aturdida se incorpora y puede entonces apreciar que no se encuentra sola, en su inesperado y enigmático viaje le acompañan lo que parecen dos cuerpos de dos chicas más, ellas también estaban cubiertas con otras dos capas, pero una era del color de la tierra y la otra del color de la nieve. Ambas parecen ser dos cuerpos inanimados y sin vida de no ser por la débil respiración que se deja notar gracias al casi invisible vaho que van soltando por las bocas, como pequeños dragones que aún no consiguen invocar el fuego que arde en su interior. Pronto la protagonista se da cuenta de que el calor que le proporciona una simple capa de pelo no es suficiente para mantener su cuerpo a la temperatura idónea, así que decide arrimarse al cuerpo de la chica de la capa de color marrón, la cual no parece oponer ninguna resistencia, es más, sintiendo el calor de otra persona, su respiración parecía más profunda. Al poco tiempo la chica de la capa marrón da un empujón a la chica que solo quería ayudarla, haciendo que ambas pierdan sus capas y mostrando su cuerpo al desnudo, la chica de la capa gris ahora ve el cuerpo que la capa marrón cubría tan cuidadosamente, parecía el cuerpo de un oso, era una chica robusta y grande, con una gran mata de pelo rizado cuyo color no pudo averiguar debido a la tenue luz que apenas entraba en el carromato.
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La dama ensangrentada
VampirUna chica se despierta aturdida y sin recordar quién es, tendrá que enfrentarse al conde y a la familia de este para sobrevivir y, si puede, recordar su pasado. Ilustraciones hechas por: @gem_lominchar y @parra_neri