Un vato muere en un tiroteo al tratar de ayudar a un viejito se le es concedida una segunda oportunidad de vida y como buen otaku virgen que es.... bueno ya saben a donde pide reencarnar.
"¡Bienvenido a la orden de los toros negro!"— Yami dijo con una sonrisa de dientes.
Dentro de la orden parecía haber todo un desorden. Dos chicos parecían discutir mientras uno atacaba con bolas de fuego y el otro escapaba usando rayos.
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Había una chica pequeña que no paraba de comer.
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Otra mujer de gran figura y en ropa interior estaba recostada sobre un sofá con cara de alcoholizada.
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Los demás estaban en lo suyo desde estar sentados o mirando la fotografía de una niña mientras sonreía de forma nada santa.
"Definitivamente esta orden está llena de raritos"— Dije con una cara poco emocionada.
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