Capítulo 3

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Addison agarró mi maleta de mi viejo Alfa, el Alfa Hunt, con una mirada en su dirección. Parecía que ninguno de los dos cederia; pero, entonces, no podía imaginar que Addison se llevará bien con nadie.

-¿Has visto a Derek?-, Le pregunté al Alfa Hunt, mientras Addison llevaba mi bolso a su auto.

-Lo envié de vuelta a la manada- Alfa Hunt frunció el ceño; dándome una mirada de evidente molestia. Sabía que él me culpaba por la conmoción entre Derek y Addison, pero también me culpaba a mí misma, yo tenía la culpa. Estaban peleando por mí.

-Meredith, vamos-, espetó Addison, detrás de mí. Miré hacia atrás para verla entrar en su costoso auto deportivo. Le di un pequeño asentimiento, antes de volver al Alfa Hunt.

-Adiós, Alfa-. Bajé la cabeza en sumisión, antes de darme la vuelta.

-Espera- gruñó Alfa Hunt, agarrando mi brazo antes de que pudiera alejarme. Le devolví la mirada. Parecía enojado. Al ver al Alfa Hunt tocando mi brazo, Addison saltó del auto. -No eres bienvenida de nuevo- Alfa Hunt me gruñó.

A los pocos segundos de dejar el auto, Addison estaba a mi lado, agarrando el brazo de Alfa Hunt. Lo dobló hacia atrás, lo rompió. Grité, mientras Alfa Hunt gritaba de dolor. La ruptura de su brazo fue tan grotesca, que su hueso asomó a través de su piel; rasgando la piel en pedazos. El sonido era horrible; un fuerte sonido de craqueo que casi pensé que era falso porque era muy repugnante.

Otro grito escapó de mis labios mientras la sangre salpicaba mi vestido blanco, y Alfa Hunt tropezó hacia atrás con dolor. La gente comenzó a correr hacia nosotros, mientras las lágrimas caían de mis ojos.

-Vamos-, dijo Addison, agarrando mi brazo y arrastrándome hacia su auto.
Tenía tanto miedo de ella, de mi compañera. Porque acababa de romper el brazo de otro Alfa sin siquiera parpadear. Addison abrió la puerta del auto, y me forzó a entrar. No peleé con ella, me preocupé demasiado por lo que me haría si la desobedeciera. Addison golpeó la puerta del pasajero con fuerza, y salté ante el fuerte ruido que hizo.

Una vez que Addison estaba en el asiento del conductor, nos fuimos en silencio. La tensión entre nosotras era espesa y sofocante.

-Deja de llorar-, soltó unos diez minutos en el camino. Bajé la cabeza y traté de dominar mis emociones.

Addison era una conductora peligrosa; entrando y saliendo del tráfico, y rompiendo cada regulación de velocidad en todo el camino. Me aferré secretamente a la puerta del auto, tratando de no parecer asustada. Pero, lo que me sorprendió fue cuando Addison vio lo aterrorizada que estaba, y disminuyó la velocidad.

A medida que continuaba el camino, a la casa de Addison, comencé a hundirme en mis pensamientos de que pasaría el resto de mi vida con ella. Sería la compañera de la Alfa de sangre, y mi vida nunca volvería a ser la misma. Me di cuenta de eso, sorprendida, y me pregunté cuánto tiempo pasaría antes de que Addison quiera que nos casemos, casarnos y tener cachorros. Ese pensamiento me asustó, que tendría que tener hijos con la asesina sentada a mi lado.

-¿Por qué yo?- Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. Me sonrojé por mi avance, pero Addison me miró antes de mirar de vuelta hacia la carretera.

Suspiró pesadamente.

-Nunca quise una compañera, no es un secreto. Sin embargo, cada año, las Lobas se lanzan a mis pies; suplicándome que las tome como compañeras. Estaba harta de eso. Sin embargo, eres diferente. Ni siquiera desprendiste un aroma de deseo cuando nos conocimos. Incluso me aseguré de tocarte y de obligarte a mirarme a los ojos. Sin embargo, nada, no sientes ningún deseo hacia mí, si lo hubieras hecho, lo habría sentido.

Con sangre de Alfa - Meddison G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora