Capítulo 16. Respuestas

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"Todo tiene respuesta, siempre y cuando la pregunta sea la correcta y los secretos en algún momento dejaran de serlo"

- Regreso pronto, ni siquiera notarás que me fui. Además, Elia te cuidará muy bien – hablaba Ethan con voz calmada hincado a la altura de su hermana.

- No me dejes – los ojos de la pequeña Sofí reflejaban miedo y sus palabras hacían que me estrujaba el corazón.

- No lo haré Sof, nunca no lo haré. Solo son un par de días – la mirada de Ethan me pedía ayuda, pero no sabía como brindársela, yo estaba por hacer lo mismo que Sofí agárralo de su brazo y evitar que se levantara y caminara, no sabía que haría para que Sofí se tranquilizara cuando se hubiera ido. Mi experiencia cuidando de niños pequeños no era muy amplia, sino más bien escasa. ¿Cómo fue que acepte?

- Sofí, ven – logre hablar, tomando la mano de la pequeña, para que me prestara atención – Mientras Ethan no está nosotras nos divertiremos mucho, veremos películas, jugaremos a lo que tu quieras, te llevaré por un helado... – no sabía qué más decir, pero esperaba que mis chantajes funcionaran.

- Sof, regresare, tranquilízate por favor, ya te había explicado que tenía que salir. No llores, que solo lograrás que me vaya triste – le pide Ethan besando su frente y limpiando sus lágrimas.

- Está bien, pero prométeme que vas a regresar, no me abandones.

- Tranquila Sofí. No te abandonaré nunca. Te prometo de aquí a Saturno que voy a regresar.

Esas palabras parecieron tener un efecto tranquilizador en Sofí, porque a pesar de seguir llorando una sonrisa iluminó su rostro.

- Sofí, regreso pasado mañana, pórtate bien ¿sí? – pidió Ethan besando una vez más a su hermana y levantándose en dirección a la puerta.

La pequeña aun un poco contrariada, logra asentir a la petición de su hermano. Ethan ya estaba en la puerta, con una mochila sobre sus hombros, en disposición a salir, le dedicó una sonrisa a su hermana y a mí me regaló una mirada que parecía decir: "cuídala bien, por favor, es lo más importante que tengo", lo único que logró fue ponerme más nerviosa de lo que ya estaba, pero conocía a Sofí, era una niña tranquila y entendida, no tenia porque preocuparme de terminar atada a algún mueble o con harina en la cabeza ¿verdad?

Pasadas unas horas Sofí ya se había tranquilizado, aun cuando seguía triste por no tener a su hermano cerca trataba de darse ánimos, pero estaba más callada de lo normal.

- ¿Qué quieres hacer ahora Sofí? – la pequeña pensó un momento.

- Dibujar – dijo con una sonrisa que me tranquilizo.

- Me parece perfecto. Voy por las hojas y los colores.

Camine en dirección a la oficina de mis padres en busca de los materiales. Al entrar un escalofrío me recorrió el cuerpo e imágenes del pasado vinieron de vuelta.

*****

Mis padres se encontraban de viaje nuevamente, así que me encontraba sola en casa podía escabullirme sin problemas a su oficina, el motivo por el que andaban extraños seguro estaba en esa habitación.

Al entrar, enciendo las luces, en el centro hay un escritorio, las paredes están acompañadas de grandes libreros repletos de libros de distintos ámbitos, de administración, de leyes, de literatura clásica, incluso de medicina, pues en un principio mi madre se había decantado por estudiar esa carrera, pero después desistió, es una historia que me gustaría conocer, pero deje de preguntar cuando me di cuenta que esos recuerdos eran desagradables para mi madre; pero los libros que más abundan son de turismo.

El secreto de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora