Capítulo 30. Todos tenemos secretos

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"El universo crea conexiones"

Mis palabras liberaron un poco del peso de mis recuerdos. Espere unos segundos que dijera algo, pero claramente estaba buscando una excusa.

—Dime la verdad Adal ¿Qué hacías en el Golden? ¿Dónde están tus amigos? —Adal apretó su mandíbula, segundos después cerro sus ojos con fuerza, cuando los abrió dejo escapar el aire que contenía en sus pulmones.

—Archie no tiene nada que ver —asentí de acuerdo.

—Pero sabe más de lo que debería ¿no? —mi mirada firme en Adal lo hizo volver a retorcerse— ¿Para qué fingir que estabas de mi lado cuando en realidad no es así? ¿Querías ganar puntos con Elian o algo así por fingir ayudarme? —mi tono era acusatorio y sentí la furia correr por mi sistema, no entendía de donde estaba sacando la fuerza para enfrentarme a él.

—Elia, Mellea, Miel o como quiera que te llames —la mano de Adal se cerró sobre mi muñeca haciendo una fuerte presión, su mirada también desprendía la furia que reflejaba el día que estuve secuestrada— Muchas cosas han cambiado y quizá la verdad no te guste, pero quiero dejarte algo en claro —su voz era un susurro, pero tenía la fuerza suficiente para que el miedo regresara ¿Dónde estaba Dilan?— No tienes pruebas de nada y mientras no las tengas el que sigue ganando soy yo.

Adal se puso en pie, apresurándose en dirección a la salida, pero antes de detenerme a pensar, me levanté y lo seguí, a lo lejos escuchaba los murmullos de las pocas personas que había en la cafetería.

—¿Por qué fingiste todos estos días? —pregunte a sus espaldas.

—No debes confiar tan rápido —se giró con rapidez apenas dándome tiempo de frenar para no chocar con él, sonrió malévolo y eso trajo otro recuerdo, el día que Elian me propuso ser su amiga, cuando me dijo que no mirara para atrás, apenas distinguí siluetas, pero casi podía asegurar que Adal era uno de los chicos que vi a sus espaldas.

Mis recuerdos sobrecargaron mi cerebro, muchas preguntas comenzaron a tener respuesta. Me perdí en mis pensamientos hasta que sentí que alguien sacudía mis hombros.

—¿Estas bien?

—¿Dónde estabas? —pregunte de inmediato.

—Archie me entretuvo dejándome en claro que no confiaras en su hermano, pero el muy... —apretó su mandíbula— No me dejaba volver, me decía que te dijera que no confiaras en él, pero no me dejaba ir en tu ayuda —resoplo con frustración y suspiro antes de sostener mis manos— Me dijo que Adal y Elian fueron amigos hace bastante tiempo —asentí, sabía que se conocían.

—Cuando yo los conocí supongo que su amistad cruzaba un bache, porque muy bien no se llevaban —mencione sarcástica.

—Y bueno también me tarde, porque intente sacarle información, pero no me dijo mucho, solo quiso dejarme en claro que él no sabía quién eras cuando los encontraste la primera vez, que se enteró hace unos días, pero no había encontrado la forma de avisarte —detuvo sus palabras por unos segundos— También me dijo que Adal fue quien revoco nuestras membresías, pero no logro explicarme como, Adal llego en ese momento y comenzó a llamarle la atención. Y me apresure a volver contigo. Es su hermano después de todo, no creo le cause daño grave, pero dudo que Archie se vuelva a animar a hablar.

*****

Dilan me llevo a casa, mientras tomaba mi brazo, guiando mis pasos, perdí mi mirada en el cielo estrellado, la noche ya había llegado, al igual que el momento de dar y recibir respuestas.

Observando desde lejos, para mi sorpresa, en mi casa no había nadie a la vista. Las luces del frente estaban apagadas, parecía como si todos se estuvieran escondiendo de mí.

El secreto de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora