Capítulo 1: ¿Cómo llegue a este lugar?

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Atareadas y ocupadas, las tardes de mi vida siempre fueron particulares desde mi punto de vista. Viajaba, con o sin mis hijos, casi todos los años por diversos lugares del planeta para conocer nuevas culturas y un poco de historia universal.
Mi historia empieza en uno de estos viajes. Cuando empecé a trabajar en un nuevo proyecto, llegaron las vacaciones de verano seguidas de un interesante boletín acerca de unas nuevas ruinas en un desierto por África. Mis hijos me regalaron aquel pasaje de avión ya que yo estaba ocupada con un trabajo y porque ellos no me acompañarían esta vez.

En el aeropuerto, ellos me despidieron como siempre asegurándose de que no olvidara nada en casa. 

-Madre cuídate por favor- dijo Ricky, el mayor y más serio de mis hijos-Te veremos en dos semanas para preparar la fiesta de la empresa-. 

-Mami no te vayas-lloraba mi pequeña hija de diez años, Alice la cuarta hasta ahora- 

-Alice tienes que seguir con tus clases de piano y violín- suspire -ten en cuenta que el recital es el próximo mes- la abracé -vendré a casa una vez termine esto y tocaremos un poco juntas-

-Claro mami- se acerco a su hermana, una belleza y muy inteligente, Rosalie.

-Madre te esperaremos- dijo ella y tomó la mano de Alice -no entiendo tu afán por este tipo de cosas- sonrió -Anthony no dirás nada- volteo a su derecha a ver al joven que destacaba entre los cuatro -no la verás en dos semanas, creo- rió por lo bajo y el joven rubio se acercó a mi y me abrazó.

-Madre pareces una niña viajando así por todos lados- se soltó del abrazo y me miro -no creo que sea lo mejor en tu actual estado- 

Sonreí ante la preocupación de mi tercer hijo -sabes que nada me va a pasar- tome su cara entre mis manos -cuida a todos tus hermanos-

El viaje fue de lo más normal, sin tener en cuenta algunos mareos, y llegué al día siguiente a mi destino. La zona no era muy transitada ni muy habitada. Apenas había unas cuantas casas antiguas y algo precarias, además de un bosque frondoso al cual me debía de dirigir al día siguiente para buscar aquellas hermosas y misteriosas ruinas que me llamaban. No se lo conté a mis hijos pero desde que vi la imagen de aquellas ruinas sentí que debía llegar a ellas como sea, a pesar de mi estado.

Aquella mañana desperté tranquila, el clima de aquel pueblo no ocasiono ningún problema a mi organismo. Así que decidí ingresar al bosque de una vez por todas. 

Las horas pasaban muy rápido y no quiero hablar de los días, descubrí que en aquella ciudadela en ruinas habían inscripciones acerca de una leyenda muy particular y los pocos pobladores también veneraban a aquella imagen. Su nombre se traducía como "La Diosa renegada", según ellos hija de una diosa que jugó con un rey. Y como venganza de este, encerró a la joven en una torre. Además, la leyenda cuenta de que los poderes de esta joven lograron salvar al mundo en el momento que selló  un poder que lo iba a destruir. No había visto ninguna imagen de aquella diosa pero me interesaba cada vez más saber acerca de su vida. 

Durante los últimos días de mi estadía en aquel lugar decidí acampar cerca de la zona de ruinas para observar e investigar algunas inscripciones que aún no podían ser traducidas y me interne en la zona de adoración. Una sala que no fue destruida,aún mantenía su estructura completa. Hecha de mármol blanco y con algunos diamantes incrustados en las paredes. Deje de lado aquella maravilla para fijarme en el centro de la sala una pintura, muy rara para aquella época de una mujer muy bella, parecía no tener más de veinte años. Su piel era tan blanca como el mármol que rodeaba toda la sala, sus ojos eran de un negro profundo y su mirada denotaba tristeza y a su una altivez que muy pocos tienen, el cabello que llevaba era largo hasta su cintura era ondeado y de color castaño con brillos rojos que sobresalían. En la imagen llevaba un vestido muy sencillo que parecía ser hecho a mano de un color rojo muy exquisito, una pequeña tiara de plata sujetaba parte del cabello, un collar con cadena de plata y un rubí como dije que al fijarme sentí que se me hacia familiar. 

Sin percatarme de la situación me fije en la imagen de manera más global y fue una sorpresa saber que parecía era muy parecida a mí. Salí corriendo, sin percatarme del empedrado camino, y choque con un campesino.

-¿Por qué reverencian a aquella mujer?- grite y sujeté, alterada y nerviosa, al pobre hombre. Sin embargo, no recibí respuesta alguna -¿Por qué lo hacen?- volví a gritar.

Mas cuando me di cuenta de la realidad ya no estaba en aquel bosque frondoso me encontré en un lugar muy oscuro y tenebroso. Sentía como hacía salir a flote mis malestares y mis penas. Sentí que estaba dentro de un abismo. 

-Oh! que veo por aquí- apareció un ser muy andrajoso, no se le miraba la cara, pero estaba sucio y tenía un aspecto horrible como si tuviera alguna enfermedad degenerativa o como si hubiera sido torturado por horas -Te siento dudosa pequeña alma- se acercaba a mi lentamente -este lugar es conocido como el Pozo- sonrío ladinamente -aquí caen las almas que fueron selladas junto al poder ilimitado y el pozo absorbe la vida y se alimenta de la desdicha de los que estamos aquí hace mucho que no encontraba un alma- cuando llegó a mi y me vio el rostro se paró en seco y salió del lugar sin decir más. Camine por el lugar para poder buscar una salida y volví a chocar con alguien. Era una persona mejor vestida pero no me miraba a los ojos -Mi señora sabe que no debe salir de la torre,El Pozo es muy peligroso- caminamos por un largo tramo y con cada paso que daba el lugar se iba aclarando hasta que llegamos a una zona desértica en la que se observaba una torre que solo tenía una puerta. 

-¿Qué es este lugar?- pregunte.

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Esto es todo por ahora 

"En Busca del destino"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora