FRUTOS

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He notado que he dado algunos frutos buenos.

Soy como una planta que está empezando a dar su fruto, pero estos son todavía muy pequeños y les falta madurar. Sin embargo, me alegra ver que hay esperanza para mí.

El agua que ha regado esta planta sé que has sido tú, con tu Palabra y la predicación de la Iglesia. Muchas gracias.

Voy entendiendo aquello de lo que hablaba santa Teresita: "Todo es gracia". Es difícil explicarlo y entenderlo hasta que uno mismo lo vive.

Tu palabra ha caído sobre mí como un suave rocío y, sin que yo lo sepa cómo exactamente, esa agua me ha ido empapando y llegando hasta la raíz. No tengo mérito en esto, sino que ha sido una obra tuya. Lo único que yo hice fue sentarme y dejar que me abras el oído para escucharte.

Una planta no hace nada para atraer a la lluvia, sino que se deja mojar por ella. Del mismo modo, tú has tenido compasión de mí y has dejado caer la lluvia de tu palabra y tu gracia sobre mí, para que yo crezca y dé frutos. Mi tentación es resistirme a tu amor gratuito y cerrar mis oídos a tu voz. Que no me resista Señor.

Dar fruto es un milagro en mi vida; me ayuda a comprender que de verdad no hay nada imposible para ti.

Se cumple aquella parábola del hombre que sembró una semilla y mientras él dormía, esta crecía.

Ayúdame a dejar de intentar hacer todo con mis solas fuerzas.

Gracias.

Te quiero.




-ARIEL, 31 DE JULIO DEL 2021

- ARIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora