JACK Y LOS FREJOLES MÁGICOS

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Viendo la historia de Jack y los frejoles mágicos, me di cuenta de que coincidía con el evangelio del día: la semilla que crece sola y el grano de mostaza.

De un pequeño frejol salió una planta tan grande que llegaba hasta el cielo. El Reino de Dios empieza aquí en la tierra cuando uno acoge tu mensaje, tal y como la planta tenía sus raíces en la tierra aunque creciera hasta el cielo.

Del mundo de arriba que tocaba el cielo, Jack bajaba objetos valiosos. Del cielo nos vienen los tesoros de la gracia.

Los niños tienen un corazón mejor dispuesto a recibir la Buena Noticia y se dejan elevar por ti, sin temor a que los sueltes porque se dejan amar. Así como Jack que, por ser un niño, no dudó en aventurarse a subir hasta el cielo; dudo mucho que su mamá hubiera hecho lo mismo.

Jack cambió una vaca (lo más valioso que tenía) por los frejoles. De la misma forma debemos renunciar a muchas cosas para tener un corazón libre que acoja el Reino de los cielos. Jack supo ver que los frejoles eran más valiosos que la vaca (lo cual era absurdo para un adulto); necesitamos un corazón humilde y sincero para saber reconocer el gran tesoro que es la vida eterna, y que no se compara con los bienes de este mundo.

La vaca ya no daba leche: lo que atesoramos en esta vida, en algún momento se acaba o ya no lo tendremos, y pronto notamos que esa "leche" (los afectos humanos, placeres, logros) no nos sacian, porque solo tú nos das el verdadero alimento que alivie el hambre de nuestra alma.





-ARIEL, 30 DE AGOSTO DEL 2021

- ARIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora