Habían transcurrido varios días desde el encuentro infructuoso entre Tom y Beatrix; y varios días desde que una pregunta: «¿qué se supone que voy a hacer ahora?», rondaba su cabeza demasiado a menudo, de forma pertinaz, sin encontrar una respuesta satisfactoria. Y todos los días, ella se refugiaba en sí misma, pasando horas y horas frente a la ventana con la mirada perdida en el horizonte. Ella estaba turbada, nerviosa... Su rostro reflejaba todo el cansancio que sentía por la falta de sueño. Sin embargo, intentaba tener una actitud positiva por su embarazo, pero a pesar de sus esfuerzos no lograba mantenerse tranquila.
—Beatrix—ella se sobresaltó al escuchar la voz de su madre; esa voz femenina que irrumpió en sus pensamientos. Beatrix se apartó de la ventana y la cerró—. Hija, baja, la comida ya está lista.
—Enseguida voy, mamá—contestó levantando un poco la voz, viendo que el reloj de su mano izquierda marca las dos de la tarde. Beatrtix no estaba con ánimos de escuchar la cantaleta de su madre, por milésima vez, sobre la puntualidad; así que bajó corriendo por las escaleras, como si la persiguiera el diablo, dirigiéndose apresuradamente hacia el comedor.
Al entrar en el comedor vio a sus padres sentados a la mesa ya preparada para que comieran los tres, solo faltaba ella; Bea ya de antemano sabía que ellos estaban ahí, porque cada sábado y domingo, regularmente a las 2:00 pm, toda la familia se reunía para comer.
La familia de Beatrix era una familia típica de clase media, es decir, la familia formada por la madre (Olga), el padre (Diego) e hija (Beatrix). Su padre Diego Torres era ingeniero civil: un profesional que supervisa que todo el proyecto se cumplía de acuerdo a lo planeado. Se trataba de un hombre apuesto, maduro, de 48 años; de carácter afable, para él su familia estaba por encima de todo. Su madre Olga Lozada era una enfermera calificada que trabaja en el hopital local. Una mujer muy bella, de 46 años, con pelo negro corto.
Beatrix tenía una buena relación con sus progenitores, pero se sentía más apegada a su padre, a quien «amaba con locura». Era hija única, tan dulce y modesta; la niña modelo que todos los padres querían tener: un ser humano excelente que buscaba siempre el bien para ella y para los que le rodean, una estudiante exitosa; becada por la universidad de Miami para estudiar la carrera de Licenciatura «doble grado» en educación infantil y educación primaria.
El comedor estaba en absoluto silencio, la tensión se hizo cada vez mayor. Olga estaba callada, eso era inusual en ella porque habla por los codos. Beatrix se veía distraída y pálida. Deseaba que acabara la cena, y rápidamente.
—Hija, ¿tienes planes para hoy?—preguntó su madre.
Realmente ella no tenía ganas de salir, pero Silvia se había entusiasmado tanto con la idea de hacer una visita a centro comercial «Bal Harbour Shops» que Bea no tenía corazón de decepcionarla, así que aseptó acompañarla.
—Bueno, me voy a encontrar con mi amiga Silvia, he quedado con ella—respondió Bea.
Cuando todos terminaron de comer, Beatrix agarró su plato y los de sus padres, y los llevó en cocina. Volvió y empezó a limpiar la mesa...; recogió todo lo que estaba en la mesa y llevó los trastes sucios a la cocina, rápidamente los depositó en el fregadero para lavarlos todos. Cuando terminó de fregar los platos y limpiar la cocina, subió a su recámara para cambiarse la ropa. Eligió unos pantalones color coral y una blusa blanca, se puso unos zapatos casuales.
Salió de la casa osea la casa de sus padres; una casa muy linda, sencilla pero muy acogedora. «Necesito despejar mi cabeza», así que decidió caminar hasta el centro comercial en lugar de tomar el autobús. El día estaba espectacular, pero Beatrix no se daba cuenta de eso. Ella parecía aburrida e indiferente mientras caminaba sin prisa por la calle, pero en realidad sentía miedo e incertidumbre al futuro. El temor a lo desconocido. «Tengo que organizar mis ideas para tomar las mejores decisiones sombre mi futuro y de mi bebé. También tengo que hablar con mis padres, ellos todavía no saben que estoy embarazada. ¿Cómo reaccionarán?» se preguntó preocupada.
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No estarás sola
RomanceSantiago Villalobos un hombre guapo, encantador y sexy libertino, un mujeriego incorregible, tenía su vida perfecta trazada para él. Casarse con la joven rica de los sueños de su madre. Beatrix Torres es una hermosa joven de 20 años , que en su vida...