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BASE CENTRAL MILITAR, PALACIO IMPERIAL

---REPÚBLICA DE SAN MAGNOLIA

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“SE INFORMA A LOS ALTOS MANDOS, EL INICIO DE LA REUNIÓN EN LA SALA PRINCIPAL DE LA BASE CENTRAL. COMPROMETIDOS CON NUESTROS IDEALES Y FIELES PRINCIPIOS, SEGUIMOS TRABAJANDO. ¡HONOR Y GLORIA A NUESTRA REPÚBLICA DE SAN MAGNOLIA!”

Anunciaba una voz llena de júbilo por uno de los altoparlantes dispuestos en el elegante y amplio palacio imperial de  la gran república de San Magnolia.

—Jaja, entonces ¿esos imbéciles piensan que van a invadir nuestro territorio?

— Qué opina nuestra princesa ¿eh?

—En vez de estar perdiendo el tiempo despotricando contra otros debe… — Mayor Millize, por acá por favor, el superior Jérome le espera en la sala.

Vladlena Millize, perteneciente al cuerpo de defensa de la república, era una hermosa chica albina y noble, apariencia delicada,  miembro de las líneas de defensa de la nación del sur. Idealista pero inocente ante las creencias de conciliar paz con las naciones enemigas y con la nación del norte. Destacaba por su capacidad estratégica, como mediadora y por su determinación. Pero era precisamente eso, su debilidad en el campo en pensar en la ingenuidad de una realidad que quizás no llegaría nunca, un ideal de paz.

  Sin embargo en ese tiempo de guerra, en San Magnolia eran los ciudadanos de calle quienes tenían esperanzas en la respuesta del cuerpo de negociaciones estratégicas formado por personalidades notables de las familias de más alto rango, pensadores y militares.
 
—Lena,  ¿estas segura de la decisión que has tomado?
 
—Señor, en todo este tiempo mi decisión no ha cambiado, y creo que este acuerdo de paz con la nación de Guiade es un buen paso…sin embargo, pienso que aún tenemos un largo camino por recorrer, pero enviar a solo unos pocos hombres a negociar no fue la decisión más acertada
 
—Para Lena —suspiró—. No creo que hayamos enviados a las personas equivocadas y enviarte a ti allá hubiese sido un grave error.
 
—Tío Jerome, sabes que quienes fueron enviados no están realmente interesados en lograr ese acuerdo, aceptarán cualquier respuesta en vez de insistir, te ruego que por favor, me dejes ir, sé que puedo conseguir un avance y quizás… — ¿Y quizás Lena? Sobrina como tú misma lo has dicho no es algo que vayamos a conseguir en una primera reunión, así que esperemos la respuesta que recibiremos y mientras prefiero tratar contigo otro asunto.
 
Lena sentía que su decepción iba a más, esperaba que su tío realmente la apoyara pues era uno de los líderes del cuerpo estratégico más importantes de la república y quien al final tomaba la decisión de las últimas acciones a ejecutar. Su tío era un hombre alto, albino, aparentemente amable pero de carácter firme  y soberbio.
 
—Permiso señor, ha  llegado el comisionado Kim —anunció un sirviente
 
—Lena, me gustaría seguir hablando contigo pero ahora mismo debo atender al comisionado.
 
—Me gustaría quedarme, quiero estar al tanto de los resultados de la reunión.  — dijo mirando a los ojos a su tío.
 
—Lo sabrás en la reunión con el consejo, ahí te enterarás de todo, por favor Lena —respondió en tono amable haciendo una señal de reverencia mientras se dirigía a la salida de la sala.
 
—Está bien— Lena sabía perfectamente que algo extraño, andaba sucediendo, sus sospechas habían comenzado desde hace un tiempo, y sospechaba que los acuerdos de paz no habían avanzado en todo este tiempo, porque en su propia nación en el fondo no buscaban la paz sino aprovecharse del cuerpo militar de Guiade para su propio beneficio y esto sin duda le molestaba.
 

 
El reloj marcaba la hora de la reunión del consejo, y Lena aguardaba la respuesta que tanto había esperado.
 
—Hemos reunido a todo el consejo de defensa y estrategia para dar a conocer los resultados de la reunión con la nación del Norte, Guiade. — habló un hombre anciano.
 
Todos miraron, incluso Lena, que estaba sentada en una de las sillas de la gran mesa redonda. Comenzó a hablar el comisionado Kim:
 
—Bien, la reunión no fue fácil, y lamentándolo mucho no se pudo concretar nada.  La guerra se extenderá, 2 años más.
 
Susurros y asombro, se escucharon en la sala, pero Lena, sólo se sentía cada vez más decepcionada por los pocos esfuerzos que hacían por realmente conseguir la paz. Ciertamente, el comisionado había sido enviado para acordar la paz pero él no iba realmente con esas intenciones.
 
 
— ¿Puedo saber, a qué fue realmente usted a la nación? — Preguntó Lena, y toda la sala la miró expectante.
 
Kim la miró y respondió — me temo, que a lo mismo que todos esperamos, la paz pero también quise intentar acordar con ellos una negociación de tregua temporal.
 
—  ¿Tregua temporal? — Si comandante Millize, estamos tratando de explorar la zona tan peligrosa que nos separa y que muchos sabemos que aguarda graves peligros para ambas naciones. ¡Necesitamos unirnos!
 
—  ¿Para usar sólo al cuerpo militar de ellos y esconder a los nuestros? —.Pregunto en tono escéptico — Durante años no han hecho más que regocijarse en una falsa tranquilidad, vendiéndoles a los ciudadanos una idea de paz, y fin a la guerra, ¡¿para que al final lo que busquen sea todo lo contrario?! ¡Debemos hacer todos los esfuerzos necesarios, se lo debemos a todos los ciudadanos!
 
— Entiendo que una pacifista como tú piensa que podemos llegar a la paz pasando por alto muchas cosas, pero entiende algo, tenemos un problema mayor que lograr la paz. — Respondió con tono serio, y prosiguió — Uno de sus generales me llevó a hablar con su consejo militar y ellos piensan lo mismo sobre la zona que nos separa, pero les importa muy poco lograr la paz, así que insistí en mi segundo motivo, a lo que ellos, reaccionaron aún más negativamente,  pero luego de darles mis argumentos aceptaron una unión temporal y ellos mismos decidieron enviar a su grupo de 86 a dicha misión de exploración pero la guerra seguirá.
 

— ¡Lena!, ¡Lena!
—  ¿hmm, Anette…e—eres tú? — Dijo Lena, con voz adormilada — No te sentí llegar, disculpa el desorden —miro al piso, algo avergonzada.
—No,  tienes de qué preocuparte, al menos no conmigo —la miró de soslayo mientras recogía los papeles y reportes de misiones— Mira, que eres un desastre, Lena, no entiendo por qué te importa tanto lo qué le suceda a esa nación, son nuestros enemigos.
—Anette, sé que no puedo cambiar el destino de ellos y mucho menos el nuestro, pero daré mi mejor esfuerzo porque cada paso que demos no sea en vano y la paz llegue finalmente— respiro hondo, antes de soltar — Quiero, quiero que seamos una sola nación, quiero que los niños y cada habitante pueda tener esperanza de un mañana donde puedan estar en un mundo, que amen de verdad.
—No puedes cambiar el futuro Lena, no seas ingenua, te lo he dicho antes, esta guerra no acabará hoy ni mañana— pero,…—Nada, Lena, sino son ellos vendrá otra nación y así estaremos hasta que acaben con nosotros, debes aceptar que la lucha por la paz no es un motivo válido, estamos dañados como sociedad, toda la humanidad sino ¿por qué crees que no nos han venido a ayudar las otras naciones del mundo?

Hopeful WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora