Ikuto es mi Amo ( Amuto ) ( Shugo Chara)

CAPITULO 6: La boda

La chica de cabello rosa estaba temblando, no sabía que podía haberle puesto a ese Té. Estaba paralizada.

—Es un té especial que he preparado para ti—insistió Saya con una sonrisa inocente—. Contiene ingredientes muy especiales, te harán sanar muy poco tiempo.

—E-estoy bien, en realidad me siento mucho mejor—balbuceó Amu.

— ¿Esperas que crea tal cosa? —Dijo con fastidio y luego agregó con una mirada sombría— ¿O estabas fingiendo estar enferma para que Ikuto cuidase de ti?

— ¡No! En verdad me sentía mal...

—Entonces tómalo querida—Saya sonrió dulcemente otra vez—. No querrás que tome medidas más drásticas.

Amu no quería ver sus medidas drásticas, así que tomó la tacita entre sus manos.

—Amu no...—le suplicó Su.

—Bébelo todo...—sonrió Saya.

La chica bebió un sorbo, no tenía un sabor particular. Parecía un té común y corriente. Como Saya la seguía mirando atentamente, terminó por beberlo todo.

—Muy bien, buena chica—Saya se llevó la bandeja y salió de la habitación.

Pudo sentir como algo se revolvía dentro de su estómago casi al instante. Comenzó a sudar y entró en pánico.

— ¿Estás bien Amu-chan? —preguntó Su preocupada.

Amu fue corriendo hasta el baño se hincó frente al retrete y comenzó a vomitar.

— ¡Amu-chan! —exclamó Ran preocupada.

— ¡Ay! ¿¡Por qué lo bebiste!? —le reclamó Mikki con lágrimas en los ojos.

Ran, Mikki y Su se morían de la preocupación, pero finalmente Amu dejó de vomitar.

—Me siento mejor...—dijo Amu respirando con dificultad.

— ¡Tenemos que hacer algo! —Sugirió Ran—. ¡Tenemos que contarle a Ikuto! ¡No se casaría con ella si supiera las cosas que te hace!

—No puedo arriesgar a mi familia—Amu se recostó en la cama.

Al día siguiente Amu se sentía mejor así que decidió hacer sus tareas cotidianas. Estaba sirviendo el desayuno en el jardín. Ikuto bebía una taza de café mientras revisaba las noticias en su móvil.

Amu no pudo evitar percatarse de que él estaba en cada una de las noticias. Al parecer todos hablaban del concierto de violín que había dado la noche anterior. Así se percató de cómo se volvió tan rico.

—Así que eres un violinista famoso, debí suponerlo—sonrió Amu mientras dejaba el jugo de naranja sobre la mesa.

— ¿Ya te encuentras bien? —Preguntó Ikuto—. Puedes seguir descansado.

—Sí, estoy mucho mejor.

Ella se alegraba de que se lo preguntara, no era apropiado pero le gustaba saber que se preocupaba por ella.

— ¿Desayunaste?

—No realmente...—Respondió Amu insegura—. Me levanté tarde y debía preparar el desayuno.

—Entonces siéntate.

—No creo que sea una buena idea...—dijo nerviosa, mirando alrededor para ver si veía a Saya en algún sitio.

—Soy tu amo, ¿No es cierto? —le miró atento—. Te ordeno que te sientes.

Amu suspiró con nerviosismo. Otra vez con eso. Así que se sentó a su lado.