Felix pasó su mano por aquel viejo árbol en el que se ocultaba cuando era un niño de cinco años y jugaba a las escondidas con Bangchan, la única persona que realmente le había acompañado en su infancia y adolescencia.
Ahora, con diecisiete años cumplidos, deseaba volver a esos tiempos donde su única preocupación era aprender a controlar su poder.
La pubertad había llegado muy repentinamente a él, ya no medía sus 1.59 como a los doce años, ahora era todo un hombre de 1.72, su voz aguda había sido sorprendentemente remplaza por una voz grave y sus facciones se habían endurecido.
Lo único que mantenía eran sus incontables y hermosas pecas, incluso había más de cuando era pequeño.
Un ruido lo puso alerta, haciendo que agarrase su dorada espada de inmediato y estuviera atento. Tal vez era algo idiota ponerse a alerta cuando estaba en el bosque pero Bangchan le había enseñado que hasta el más mínimo ruido podía ser algo malo.
Otro ruido le alertó y justo cuando estaba por girarse cuando sintió como sus ojos eran tapados repentinamente, su espada cayó al piso al soltarla por el susto, convirtiéndose en polvo de inmediato.
Sintió la desesperación invadirle al sentir más personas llegar y como hablaban entre ellos. Intentó crear otra espada, fallando cuando sus manos fueron agarradas y finalmente, deseando que alguien estuviera cerca, gritó lo más fuerte que pudo.
Un golpe le fue proporcionado en su rostro ante el grito y luego empezaron a llevarlo hacia quien sabe donde, luchó moviéndose hacia todos lados para atrasar lo más que pudiera en caso de que alguien fuera a ayudarle hasta que por fin lo escuchó.
Más personas acercarse, su cuerpo cayendo al piso, sus ojos siendo descubiertos devolviéndole la vista y Bangchan abrazándole.
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--Por lo que pudimos reconocer son guerreros de Cyril. --Murmuró Bangchan, acariciando con cuidado los cabellos de un dormido Felix. --Ellos saben de la sangre dorada, Minho.
--Maldita sea. --El rey gruñó, acariciando de igual manera los rubios cabellos de su hijo. --De seguro mandarán más guerreros al darse cuenta que los suyos no vuelven, Felix no estará a salvo ni siquiera aquí en el castillo.
Minho realmente se había asustado al ver a Bangchan llegar al castillo cargando a Felix que no podía dejar de llorar, realmente aterrado. El príncipe se había aferrado a su padre de inmediato y no se había logrado dormir hasta unas horas después, donde Bangchan y Minho estuvieron ahí dándole mimos pues Jisung estaba un viaje a su reino.
--Tengo una idea de lo que podrías hacer. --Murmuró Bangchan, mordiendo su labio sin estar totalmente seguro de lo que iba a decir. --Pero no sé qué tan buena o eficiente sea.
--Cualquier idea me sirve ahora, Chan.
--Dejarán de buscarlo si lo creen muerto. --El pelinegro acarició la pecosa mejilla de Felix, limpiando sus rastros de lágrimas. --Llévalo a la casa de algún habitante del pueblo pero que nadie lo sepa, declara a Felix desaparecido, inicia una búsqueda y que crean que el príncipe Felix murió. --Bangchan suspiró, mirando a Minho. --Sé que será difícil porque no podrás convivir con tu propio hijo pero con eso dejarán de buscar a Felix y cuando todo se calme él podrá volver.
--Les declararé la guerra. --Sentenció Minho, como si no hubiera escuchado a Chan.
--¿Qué?
--Es decir, esto no se calmará, si no tienen a Felix vendrán a por mí, si les declaro la guerra y ganamos ya no habrá peligro.
--Es un buen plan, solo que debes estar seguro de poder ganar.
--Estoy seguro de que podremos ganar. --Minho puso su mano sobre la de Bangchan, sonriéndole dulcemente. --Muchas gracias Chan, siempre me estás apoyando y sabes qué decirme.
--Es lo que los mejores amigos hacen, Ho. --El rizado alejó su mano de la del rubio, tratando de controlar su propio corazón.
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--Hana. --Minho se acercó a la única mujer que realmente era de su confianza.
--Rey Minho ¿Necesita algo? --La azabache sonrió, sonrisa que desapareció al ver la desesperación y preocupación en los ojos del rey.
--Necesito pedirle un favor. --El rubio agarró las manos de la mujer, agachándose. --Por favor, acepte a mi hijo en su casa. El día de hoy mi pequeño Felix ha sufrido un ataque por parte de otro reino que se ha enterado de nuestra poderosa sangre y necesito que Felix esté oculto por un tiempo y usted es la única persona en la que realmente confío. --Minho miró a la mujer, aún arrodillado en el piso. --Por favor Hana, luego de esto usted no tendrá que trabajar y cualquier cosa que usted necesite será dado por mí.
--Usted sabe que el pequeño príncipe es como un hijo más para mí. --Hana sonrió levemente, agarrando las manos del rey para que se levantara. --Yo estaré orgullosa de llevarlo a casa y poder protegerlo todo el tiempo que usted necesite.
Y Minho se abrazó a la mujer, rompiendo en llanto ante el sin fin de cosas que pasaban por su mente.
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Argath Royalty
FanfictionLa realeza del reino de Argath tiene un gran secreto oculto en su sangre pero ¿Qué pasaría cuando este secreto salga a la luz poniendo en peligro la vida del príncipe Felix y sus amados padres Minho y Jisung? -Mi sangre es especial, es por eso que s...