Capitulo II

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En una mañana normal Eren dormía plácidamente hasta que los rayos de sol empezaron a molestarle sobre su cara provocando que este abriera los ojos.

-Umm… Ya es de día, debo arreglarme para ir con los del escuadró.-Decía con una voz adormilada mientras se levantaba y estiraba.-Al menos Mikasa no ha aparecido hoy en mi cama, me hubiera retrasado más.-Pensaba mientras habría la puerta de la habitación para destinarse a tomar un baño pero cierta sorpresa que estaba justo en la destinada salida le impidió el paso, ahí estaba justo en frente de él Mikasa sonrojada con tan solo una toalla.- ¿¡M-Mikasa!? – Habla sorprendido y con algo de nervios.- ¿¡Qué se supone que estás haciendo al frente de mi habitación y en toalla!? ¿¡No deberías estar arreglándote para irnos!?

-E-Eren.-Decía en voz baja y un poco nerviosa.-Estaba pensando… En que podíamos tomar un baño juntos hoy.-Terminaba de decirle mirándolo fijamente a los ojos con una sonrisa "inocente"

-¿¡Q-qué!? ¿¡A que viene eso Mikasa!? ¡Déjate de bromas! – Intento salir de la habitación pero Mikasa no le dejo, terminó siendo abrazado por ella lo cual provoco un sonrojo de su parte.- ¿¡Qué se supone que haces!? ¡Déjame ir!-Intento soltarse pero Mikasa no se la hacía fácil, de tanto moverse y forzarse terminaron cayéndose sobre el piso.- ¡Ah!- Se quejó Eren por el golpe que se había dado, levantó la mirada para fijarse que Mikasa estaba encima de él… Sin su toalla, la cual ahora estaba tirada a un lado de ellos dos, ahora Mikasa estaba totalmente descubierta, podía ver toda su blanca piel, sintiendo sus senos sobre su pecho.- ¡M-Mikasa levántate ya y toma tu toalla!- ella abrió los ojos dándose cuenta de como estaba ahora encima de Eren y lo miró a los ojos sonrojada.

-E-Eren…- Solamente pudo decir eso sin hacer caso a lo que él le había dicho.

-¿¡Qué esperas!? ¡Rápido levántate y ve por tu toalla!-Le insistía muy alteradamente

-P-puedo sentirlo…-Decía dirigiendo sus ojos hacia cierta dirección, así es, Eren no fue el único que se levantó de buen humor esta mañana, Eren tenía una erección producto de la situación con Mikasa, Eren estaba apenado por lo sucedido, intento quitar a Mikasa de encima por lo que se movió un poco provocando que su miembro el cual era ocultado por un bóxer rozara la desnuda parte de Mikasa por lo que provocó sensaciones en ella, soltando un pequeño y débil gemido.-E-Eren…

-¡B-baka! ¡No te hagas la dura en este momento y levántate!- Seguía intentando quitarla de encima pero Mikasa se apegó más a su pecho el cual era cubierto por una camisa blanca, ella la sostenía con sus manos apretando más sus senos a su pecho, Eren abrió más sus ojos y se sonrojo más por su acción, pero no dejaba de intentar sacársela, Mikasa gimió porque volvió a sentir el roce del miembro de Eren con su vagina.- ¿¡Pero qué se supone que haces Baka!?- Cerraba sus ojos del enojo por las acciones de Mikasa.

-Disfrutarlo.-Decía levantándose mirando ahora el rostro de Eren, este abrió los ojos encontrándose con los suyos.

No entendió por qué pero Eren se quedó inmóvil viendo a los ojos a Mikasa, se veía tan… dulce, su rostro, sus labios, así es, quería de nuevo besar esos labios que tanto había disfrutado aquella vez, pero sentía que no era suficiente, bajó un poco la mirada para encontrarse con los senos de Mikasa, totalmente descubiertos, se sentía apenado por haber hecho eso, pero no quería dejar de mirarla, bajo más la mirada viendo todo su cuerpo.

-Eren, no me molesta puedes mirar lo que quieras…-Dicho esto Eren volvió a mirarla al rostro, esos ojos tan tiernos.-Si quieres puedes tocarme.-Le decía sonriendo.

-Mikasa…-Eren no supo como reaccionar por lo que había dicho la chica que lucía tan dulce por donde miraras, quería probar, si sus labios eran tan deliciosos ¿cómo sería lo demás? Fue interrumpido de sus pensamientos por Mikasa quien le había dado un beso, era como si su mente hubiese sido leída por ella, realmente quería besarla por lo que Eren le correspondió cerrando sus ojos y dejándose llevar, mientras empezaban a mover sus labios y a rozar sus lenguas él empezó a acariciar su espalda bajando más, explorando, dándose cuenta de lo suave que era su piel, bajó hasta su trasero moviendo una de sus manos por su pierna destinándose a dar la vuelta para poder acariciar "un poco más" pero fueron interrumpidos al escuchar que tocaban la puerta.

Haré que me creas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora