Como dije, el chico que había detenido mi pequeño receso estaba a mi lado. Parado muy seguro de sí y lleno de lo que parecía desesperación.
Pensé que no iba a notar mi mirada, que lo juzgaba un poco por solo estar allí parado en lugar de saludar o mínimo decir buenos días.
-¿Buenas?- Finalmente decidí preguntar para romper el ambiente pesado que percibía en la habitación.
-Buenas noches diría yo.- Contestó sarcásticamente.
-Todavía es de día.- Respondí copiando el tono sarcástico en su respuesta.
-Pero no es nada temprano, mi amigo.- Dió un suspiro largo y pesado. -¿Cómo quieres que te ayude a salir de esta habitación si decides levantarte a al mediodía.- Refunfuñó.
-Pues a mi juicio, estoy enfermo. Y mi querido amigo no me había notifocado que iba a ser parte de un plan maquiavélico para sacarme de este castillo.- Contesté enojado.
Él hizo un puchero y se acercó a la orilla de la cama. Arrodillandose mientras se acercaba a mi oido y susurraba en este.
-Signas me ha dado el permiso de sacarte de aquí. Dice que si queremos que te mejores, es mejor que te comencemos a dar un trato más tosco. Igual si prefieres morirte, vas a morir lejos de esta lújubre habitación gris.- Sonrió como si lo que me explicaba constaba de solo buenas noticias.
-¿Así que me voy a morir?- Pregunté con ninguna preocupación.
-No.- Se quedó callado por un momento y prosiguió con una respuesta un poco más alentadora. -No voy a dejar que suceda.-
A pesar que todavía se me hacía un extraño, esas palabras habían sido totalmente sinceras. Podía sentir la profunda honestidad que había sacado de su interior para hacerme sentir un poco mejor.
-Umm... Pero no había necesidad de decirlo susurrado en mi oido.- Expliqué mientras un cosquilleo recorría mi cuerpo.
Sin querer volteé a verlo de frente y al notar la cercanía de su rostro, sentí un zap y unas perras ganas de empujarlo lejos de mi porque había cruzado demasiado mi espacio personal.
-Ah, sí.- Miró al suelo desmotivado. -Lo siento.- Se disculpó pesadamente, regresando a esa atmósfera pesada del inicio.
Suspiré profundamente deseando que la incomodidad se fugara de la habitación como iba a hacerlo en unos minutos si quién se suponía que iba hacerme sentir mejor no dejaba de hacerme sentir peor.
- Me llamo X.- Susurré al aire. -¿Podrías recordarme tu nombre?- Pregunté genuinamente esperando una respuesta que satisfaciera mi curiosidad.
-Soy Zero. Solo Zero.- Respondió con una media sonrisa, como si pensaba decirme más de lo que sus labios pudieron responder.
-Hola solo Zero.- Reí genuinamente sintiendome feliz después de lo que parecían años a pesar de que solo recordaba lo que había echo ayer.
Él se alejó con cortesía mientras se dirigía a la puerta de la habitación como si buscaba solo escapar y no regresar a verme nunca más.
-Era una broma, Zero, no quise-
-Deberías cambiarte.- Me interrumpió. -Mientras dormías traje ropas cómodas para que te cambies y podamos dar un recorrido a la base sin que alguien te vea la cola.-
-La verdad no me molesta que me vean la cola, al menos 10 personas ya me la vieron y todos ellos son el mismo médico.- Bromeé, levantandome torpemente de la cama, buscando estirar mis extremidades para comenzar a cambiar mi ropa.
-A menos que- Llamé su atencióm con mi voz al mismo tiempo que me acercaba a mi closet. -Quieras ser la persona número 11.-
Cuando notó que ya tenía la ropa en mis manos y él todavía se encontraba en mi habitación, su cara se puso roja y volteó rapidamente hacia la puerta saliendo sin pensar dos veces.
Ese acto me causó mucha risa pero decidí reirme suavemente mientras me cambiaba a la ropa más cómoda.
El chico Zero era más fácil de avergonzar de lo que esperaba y me parecía bastante tierno el hecho de que no podía ocultarlo.
Sin notarlo toda mi ropa estaba bien colocada y elegante. A pesar de que parecía haber bajado terriblemente de peso, todavía me quedaban y no estaba de más elogiar el buen estilo de moda de mi yo sin amnesia.
-Eres todo un reploid guapo X.- Me elogié. -Solo que si puedo quejarme de la comida de enfermería, tal vez pueda encontrar algo mejorcito para desayunar y subir el peso que perdí.- Me dí confianza a mi mismo.
No era mi culpa verme así de demacrado. No estaba en condiciones de cuidar mi apariencia si luchaba por mi vida cada segundo de mi existencia.
-Por fin.- Suspiré sonoramente. -Por fin dejaré esta habitación después de tanto.- Me sonreí a mi mismo, intentando tomar la confianza para girar la perilla de la puerta y lograr conectar con el exterior después de tanto.
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Memorias
FanfictionCuando su mejor amigo se vuelve Maverick, X es obligado a olvidar todo de él por su bien y el de la humanidad. Sin embargo, él todavía es parte de su vida y aunque trate de recordarle, se da cuenta que es imposible hasta que una señal desconocida se...