1-Volviendo a las Raíces

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Sam conocía ese olor. Era una mezcla de whiskey y trapos sucios. Muchos trapos sucios. Sus ojos se abrieron y la fuerte luz de la mañana lo obligó a cerrarlos otra vez. Notó que aún llevaba puesta la camisa y el chaleco. Su cabeza estaba algo confusa, pero pronto sus ideas se acomodaron rápidamente. 

Se quejó al sentarse en el colchón duro y la madera de la cama hizo un fuerte crujido. Todo aquel lugar parecía que se vendría abajo en cualquier momento.

Luego recordó, estaban en Sioux Falls, en una habitación de una vieja y maltrecha cantina. Habían estado cazando vampiros toda la tarde, hasta que dieron con el líder del nido. Todo su cuerpo le dolía por la exhausta proeza. Dando un resoplido se puso de pie, y giró para ver la cama vacía junto a la de él, confundido frunció el cejo.

Claro… Dean había decidido irse con la hija del cantinero. ¿Cuándo no su hermano? buscando escaparle a todo con alcohol o mujeres. Allá él si eso lo hacía feliz. Aunque Sam sabía que eso no era cierto.

Buscó sus pantalones, su botas y su cinturón de cuero, luego se armó, y se puso su sombrero. Quizás tomar un baño no le haría mal.

Bajó las escaleras para preguntar al cantinero dónde podía bañarse, cuando encontró a Dean sentado en una de las mesas, junto a un hombre que él conocía muy bien.

-¿Bobby?- el joven cazador se acercó expectante.

Entonces el sujeto que había sido como un segundo padre para ellos, lo miró a los ojos y le sonrió diciendo:

-Hola Sam. ¿Cómo has estado hijo?

-Ven, Sam. Siéntate.- le pidió Dean, señalando una de las sillas a su lado. Su rostro se veía sombrío.

Sam lo miró extrañado, pero obedeció. Tenía miedo de preguntar, porque algo dentro suyo le decía que Bobby no estaba ahí solo porque los extrañaba. Algo malo había sucedido.

Y ahora Bobby lo estaba mirando con los ojos llenos de lágrimas, y su hermano estaba haciendo eso con la mano recorriendo su rostro de la frente al mentón. Si. Definitivamente algo andaba mal…

-Sam, tu padre murió.

El muchacho pestañeó, y luego miró a su hermano. Dean estaba secando una de las lágrimas que habían escapado de su intento de borrarlas. Había un puñal clavado en su pecho, o al menos así se sentía todo.

-¿Cómo sucedió? ¿Dónde?- quiso saber Sam.

Dean respiró hondo, y dirigiendo su mirada hacia él, le dijo:

-Estaba tras la pista del monstruo de ojos amarillos.

-La pista lo llevó a Golden River- agregó el viejo cazador.

Sam sentía su boca seca, aún no podía procesar la noticia:

-¿Y tú crees que él fue quien lo mató?

Bobby suspiró y entrelazó sus manos sobre la mesa pensativo:

-Sí. Sospecho que tu padre lo encontró, en el mismo lugar en donde lo habían visto la primera vez.

-Dónde mató a mamá.- dijo Dean, y apretó sus labios solo al recordar la escena de su madre ardiendo en el techo.

La muerte de Mary Winchester había sido demasiado para John. El pobre hombre que había servido en el ejército, vio su mundo derrumbarse a partir de ese día. No solo perdió a su esposa, sino que se perdió a sí mismo.

Dean recordó todas las noches que el viejo pasaba leyendo una y otra vez su diario, revisando sus propias notas, para ver si algo se le había escapado. La única certeza que tenía era que el asesino de su esposa no era humano, sino un monstruo de ojos amarillos.

Blue Fire (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora