Blue Fire (COMPLETA)

3- Unidos

Sam vió aparecer de la nada a Castiel que traía a Dean de regreso. El joven cazador corrió hacia ellos:

-¡Dean! ¡Dean! ¿Estás bien?

-Sí…- respondió Dean con voz queda, luego mirando a Castiel de reojo, continuó:-Cas me sacó.

-No creo que vuelvan por tí.- Castiel aseguró, y luego Sam recordó la forma en que habían llegado, sumándole que el tipo supuestamente había bajado hasta el Infierno para traer a su hermano… algo no encajaba allí.

-Gracias, Cas.- Sam se acercó a él, con ojos sospechosos:-Pero… ¿Cómo es que lograste hacer todo esto?

Castiel suspiró, bajó el rostro como si estuviera dándose un momento a sí mismo para pensar lo que estaba a punto de decir. Los dos hermanos lo miraban expectantes. El comisario apretó sus ojos con sus dedos, y luego enfrentó las miradas de los cazadores:

-Yo… yo soy un ángel.- Contestó al fin. Sam y Dean abrieron los ojos de par en par. Dean pensó que eso explicaría muchas cosas… más que nada el hecho de que el hombre era devastadoramente atractivo. 

-Ya… ya veo…- murmuró Sam, asintiendo.

Castiel se colocó en medio de ellos:

-Ahora que saben que yo estoy protegiéndolos, no se atreverán a hacerles daño.- les dijo.

Dean agachó levemente la cabeza, y mirando a su hermano por el rabillo de su ojo, murmuró, sonrojado:

-Ellos le temen… y mucho…- Dean no entendía por qué reconocer eso, hacía que su corazón se acelerara. De pronto, un dolor en su hombro izquierdo lo hizo fruncir el ceño. Se llevó una mano al lugar donde le dolía, Sam notó eso y la expresión de dolor en el rostro de su hermano.

-Dean, ¿Sucede algo?- preguntó preocupado.

-Es mi marca.-les señaló el ángel, apuntando al hombro del mayor de los Winchester.

-¿Tu qué?- Dean lo miró con una mezcla de extrañeza y terror.

Los hermanos vieron que el ángel revoleaba los ojos y suspiraba otra vez, entonces Sam ayudó a Dean a descubrirse el hombro, y allí estaba:

-Es tu… tu mano. ¿No es así?- preguntó Sam, admirado. Dean estaba con la boca abierta sin poder hablar de lo bizarro y a la vez íntimo, que era todo aquello.

-Sí.- admitió Castiel, luego se acercó a Dean, y lo miró fijo, el cazador quedó sin aliento:-Te he marcado como mío.

Dean pegó un respingo y su rostro se incendió de vergüenza:

-¿Qué tú hiciste qué?- Dean estaba al borde del grito.

-¿Qué significa eso?- Sam puso una mano en el otro hombro de Dean, para calmarlo.

-Significa…- Castiel miró a Sam, y luego fijó sus ojos otra vez en Dean. El pobre cazador estaba sin aliento:-Significa que tú y yo estamos unidos ahora.- Dean sentía que los ojos de Castiel lo estaban atrapando, su boca seca. Sabía que debía resistirse, o decir algo que sonara bien macho para salir de todo eso, pero por el momento no podía, el ángel continuó:-Significa que ellos no pueden tocarte, porque me perteneces.

Dean tragó con dificultad, luego fingió una sonrisa, y dijo, desviando la mirada:

-Vamos, ya te he dicho que yo no soy de esos.

Castiel frunció el ceño confundido y ladeó la cabeza.

Sam se acercó a ellos:

-No, Dean. Esto es perfecto.- dijo convencido:-De esa manera ya no podrán llevarte al Infierno otra vez.- su hermano mayor lo miró de reojo, luego Sam se dirigió a Castiel:- Y dinos Cas, ¿Por qué estás aquí?