2- Hay un nuevo comisario en el pueblo

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Sam y Dean llegaron a la morgue del pueblo casi a las corridas. Un sombrío hombre los recibió y los guió en silencio hacia dos cadáveres que aguardaban su tratamiento sobre las mesas.

-Es una verdadera desgracia la muerte del sheriff y su esposa.- Les dijo el hombre, con un rostro inexpresivo. Tenía cabello gris y estaba algo encorvado. Vestía con colores oscuros y llevaba un sobretodo negro, casi hasta sus pies. Su nariz aguileña se arrugó al descubrir los rostros de los muertos.

Sam y Dean se miraron perplejos.

-No puedo explicar el color grisáceo de su piel. Tampoco los ojos hundidos.- explicó el morguero:-también es raro que está mañana el sheriff ya tuviera un reemplazo.-

-¿Un… reemplazo?- repitió Dean, mientras Sam se agachaba para observar la comisura de los labios del sheriff, y frunció el ceño. Había un polvillo amarillento.

-Sí, un extranjero que nadie conoce.- Dijo el hombre con un deje de desdén:-No creo que encaje bien aquí. Terminará yéndose en unos días.-

Sam tosió, y luego de revisar los labios de la esposa de O'Brien, se irguió en su lugar:

-¿Tiene algún pañuelo o… trapo que no utilice?- pidió el más joven. Dean lo miró curioso. Sam le devolvió la mirada y frunció la boca.

-Por supuesto.- El hombre caminó hacia una mesa próxima, llena de herramientas y utensilios, tomó un trozo de tela color gris, algo polvorienta, y se lo dió. 

Sam limpió suavemente los labios del sheriff, y se lo llevó a la nariz:

-Azufre.- Susurró, mirando a su hermano mayor. Dean tragó con dificultad, porque reconoció lo que su hermano pretendía indicar con esa evidencia.

-¿Está todo bien?- preguntó preocupado el hombre, cuando alguien los sorprendió.

-Buenos días, ¿Me preguntaba cuándo iban a estar listos los cuerpos para el funeral?- era David, el amigo del sheriff.

-Oh, sr. Humboldt, por supuesto, en unas horas señor.- se disculpó el morguero. 

El señor Humboldt observó con ojos entrecerrados a los dos jóvenes cazadores:

-A ustedes no los conozco.- dijo:- Yo soy David Humboldt, amigo del sheriff O'Brien.- extendió su mano a modo de saludo, y Dean la estrechó y luego Sam.-Yo fui quien los encontró, fue terrible… espero se encuentre a quien hizo esto.- David negó lentamente con la cabeza, y a Sam le pareció que fingía tristeza.

-Yo mandaré a avisarle cuando estén listos.- El morguero le prometió, y entonces David saludó y se marchó.

-Nosotros también debemos irnos. Gracias por dejarnos verlos.- dijo Sam, casi empujando a su hermano fuera de allí.

-Oye, oye, ¿Qué te sucede?- preguntó Dean, algo molesto con los empujones.

-Huele tu mano.- pidió el más joven. Dean frunció el ceño.

-¿Para qué rayos…?

-Hazlo, Dean.- Volvió a solicitarle su hermano, esta vez fue como una orden, así que Dean obedeció. Acercó la palma de su mano a su nariz, y luego de oler, sus ojos se abrieron asombrados.

-Azufre.- dijo.

-Exacto. Debemos seguir a ese tal David.

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Sam y Dean decidieron seguir al señor Humboldt, lo hicieron con gran sigilo, y el sujeto no notó sus presencias.

Notaron que estaba regresando a la casa del sheriff, pero no exactamente para entrar en su morada.

Blue Fire (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora