Iskander Proseo es el nombre de este guerrero
ateniense, el cual pierde todo sentido de justicia de paz por una mujer de belleza deslumbrante, y ahora busca sanar aquello que rompió y destrozó la guerra
sanar y limpiar las lágrimas de sangre.
Caronte remaba por el río aquéronte tranquilamente, su barca pasaba a las orillas del castillo del rey Hades, en las cuales a las lejanía divisa a la reina. Tenía que hacer algo, pero no recordaba ¿que? ¡Al fín! Recordó que debía hacer. Habían pasado ya 2 meses desde que conoció a ese hombre raro.
Iskander era su nombre. Debía hablar con la reina sobre el, sé repetía en sus pensamientos, al acercarse a las orillas donde la reina del inframundo, la diosa perséfone, sé encontraba.
_¡Hola, Caronte! _saludaba la diosa con una dulce sonrisa.
_ Mi reina_ Caronte en señal de respeto hace una reverencia bajando la mirada.
_Sin tanta formalidad, Caronte. Tu y yo somos amigos ¿No? Además Hades no está, puedes hablar con normalidad_ la calidez en la voz de la gentil diosas tranquiliza a cualquiera y Caronte no era la excepción.
_Claro, mi señora_ Caronte sé levanta_ ¿Cómo está? Mi gran señor Hades.
_ Ocupado, como siempre ¿Y tú? Alguna novedad Caronte.
_Mi señora... Tengo una petición para usted _ la diosa perséfone, dulce amable y hermosa, pero tan poderosa como el rey, pensaba Caronte.
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_Claro, dime de qué se trata.
_ Conocí a un hombre cuando lo llevaba a su juicio, este hombre fue el emperador de Grecia, Iskander es su nombre y me pidió que hablara con usted en su nombre, quiere ver al dios Hades.
_¿Porque? Ese hombre quiere ver al rey_ pregunta la diosa con extrañeza.
_Dijo algunas tonterías sobre volver al mundo de los vivos, pero lo ví tan decidido, tenía un brillo diferente en los ojos, tal vez... Sea una tontería, pero creo que por sus venas corre sangré divina.
_¿Porqué? Crees eso Caronte.
_ No lo se mi reina, solo son supociones mías, lo que si se es que ya fue jugado por el juez Minos. No se cual fue su sentencia, si quiere saber más sobre el tendrá que hablar con el juez. Creo que hasta sentí cierta empatía por el.
_ Bueno si a ti te dió esa impresión, puedo escuchar su historia_ respondía la diosa con una dulce voz.
_ ¡Enserio! Mi señora, sé lo agradezco mucho _ Caronte sé inclina haciendo una reverencia_ Mi reina si me disculpa debo volver a mover las almas antes de que el señor Hades se enteré.
_Esta bien Caronte, puedes volver.
Con una reverencia Caronte se despedía de su reina mientras se alejaba en su barca, mientras la reina perséfone se dirigía al palacio del juicio, la primera prisión.
"*"*"*"*"""**""" PALACIO REAL DE ATÉNAS
En el palacio de Atenas, Hadarah no paraba de recordar cada lugar de ese palacio, era como una tortura, pues su mente, sé negaba a dejar de atormentarla.
