006 | Unstable

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Mis  rodillas y palmas ardieron al impactar contra el frío concreto, gotas de sudor caían desde mi frente y se perdían por mi cuello. Mi respiración estaba entrecortada, sentía que me ahogaba por lo cual tuve que abrir mi boca para tomar grandes bocanadas de aire.

Hubo un punto en el que no pude mantenerme y cedí contra el suelo, ni siquiera sentía dolor físico. Lo mental me encapsulaba, superaba cualquier cosa distrayéndome de mi estado. Solo sabía que me encontraba exhausta y que no quería correr más.

Que no quería seguir más.

No fui consciente del tiempo en el que estuve tirada como una jodida muñeca de trapo, probablemente había estado así durante minutos. Lo malo era que, como si hubiera traído anestesia y apenas el efecto estuviera acabando, mi cuerpo empezó a reconocer los raspones que sabía que ahora tenía, mi cabello sudoroso y sobre todo el ardor de mi pechó y costillas, incluso la dureza de la superficie en la que me hallaba acostada.

Me erguí lentamente mientras me sacudía el trasero intentando reconocer donde me ubicaba, había casas pero ninguna tenía una luz prendida o algún indicativo de que eran habitadas. Me encontraba sumergida en una oscuridad que pudo haber sido absoluta sino fuera por las estrellas y la luna que iluminaba lo suficiente para no caerme o chocar con algo.

Suspire a la vez que rebuscaba en el bolsillo de mi sudadera para sacar mi celular, tenia mas de diez llamadas perdidas de Hannah y cinco de Isabel. Fruncí los labios mientras pasaba los contactos hasta llegar al de Ethan.

—Necesito que vengas por mi—pronuncié con la voz enronquecida por la falta de uso en cuanto tomó la llamada.

—¿Qué como estoy? vaya todo va bien, gracias por preguntar. Eres un encanto—su voz imprimía tanto sarcasmo que me fue inevitable rodar los ojos.

—No estoy de humor—susurré y ni siquiera me importó ocultar lo cansada que sonaba—.Te voy a pasar la dirección, quiero que estés aquí rápido—colgué sin darle la oportunidad de refutar.

Le envié mi dirección en tiempo real en lo que me movía fuera de la calle, podría parecer abandonado pero eso no quitaba lo que era y no me arriesgaría a que de la nada pasara un auto y me atropellara.

Sería la forma más estúpida de morir.

Me senté en la banqueta de concreto y en el momento en el que estiraba mis piernas pude percatarme de mi alrededor, de la oscuridad, de como parecía ser la única persona que se encontraba aquí y de cómo este día había estado lleno de recuerdos que durante tanto tiempo me había empeñado a encerrarlos en lo más recóndito de mi mente, en controlarlos para que hoy salieran tan fácil, como si de agua se tratase echando por la borda todo lo que me tomó llegar a la estabilidad.

Eso me provocaba una inquietante sensación de rabia porque me estaba sintiendo como una niña incrédula que no tenía poder sobre sí misma y era irritante ya que hacía mucho que había dejado de serlo. Se suponía que había madurado, batallado para llegar al punto en donde permanecía ahora.

Sin embargo, sabía cuál era el detonante de todo esto pero no podía aceptarlo, no quería. Era aceptar que Michele no se equivoca en lo que decía, mi mente en lo que parecía una manera burlona de decirme : El tenia razón, tu no, no hacia mas que repetir todas las veces en las que el dijo que no debía hacerlo, que iba a salir mal, que me iba a afectar.

Yo sabía en lo que me iba a meter, también que iba a traerme consecuencias, había accedido pero justo ahora me sentía tan rabiosa y vulnerable que por un momento quise dejarlo todo y huir.

Huir muy lejos y después ir con ella.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por las luces delanteras del carro de Ethan, fue una manera rápida de espabilarme y dejar de pensar estupideces. No iba huir, no iba a dejar todo tirado, no iba a detenerme porque Dánae Durm no era una jodida cobarde que se echaba para atrás a la primera, yo persistía, yo siempre cumplía todo lo que me proponía y eso no iba a cambiar nunca.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2021 ⏰

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