Ahí estaba ella.
Tan hermosa como el día en que la deje.
Sus hermosos ojos verdes.
Su cálida sonrisa.
Sus dulces palabras.
Su animo explosivo que contagia de alegría a cualquiera que se encuentre a su lado.
Ahora se veía más madura, más segura de si misma.
Estaba preciosa, su cuerpo se había definido por completo las curvas de su cuerpo eran para morir, para recorrerlas completas y perderse en ellas.
Crecio mas alta y aún así usa tacones.
Su cabello rubio como el sol y rebelde como el viento, ahora se le veía corto y perfectamente peinado.
Ella es una diosa, como es que no me di cuenta antes.Tuve que dejarla por mi apellido y un trabajo que hasta ese momento había pensado me harían feliz. Pero tarde me di cuenta que no es así. Hoy que la vuelvo a ver me arrepiento.
+: ¡Doctora Okogi se le solicita en urgencias, Doctora Okogi presentarse en urgencias!
Ahora es una médico famosa se especializó en cardiología y pediatría. Además que por un tiempo fue nadadora olímpica. Parece que haberla dejado le hizo mucho bien a ella.
Ahora tiene una carrera y un trabajo que desempeña de maravilla. Tal vez sólo deba esperar frente a su consultorio y verla una última vez.
*: ¡Cariño! Venimos por ti. ¿puedes tomarte la tarde libre?
¿Quien es él? ¿cariño? ¿por qué te habla así? ¿Y esa niña?
♡: ¡Mami! Prometiste que hoy iríamos a el parque de diversiones por que tiene temática de osos y es por tiempo limitado.
Yuzu: ¡Cariño! ¡Yumei! De hecho estaba por salir sólo debo dejar estos papeles en recepción y podemos irnos.
Tienes una hija preciosa es igual a ti. Sus ojitos verdes tan expresivos y su tierna sonrisa me encantaron. Le pusiste el nombre que era la mezcla de nuestros nombres. Tienes una hermosa familia. Ya no hay espacio para mi en tu vida.