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Suspiré mirando mi reloj

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Suspiré mirando mi reloj. En unos minutos me tocaba ir al club de lectura.

Mis ganas eran mínimas, pero no tenía más remedio que aceptar. Yaoyorozu me lo había dejado muy claro.

—Vamos, seguro que no es tan malo—Denki me dedicó una sonrisa al mismo tiempo que abría un paquete de galletas—Por lo menos podrías alegrarte de tener a una chica tan guapa de presidenta.

—¿Es qué solo piensas en eso? Me da igual lo guapa que sea.

—Oh, eso es que te parece guapa.

Él me sonrió con diversión a medida que yo desviaba la mirada.

—Para decir ese tipo de cosas mejor no digas nada.

Suspiré y miré en dirección a los pasillos. Yaoyorozu estaba rodeada de estudiantes, pero a pesar de estarlo notaba incomodidad en su persona. Incomodidad que los demás no notaban. Me preguntaba por qué sería.

Encima no dejaba de sonreír todo el tiempo. Qué irritante.

—No iba a malas...—suspiró él con una mueca de tristeza—Solo bromeo, Kyouka.

—Lo siento—suspiré dedicándole une leve sonrisa—Es que no estoy teniendo una buena semana ¿Nos vemos luego?

Su sonrisa habitual volvió a su rostro y asintió a medida que me alejaba de él para irme a la próxima sesión del club.

Sin embargo, cuando iba a entrar para reunirme con los demás una mano agarró mi brazo son suavidad.

—Perdona, necesito hablar contigo.

Era ella.

—¿Hablar o amenazarme?

Su rostro se tensó, pero no tenía la misma expresión que el otro día.

El otro día se parecía a un tigre, hoy se asemeja más a un cachorro abandonado.

—Siento mucho como me comporté—su disculpa me sorprendió. Fue muy repentina—Fue muy grosero de mi parte, sé que no es una excusa, pero había tenido un mal día.

—¿Así qué lo de acorralar a chicas solo lo haces cuando tienes malos días?—le pregunté arqueando una ceja.

Noté como sus mejillas se teñían de rojo por la vergüenza a medida que movía sus brazos alarmada.

—¡Claro que no! Nunca lo hago.

¿Cómo podía alguien ser adorable e irritante al mismo tiempo?

Qué sensación más confusa.

—Oh, que honor ser la primera.

Ella suspiró rendida y me miró con súplica.

—Por favor, me gustaría empezar de nuevo.

Rosas en el jardín | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora