El vacío era un lago de agua imperturbable, sosteniéndolo a flote pero sin moverlo de lugar. No avanzaba. No retrocedía. Estaba estático en el mismo punto en el medio del cuerpo de agua infinito.
Olas comenzaron a atacarlo de todas partes en un parpadeo, encadenado en el lugar en que siempre estuvo con miembros inútiles incapaces de hacerle nadar lejos, desesperadamente aferrándose a la superficie hasta que todo lo que entraba en sus pulmones era galones de agua. (¿Agua?)
Y entonces, Lance despertó.
El mundo regresó a su lugar en un destello cegador de luz blanca y el sonido de una cápsula abriéndose.
En medio de la neblina atascando su mente lance hizo un conteo mental.
Dos brazos, dos piernas. Una cabeza. Veinte dedos. Un torso. Todo completo.
En algún punto de su lista se sintió caer, pero extrañamente jamás llegó el dolor de golpear el suelo. Tampoco siente frío. En realidad, es todo lo contrario. Se siente muy cálido, como si estuviera envuelto en mantas afelpadas como las que su madre tenía guardadas (Eran horribles, realmente. Con feos diseños de tigres demasiado realistas para ser tiernos y lo suficientemente caricaturescos para no ser nada majestuosos. La colección crecía cada vez que iban a visitar a la familia materna de Lance todo el camino hasta México, pero hasta el día de hoy el castaño sigue sin saber en dónde las consigue.) pero no tan suaves, algo más firme. Constante. Vivo.
Hay un murmullo alrededor de lance desde hace unos minutos, aunque todavía tiene problemas ubicando su lugar en la realidad, así que no logra descifrar qué es ni de dónde viene exactamente. Piensa que suena como un arrullo, una suave canción de cuna incluso. Le hace querer regresar a dormir a pesar de la pequeña voz en el fondo de su mente diciéndole que no debe hacer eso. No sabe por qué, pero decide que debe hacerle caso o algo malo podría pasar.
No se ha atrevido a abrir los ojos todavía. La existencia sigue siendo demasiado inestable, y aunque despertó en medio de un resplandor, todo está oscuro ahora. Es aterrador. Teme abrir los ojos y encontrarse flotando en la nada otra vez. Lo cual es inaceptable, porque si algo le sucede seguramente Keith—
¿Keith?
¡Keith!
Los ojos de Lance se lanzan abiertos de golpe a la par en que su torso trata de levantarse, agudo dolor de inmediato nublando su mente y mareando su vista. Suelta un gruñido apagado, roto, apenas audible entre la resequedad de su garganta. No se había percatado de lo sediento que está.
Hay brazos alrededor suyo, ahora se da cuenta, pero el mundo está en silencio y su vista poco confiable. Está en el castillo, eso es seguro. Reconocería los pilares, pulcros suelos y el alto techo de cada habitación incluso muerto.
Ah, es cierto. Lance debería estar muerto. ¿Lo está? Tal vez este es su infierno. una eternidad destinado a soportar estar en el lugar que abandonó de alguna manera horrible, quizás pueda convencer al jefazo de que lo deje trabajar para él, al parecer es bueno para eso de ser un terrible, malvado ser humano que no tiene consideración por nada ni nadi—
"¿Lance? ¡Lance! ¿Puedes oírme? ¡Di algo por favor!" Una voz chilla. Rasposa, rota, desesperada. Lance la conoce, le hace caricias en los oídos y llena de cosquillas su vientre. "¿Allura qué es lo que le sucede?"
Allura... ¡Allura! Claro, Lance no está muerto. Está en el castillo, vivo, apenas salido de una cápsula de recuperación. Parpadea varias veces, por primera vez desde que despertó realmente observando lo que sucede a su alrededor. Allura está frente suyo, mirándolo con esos bonitos ojos llenos de preocupación e incertidumbre. Hunk y Pidge están atrás de ella, ambos llorando aunque no está seguro de por qué. Ve a shiro en un costado de su vista, alejado de los demás, parece aliviado. Eso deja a...
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Little me. || Klance.
FanfictionEn donde Lance sólo quiere sentirse parte del equipo, pero las probabilidades no están a su favor. (one-shot.)