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1971
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1971
"Piensa lógicamente, no con el corazón" la voz dura del señor oh se escuchó desde la cocina con rudeza, ella miró los platos sobre la mesa del comedor, estaba exhausta, sus ojos contenían bolsas y sus manos estaban arrugadas y callosas por la constante batea que le tocaba hacer. Sin embargo en su rostro brincaba un semblante de felicidad, la chica era así a pesar de todo, una amable joven que se vio obligada a acabar con su sueño frustrado de estudiar paras sobrevivir a la sequía y el hambre que atravesaba el pueblo dentro de esos años.
Vivir en esas zonas pocos años después de la guerra no era fácil ni mucho menos simple para nadie, las personas con ingresos eran el único sustento que quedaba y en el caso de la chica fue una de las pocas afortunadas en conseguir un trabajo dentro del mismo pueblo.
Por eso su madre la mantuvo presionada a aferrarse a ese empleo sin importar que. El joven de la familia era alguien considerado con ella luego de encontrarla tratando de robar algunos alimentos para su consumo cerca del mercado de frutas hace unas semanas. Sorprendentemente para ella evitó el proceso de las sospechas y le brindó confianza desde el primer instante.
No fue hasta tres días atrás cuando el jefe de la familia llegó de su viaje del pueblo vecino que la servidumbre se vio en peligro de perder su puesto. La chica era una de las principales candidatas en esta lista de sospechas, por eso se estaba esforzando en ser firme ante su amo y ofrecerle un servicio que lo convenciera en dejarla trabajar.
"Padre por favor"
"No me interesa en que condiciones esté, ¡¡no permitiré que acabes destrozando nuestra sangre por la servidumbre!!" un fuerte golpe hizo estruendo y cuando la niña se acercó a confirmarlo toda la arcilla de los platos y jarrones estaban tiradas sobre el piso hechas añicos junto al cuerpo herido del hijo menor "¿¡Qué haces!? ¿¡Qué acaso no te quedó lo suficientemente claro que no quería que entraras!?"
"S-señor yo"
"¡¡Todo esto es tu culpa!!" El grito de la esposa interrumpió sus palabras al borde de las lágrimas y antes de que la chica pudiera responder, esta tomó en sus manos un pedazo de arcilla rota y lo lanzó en su dirección sin piedad, juraba que pudo sentir cada segundo en el que su mejilla era herida por el pesado instrumento, afortunadamente no alcanzó llegar a su ojo o la joven quedaría ciega del lado derecho.
Kim Jisoo odió cada lágrima liberada dentro de esa cocina ese día, odió como no fue capaz de sonreír después de ese incidente, odió como era obligada a trabajar día y noche cerca de esa familia, odió cada maldito segundo en el que su cuerpo se perdió dentro de las llamas y el humo de ese hogar.
