II

1.4K 54 5
                                    

- Mierda, mierda.- Repitió.
- ¿No dijiste que este cuarto era sólo tuyo?.- me giré para encontrarme con sus ojos.
- Joder, Gina. No sé quién coño ha podido llamar. Yo no tengo la culpa.
- Ya lo sé, cojones. No te estoy culpando a ti.
Ambos resoplamos. Damiano se levantó del suelo y se puso los calzoncillos. Me hizo un gesto para que yo también me levantara y, con las piernas temblando, entré en el cuarto de baño.
Volvieron a tocar la puerta. Esta vez más fuerte.
- Quién sea que esté llamando, ¡que espere!.- escuché que decía Damiano.
Me miré al espejo. Tenía cardenales en el cuello y mis pechos estaban tintados completamente de negro. Los labios de Damiano estaban petrificados en los pezones y mi abdomen tenía las señales de las mordidas.
- ¿Estás solo?.- dijo la voz de una mujer.- Tenemos que hablar sobre algo importante.
- Mmmm...sí, claro, Vic; estoy completamente solo.- dijo nervioso.
"Mierda" pensé. Victoria era su mejor amiga y una de las componentes de la banda. Lo conocía demasiado bien como para no darse cuenta de que escondía algo. Un silencio incómodo imperó en la habitación.
- ¿Qué coño te ha pasado ahí abajo? ¿Te ha crecido así de repente?.- Victoria emitió una carcajada que sonó hasta el cuarto de baño.
Definitivamente, se había dado cuenta de que aún seguía empalmado.
- ¿Qué dices, Vic? ¡Cállate! Está igual que siempre; solo me acabo de despertar y es una reacción del cuerpo...ya sabes.
No pude contenerme la risa y tuve que taparme la boca con mis manos. Me volví a mirar en el espejo y, sin poder remediarlo, bajé una de mis manos hasta mi entrepierna. El placer que había causado Damiano en mí no había desaparecido y necesitaba, como fuese, llegar al orgasmo.
- ¿Te has dormido en el cuarto que tienes comprado en este bar tan...rarito de Roma? ¿Va en serio, Damia?
- Vic...-la voz de Damiano sonó pesada.- dime ya a qué has venido y, por favor, vete.
Comencé a dar círculos por alrededor de mi clítoris, mirándome al espejo mientras mi cabeza caía hacia atrás. Mi boca se abrió y solté un gemido en voz baja que me costó reprimir. Hacia círculos lentos y cada vez más rápido. Pensaba en Damiano haciéndolo. Me imaginaba que Damiano era el autor de las caricias en mi vagina. Me lo imaginé como hasta hacía unos minutos, pasando su lengua por mi coño, bebiéndose mi corrida e introduciendo sus dedos en mí, haciéndome gritar salvajemente de placer.
- Nos han cancelado nuestra próxima gira.- Oí como Victoria se sentó en el sofá donde empezó el desenfreno.- así que nos quedaremos en Roma dos semanas más.
La conversación se hizo pequeña ante mi gran placer. Decidí tocarme más rápido. Me apoyé en el lavabo y me miré desde más cerca en el reflejo del espejo. Mis mejillas ardían. Gemí en silencio. Mis piernas no podían aguantarlo más; temblaban hasta el punto de casi tambalearme. Me dolía la muñeca de ejercer tanta rapidez. Volví a imaginarme a Damiano follándome, diciendo mi nombre, besándome desenfrenadamente.
- ¿Pero qué dices, Victoria? ¿Cómo que nos han cancelado la gira?.- Se alteró.- ¡Esto es una mierda! ¡Una jodida mierda!
Victoria dijo algo que no logré entender. Estaba casi a punto de llegar al orgasmo, por lo que aceleré mis movimientos.
- Un segundo, Victoria. Necesito entrar al baño.- Noté como Damiano se acercó. Abrió la puerta a la medida de su cuerpo para poder entrar y que así Victoria no viera la realidad de lo que estaba sucediendo dentro. Seguí con mi tarea aunque Damiano me estaba mirando. Me gustaba que me observara. Un gemido casi silencioso salió de mí.
- Dios, Gina, se te escucha gemir desde fuera.- me susurró en el oído.- deja de hacer eso, por favor, estoy muy empalmado.
A pesar de que parecía una súplica, era una completa orden.
Hice que mis movimientos fueran más lentos.
- No puedo, Damiano. No paro de pensar en ti mientras lo hago.
Lo miré a los ojos. Lo dejó todo. Apoyó su dura erección en mi culo y llevó sus manos hasta mi vagina. Comenzó a mover mi clítoris de un lado a otro. Me tapó la boca para que los gemidos no se escucharan.
- ¡Damia! Te espero fuera. Avísame cuando termines de mear o de cagar. Siempre haces esas cosas en los momentos más inoportunos.
Damiano siguió dándome placer mientras nos mirábamos en el espejo. Era una escena erótica, única. Apasionante. Muy apasionante.
- Claro, Vic. No tardo.- Damiano elevó la voz, pero se le notaba ardiente, temblorosa.
Escuchamos cómo se cerró la puerta.
- Dios, Gina, date la vuelta, mírame ahora que volvemos a estar solos.
Me di la vuelta, retiró la mano de mi zona y levantó la mano enseñándome lo mojada que estaba. Chupó sus dedos.
- Hazlo de nuevo. Soy tuya, Damiano. Completamente tuya.
Se estremeció y comenzó a introducir sus dedos de nuevo en mí. Se mordió el labio y me besó. Me besó salvaje; tanto, que me hizo una herida en el labio. Succionó la sangre que salía.
Gemí ante su boca.
- ¡Más fuerte, Gina! ¡Que te escuche!
Gemí mucho más. Muchísimo. Siguió con sus movimientos, esta vez más fuertes. Dedicó una mirada a mi coño. Una mirada deseosa. Y llegué al completo orgasmo, arqueando mi espalda y con mi cabeza hacia atrás.
- Tengo la polla ardiendo por tu maldita culpa, chica. No sé si quiero follarte o que me folles tú.
Me agarró del cuello y volvió a besarme.
- Terminemos esto, por favor.
Se separó de mí.
- No. Ya no podemos. Tengo que hablar con Victoria, ha ocurrido algo importante sobre la gira.
Resoplé y respiré hondo.
- Esto de follar con alguien famoso es muy aburrido.
- No parecías aburrida ahora mismo, chica.
Reímos y salimos del cuarto de baño. Me dolía el clítoris. Me dolía el cuerpo de tanto placer acumulado.
Nos vestimos rápidamente y nos volvimos a besar, con el sabor de ambos en nuestra saliva.
- ¿Nos volveremos a ver?.- dijo Damiano.
- Depende siempre de ti, Dam.
Puso los ojos en blanco ante el mote.
- ¿Te gustaría retomar todo aquí? Terminar todo eso que no hemos terminado....follarte, Gina. Follarte en todas las posiciones.- Esto último fue susurrado.
- Por supuesto que sí. Me encantaría. Hora y día y aquí estoy para...que me hagas todo eso.- También susurré esta última frase.
- Me pondré en contacto contigo. Estate atenta a las señales.
- ¿Cómo me vas a encontrar?
Me miró travieso.
- Siempre encuentro todo aquello que quiero para mí. Esto es Roma, chica. Una ciudad..ambiciosa.
Levanté una ceja y puse mi mano en el pomo de la puerta para salir.
- Buenas noches, ambicioso.
- Buenos noches...bebedora.
Eso último fue un gran guiño a la bebida de su semen.
Salí de la habitación y los componentes del grupo ya se habían marchado. El camarero estaba sirviendo una cerveza y me dedicó un adiós.
Mis pantalones estaban mojados. Muy mojados.
Al salir, vi a un hombre vestido de negro que me dio mala espina.
Recordé antes de montarme en el coche, un gesto de Damiano antes de irme. Vi como ponía su dedo en los labios y emitía un suave: "shhh"
Entendí la referencia. Un secreto. Nuestro secreto.

Nuestro secreto, hasta que alguien lo desvelara.

———————————————————————————

¡Hola, queridos lectores/as!
¿Qué tal os está pareciendo la novela? ¿Qué pensáis sobre Damiano y Gina?
Tengo una pregunta...¿quién creéis hasta el momento que desvelará la noche desenfrenada de Damiano y Gina?
¡Dejadme en comentarios todo lo que penséis!

De momento, la novela está teniendo muy buena acogida en un solo día. ¡Ojalá que lleguemos a ser una gran familia!

Me despido, pero estaré muy muy activa actualizando. <3

Con cariño:

Mamen Dupont.

GRÍTAME DESPACIO// DAMIANO DAVIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora