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                  IV

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                  IV

Pero como todo en la vida

Tiene un principio y un fin
Una flecha con fatal herida
Coronó de sangre el pecho de Zarín.

Sucedió en cruento y sangriento combate,
De esos, que el príncipe buscaba
Siempre cubierto de fiero semblante,

Más nunca pensó que la muerte lo
Hacechara y ese día lo encontrara.
Abriendo su acalorado pecho,
sustrayendo su alma y se la arrebatará.

Al llegar a sus oídos, la muerte de Zarín,
Freya,  enloquecida por su amado,
Conjuro maldiciones de tormento sin fin.

Su corazón recién en forja acalorado,
Terminó enfriándose por el dolor
Y en llantos y en penas
Cambio de rojo a un oscuro color.

Así maldijo la reina blanca,
A la vida y al destino,
Por separar de su lado,
A su amado Zarín de su camino:

Siempre seas maldito…
Tejedor eterno del destino.
Me arrebataste mi única esperanza
Mi única delicia…
Y Hoy ante ti estribo odió y repulsión.
Que sea por siempre
Mi frío y duro corazón,
La prueba viviente
De mi desamor.
En el,  clavaré, el más frio
De los inviernos.
El más helado…
El más eterno.
Jamás de nuevo tu calor
Lo tocará.
Jamás de nuevo el amor
Lo atormentará.
Por siempre ,el, en tinieblas
Prevalecerá.






























La Bruja y el Lobo (Bastian el poeta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora