Bastian, descendiente de los poetas dramaturgos, poseedor del don de la poesía. un día, Bastian es encantado por la reina blanca Freya, de corazón frío como la nieve, para que solo a ella le componga los más hermosos versos y ser delehitada por ell...
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IV
Pero como todo en la vida
Tiene un principio y un fin Una flecha con fatal herida Coronó de sangre el pecho de Zarín.
Sucedió en cruento y sangriento combate, De esos, que el príncipe buscaba Siempre cubierto de fiero semblante,
Más nunca pensó que la muerte lo Hacechara y ese día lo encontrara. Abriendo su acalorado pecho, sustrayendo su alma y se la arrebatará.
Al llegar a sus oídos, la muerte de Zarín, Freya, enloquecida por su amado, Conjuro maldiciones de tormento sin fin.
Su corazón recién en forja acalorado, Terminó enfriándose por el dolor Y en llantos y en penas Cambio de rojo a un oscuro color.
Así maldijo la reina blanca, A la vida y al destino, Por separar de su lado, A su amado Zarín de su camino:
Siempre seas maldito… Tejedor eterno del destino. Me arrebataste mi única esperanza Mi única delicia… Y Hoy ante ti estribo odió y repulsión. Que sea por siempre Mi frío y duro corazón, La prueba viviente De mi desamor. En el, clavaré, el más frio De los inviernos. El más helado… El más eterno. Jamás de nuevo tu calor Lo tocará. Jamás de nuevo el amor Lo atormentará. Por siempre ,el, en tinieblas Prevalecerá.