Bastian, descendiente de los poetas dramaturgos, poseedor del don de la poesía. un día, Bastian es encantado por la reina blanca Freya, de corazón frío como la nieve, para que solo a ella le componga los más hermosos versos y ser delehitada por ell...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Años más tarde cuando Freya Conoció a Bastian. Cuando en sus dominios y en sus Muros resonaban y de poesía se vestían.
Freya, recordó a su amado Zarín. Ya que desde su muerte Se había proclamado y dado fin, A toda poesía, que le recordará Que una vez amó con pasión A tal guerrero y a sus letras. De ardiente corazón Y de batallas salvajes y perpetras.
Tenía gran propensión de quien era, Aquel insolente que se había Atrevido a recitar en su tierra, Lo que una vez en amor a ella carcomiera.
Invadida por la curiosidad Decidió ir por ella misma, Y ver con sus propios ojos A aquel hombre de poesía y carisma.
Erguida, imponente en el lomo De su caballo cano... Dirigió a su bestia con aplomo, Hacia los campos del altiplano.
Donde Bastian cuidaba rebaños. Acérrimos animales diversos De cabras, Ovejas, caballos. Con la ayuda de perros diestros En los campos de pastoreo dispersos.
Algo en Freya cambió Cuando sus ojos chocaron Con los de aquel trovador... Nostalgia, ¿quizá?... Sintió al escuchar aquella voz De aquel joven poeta orador.
O, quizá, era ¿fe?... Lo que Freya en su inconsciente Todavía podría tener.
Más también sentía odio entremezclado Con ternura y pasión. Decidió convertirlo entonces En la mascota de su perversión.
Sellando con un beso encantado, La boca del poeta Bastian, "El eterno enamorado"
