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-¡Esperadme coño!- Dije corriendo hacia la puerta donde se encontraban Greco y Volkov. Por si alguien se lo pregunta, me había preparado mentalmente para cualquier cosa que pudiese suceder con él, así que estaba modo 'ok' con todo lo que se refería al ruso. O eso decía.

-¡Horacio! Pensé que no vendrías.- Me recibió emocionadamente el de barba.

-Pasa, están todos dentro.- Dijo el ruso, haciéndose a un lado. Asentí levemente y entré a la casa, encontrándome con bastante gente allí dentro. Busqué a Gustabo con la mirada y, al encontrarlo, fui hacia él, abrazándolo por la espalda.

-Hola perraco.- Dije notando que se había sobresaltado un poco.

-¡Hombre Horacio! ¿No dijiste que no vendrías?- Se volteó y me sonrió. Yo le sonreí de vuelta.

-¿Por qué faltaría a una fiesta?- Él solo señaló disimuladamente con la cabeza a Volkov. Suspiré y negué varias veces. -No voy a joderme sin ir a una fiesta solo por él.-

-¡Ese es mi Horacios coño!- Dió unas palmaditas en mi hombro y esta vez señaló con la mirada a Conway. -¿Has visto? Se animó a venir, pero está sentao desde que llegó. Ta viejo.-

Ambos reímos, ese hombre era un aburrido. -Ve con él y hazle compañía, ¿no?- Murmuré dándole un codazo y me giré hacia el Superintendente, llamándolo.

-Horacio me cago en tu puta madre.- Dijo por lo bajo, ambos le mirábamos mientras se acercaba.

-Hola Super, ¿que tal la noche?-

-De putisima madre hasta ahora, ¿que coño queréis?-

-Yo nada, es que voy a ir con los demás y pa no dejar solo a Gustabo que no quiere pues que estéis juntos. Nada, ya os dejo, ciao.- Dije para alejarme de ellos y caminar hacia los sofás donde estaban los comisarios junto a Torrente y Leónidas.

-¡Horacio! Pensaba que no habías venido.- Dijo Ivanov, levantándose para darme un abrazo.

-Llegué hace nada, ¿no te avisaron ellos dos?- Dije mirando al de barba junto al ruso.

-Pues no, hijos de puta anda que decís nada.- Al separarse de mi, se cruzó de brazos sentándose de nuevo.

Greco rió y negó. -Yo que sé tío. En fin, hola Horacius.- Saludó él también.

-Buena' Horacioooo.- Habló esta vez Leónidas. -Estás guapísimo eh, pero guapísimo guapísimo.-

-Gracias hombre.- Reí levemente. Torrente se había ido ahora con Moussa y Brown, así que me quedé aquí.

-¿Y Gustabo?- Preguntó Viktor, inexpresivo como siempre era frente a los demás. En ese momento me sentí bastante orgulloso de haber conocido como era realmente el comisario.

-Le dejé con el Super, na cosas nuestras.- Murmuré sentándome entre Greco y Volkov.

-Bueno bueno, ¿que queréis beber?- Preguntó Alexander.

-Pues nos pones una ronda de chupitos a todos.- Dije sonriendo.

-Si si, dale dale.- Dijo el comisario de barba.

Sirvió algún tipo de alcohol en los vasitos pequeños y nos entregó uno a cada uno. A la cuenta de tres, los cinco nos bebimos todo de una vez.

-¡Uaagh, está potente esto eh!- Solté una leve risa y sacudí un poco mi cabeza, dejando el vasito sobre la pequeña mesa.

-Un poco.- Murmuró entre risas Greco, pasando su brazo por mis hombros.

Y así fue el transcurso de la noche, pongo la mano en el fuego de que nadie se había dado cuenta de que ya pasaba la una de la madrugada, siendo casi las dos de hecho. Bebimos bastante mucho todos los que estabamos en los sofás, ya que tanto Ivanov como Volkov sabían bastante de alcohol, y no pararon de ofrecernos probar mezclas raras muy potentes. Como cualquier persona podría suponer, todos estábamos muy, pero que muy borrachos. Y cuando digo muy borrachos es no poder andar sin tambalear y/o tropezarse alguna vez. Ahora estábamos bailando, el grupito que éramos se había disuelto y ahora yo bailaba con Ivanov. Miré a mi alrededor, la gente parecía pasarlo bien y me alegraba por ello, yo también estaba divirtiéndome de verdad por una vez en bastante tiempo. Me agradecía a mi mismo haber podido ignorar un poco a Viktor ya que si no lo hubiese podido hacer probablemente ahora estaría en mi casa o llorando en el baño.

-¿Hacemos cambio de parejas? Van a poner bachata y no sé bailarla.-

Solo asentí y me alejé de él, sabía que era una excusa y que realmente no quería bailar ese tipo de canciones conmigo. Lo que no sabía rra por qué. Pero bueno, miré alrededor buscando a Greco, estaba bailando con un EMS que tardé en reconocer. Me acerqué y le toqué el hombro al barbudo.

-¿Cambio de parejas? Ivanov está por allí.-

Asintió y fue a buscar a Alexander. Yo coloqué mis manos en los hombros.

-Cuanto tiempo, Claudio.- Le sonreí levemente. -¿Bailas?- Acepté como respuesta que colocara sus manos en mi cintura. Me pegué a él cuando la canción empezó para comenzar a bailarla.

Necio, Romeo Santos.

-¿Qué tal todo Horacio? Se te hecha de menos por el hospital.- Murmuró sonriendo, yo solté una leve risa y negué un poco.

-Todo bien, todo bien.- Si bien no era la primera vez que bailaba con él, si era la primera que no tendría que soportar al ruso celoso después de hacerlo, siempre supo que éramos nada más amigos, pero puedo entender que le provocase inseguridad.

-Me alegro.- La conversación se acabó ahí, junté nuestras frentes para continuar bailando, en silencio. Escuchando la música y dejándonos llevar por ella, como peces dejándose arrastrar por la corriente del mar, como pájaros volando al son del viento. El tiempo que había estado bailando múltiples canciones con él, me dio tiempo a pensar en varias cosas. Aprovecharía que estábamos borrachos para hablar con Volkov, y si algo saliese mal, poner de excusa pues, eso, el alcohol. 

Me separé del EMS, despidiéndome de él y busqué al comisario ruso por toda la casa, ya que no estaba en el salón, donde estábamos todos bailando. Subí por las escaleras para comprobar el segundo piso y una de las habitaciones estaba cerrada con llave. Toqué varias veces.

-¿Volkov, estás aquí dentro?-

ʟǟʊɢɦɨռɢ օռ ȶɦɛ օʊȶֆɨɖɛ, ƈʀʏɨռɢ օռ ȶɦɛ ɨռֆɨɖɛ. - ʋօʟӄǟƈɨօDonde viven las historias. Descúbrelo ahora