1.- Nuevos Residentes

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"...La temperatura para la prefectura de Miyagi este día se pronostica de 23 grados Farenheit (-5°C), con lo que se esperan vientos fuertes y el inicio de la primera gran nevada del año por la tarde. Les sugerimos a las personas resguardarse en casa de ser posible, de lo contrario, utilicen ropa térmica y lleven paraguas.

En otras noticias..." 

El sonido de la televisión, opacaba un poco el molesto murmullo que se elevaba en la cafetería. Eran apenas las 6:30am y el lugar estaba completamente lleno; algo normal un lunes por la mañana y más con el tipo de clima que hacía afuera. Cerca del mostrador había una larga fila que se había hecho para que las personas pudieran ordenar su café, y más allá, había unas cuantas mesas por si deseaban consumirlo dentro del local. En una de ellas, un hombre gordo con un cigarrillo entre los dientes, fumaba al mismo tiempo que hablaba por teléfono. 

— ¿Qué dices? ¿Cómo que se retrasó la entrega? ¡Tengo a los trabajadores listos para comenzar con la construcción y...! — el sujeto lucía verdaderamente molesto, incluso varias personas en el local no pudieron evitar girar para verlo.

— Lo sentimos, ingeniero. — Se escuchó una voz detrás de la línea telefónica — El clima hace  imposible que el camión llegue a tiempo con los materiales, le pedimos disculpas, pero no podemos hacer nada. Tendrá que esperar.

— ¿Esperar? ¿Tienes idea de lo que eso significa? ¡El alcalde me dio una fecha limite para terminar ese puente, si no se logra a tiempo yo...yo! 

— ¿Ingeniero, está bien? — preguntó la voz detrás de la línea al escuchar un silencio total y después, un fuerte ruido como de algo cayendo. 

Todos en la cafetería comenzaron a murmurar asustados. Lo que habían visto era que ese hombre que hablaba por teléfono, primero había llevado una mano a su pecho mientras hacía una mueca de intenso dolor, y después, entre un gran estruendo, se desplomó al piso.

"¿Está muerto?" "Alguien llame al 911" eran las frases sueltas que se alcanzaban a escuchar entre el montón de personas que comenzaban a juntarse alrededor del cuerpo, pero ninguno hacía nada, hasta que, de entre la multitud salió un chico pelinegro y se acercó al hombre tirado para tocar su cuello buscando alguna señal de que estaba vivo. 

— Señor ¿me escucha? — habló en voz fuerte pero no recibió respuesta, era obvio ya que en su cuello tampoco encontró pulso. Acomodó al hombre para que quedara recostado boca arriba, y acto seguido, señaló a un chico — ¡Hey, tú! ¡El de los auriculares rojos y la mochila ridícula! Marca al 911 y diles que alguien sufrió un paro cardiaco en el café que está en la avenida principal de la calle 5. Responde todas sus preguntas y no cuelgues hasta que ellos lo hagan — ordenó, para después colocar sus manos en forma de puño sobre el pecho del hombre en el suelo y comenzar a hacer compresiones. 

Aquello era bastante cansado, pero por lo que veía a su alrededor, ningún otro de los allí presentes sabía como practicar maniobras de resucitación, así que decidió continuar haciéndolo el mismo hasta que llegara la ayuda.

Las sirenas de la ambulancia no tardaron en escucharse, el hospital público de Miyagi no estaba tan lejos, así que seguramente los de emergencias habían derivado el caso a ese centro.

 Dos paramédicos entraron corriendo, uno de ellos traía la camilla y el otro traía un extraño maletín. Las personas de alrededor abrieron paso para no entorpecer la labor de estos hombres. 

— ¿Cuánto tiempo llevas con las maniobras? — preguntó un paramédico de cabeza rapada mientras sacaba del maletín un pequeño aparato que tenía 2 parches y un monitor. 

— Cerca de 5 minutos, comencé de inmediato cuando se desplomó — habló el chico dejando de dar compresiones y ayudándole al paramédico a pegar los parches en el pecho del paciente, uno de ellos iba sobre el corazón, el otro iba del lado derecho. En cuanto los parches estuvieron colocados, el monitor encendió y una voz salió de el. 

Escala del dolor (Hospital Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora