.
.
— ¡Doctor Bokuto, espéreme! — gritaba Hinata desesperado, tratando de alcanzar al médico que caminaba a grandes pasos frente a él.
Hace tan solo unos minutos, se encontraban en el piso 7 (el piso de pediatría) a punto de hacer el primer pase de visita a los pacientes, cosa que a Hinata lo ponía demasiado nervioso. Las experiencias en su otro hospital no habían sido muy buenas, de solo recordarlo, la piel se le erizaba y las horribles ganas de vomitar el desayuno se hacían presentes.
En el hospital de Tokio, todos los residentes se colocaban alrededor de la cama del enfermo, mientras los médicos encargados les preguntaban acerca de la evolución del paciente y de su enfermedad. Si ellos no respondían alguna pregunta, eran humillados, reprendidos y finalmente castigados con más trabajo y menos horas de sueño. Hinata había dejado de llevar la cuenta acerca de cuantas veces le había sucedido a él.
Por eso ahora, aprovechando que ya no estaba en Tokio sino en Miyagi, y teniendo una nueva oportunidad frente a él, quería hacer las cosas diferentes y en serio ser mejor. Tomó la pila de expedientes que había en la central de enfermería y caminó junto al doctor Bokuto hacia la primera habitación, cuando de pronto, el ruido del altavoz los detuvo.
— Dr. Bokuto Kotaro, se solicita su presencia inmediata en el área de Urgencias... Dr. Bokuto Kotaro, se solicita su presencia inmediata en el área de Urgencias...
Hinata no tenía mucho de conocer a su mentor, pero nunca lo había visto con una expresión tan seria como la que tenía en ese momento. Fue solo cuestión de segundos para que el médico ya se encontrara doblando la esquina que conducía a las escaleras.
— ¡Shoyo, date prisa! — gritó, haciendo que Hinata se apresurara a seguirlo, aún con la pila de expedientes entre los brazos.
Bokuto caminaba a grandes pasos, su mirada lucía preocupada.
Oikawa era muy listo y solucionaba los problemas de la mejor manera posible, solo usaba los altavoces del hospital cuando era algo en extremo urgente y necesario. El hecho de que haya pedido la ayuda del de ojos dorados, quería decir que un niño había llegado muy grave al área de emergencias.
– ¡Doctor Bokuto, espéreme! — escuchó la voz de su pupilo y solo giró su cabeza para hacerle una señal de que caminara más rápido. No podían detenerse y menos cuando un niño dependía de ellos, un solo segundo le podía costar la vida.
Dieron una vuelta a la derecha y por fin salieron del pasillo de las escaleras. Frente a ellos se podía ver una enorme puerta blanca con el letrero en tinta roja que decía: "URGENCIAS". Los pediatras entraron y de inmediato el cambio de ambiente se pudo notar: urgencias siempre estaba en movimiento. Enfermeros y médicos corriendo de un lado hacia otro, pacientes quejándose y familiares gritando. Entre todo ese barullo, Bokuto intentó localizar a Oikawa, hasta que escuchó la voz de Yaku desde la central de enfermería.
— Dr. Bokuto, que bueno que vinieron... El doctor Oikawa los espera en el primer aislado.
El pediatra agradeció con un asentimiento de cabeza y corrió hacia la dirección que Yaku le había señalado.
Cuando entró a la habitación, se percató de que un pequeño niño de cabello negro estaba sobre la cama, con monitores conectados a su pecho y con una mascarilla de oxígeno que proveía de un cálido vapor. Una enfermera se encargaba de conectar un suero precalentado al brazo del niño para que su sangre volviera a la temperatura ideal y otro enfermero sumergía las piernas del niño en agua tibia, tratando de ir descongelando la piel del menor. Oikawa escribía sobre el expediente del pequeño, cuando escuchó la puerta abrirse.
ESTÁS LEYENDO
Escala del dolor (Hospital Haikyuu)
Fanfiction-- ¿Estás seguro de esto, Keishin? -- preguntó el doctor Nekomata mientras se acomodaba el cuello de la camisa -- la academia te envío a los 5 peores médicos de la región. ¿Que garantía tienes de que no hundirán este hospital más? -- Todos merecemos...