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Me paré una vez más en el borde de la cornisa ¿Saben? El brillo del New York nocturno era hermoso visto desde el duodecimo piso, donde yo vivia.

Miré hacia abajo, definitivamente era una muerte segura. En mi mano tenia una jeringa con una dosis suficiente de anestesia para no sentir el dolor de la caída y morir sin sufrimiento, es que, nunca me había gustado la idea de sufrir hasta la muerte.

Mi vestido negro de lolita se movía al son del viento y mis botas de combate sobresalían del borde de la cornisa. Entonces, inserté en mi lado interior del codo la aguja como tantas veces lo había hecho para poder dormir sin que me dolieran tanto sus golpes y salté.

¿Han escuchado alguna vez eso de que "Cuando mueres ves pasar tu vida frente a tus ojos"? Pues, lamento informarles que no es así. Leí en algún lugar que no recuerdo que antes de morir no ves pasar toda tu vida, solo las partes mas felices, así que caí. Caí conscientemente mientras que cantaba Hey there Delilah, caí recordando su sonrisa, sus besos, su dulce voz. Hasta que, finalmente, la anestesia surtió efecto.

No sentí el impacto, que lo escuché, sí, pero no lo sentí. Sabia que estaba sangrando y que tenia huesos rotos, de alguna forma yo seguía consiente, tanto como para escuchar las voces y los gritos de ayuda de las personas que me habían visto saltar. Todo se proyectaba como un sueño lejano, como si esas voces solo fueran ecos que llegaban a mis oídos llenos de paz. Simplemente me dejé llevar por la armonía tapando esos gritos lejanos con el recuerdo presente de Hey There, Delilah.

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[E] = Editado/Corregido


Short [Editada y Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora