Para empezar debería hacerlo desde el primer acontecimiento que lo marcó a temprana edad. Wil nació en un reino en las afueras de la montaña Drasian, a unos 102 kilómetros hacia el sudeste de aquí. Un reino que los más longevos aún recordaran. Su madre murió en el parto dando a luz a dos mellizos y su padre tuvo que encargarse de la crianza de estos. Según cuentan las historias y los documentos que he podido recopilar, su hermano fue raptado teniendo 4 años de edad y desapareció sin dejar rastro. Esta era una pérdida muy dura para la familia Son, pues ya no estaban ni la madre ni el hermano de Wil junto a ellos dos. Durante su infancia creció únicamente con la ayuda de su padre como toda la familia que le quedaba, aunque de a poco al ir obteniendo años fue ganándose el cariño de la gente del pueblo. Él solía andar por las antaño hermosas calles de Habel, bañadas en aguas provenientes de la cascada del distrito, rodeado de caminos verdes y magníficos hogares hechos con una arquitectura tan peculiar y agradable a la vista, con el característico toque rustico. Casas construidas con bloques de piedra, sosteniendo techos a dos aguas de madera y adornadas por las arcaicas runas escritas entre los faroles. Anhelo con ansias poder regresar allí para apreciar encantado aquel pueblo, poder deslumbrarme con su hermoso paisaje y conocer Habel en ese estado que otrora era encantador; aun así como se suele decir, el tiempo no pasa en vano.
El niño adoraba hablar con todo el que se lo cruzase y abundaba en su interior una solidaridad que relucía desde lo lejos, dado que siempre ha sido una persona de bondadoso corazón. La gente lo apreciaba mucho y, por el reducido tamaño del pueblo, podría decirse que fueron como una familia para él. Esta comunidad era la más pequeña de los tres distritos que conformaban el reino de Habel. Gobernado por un humilde monarca a quien también denominaban con el nombre de rey, este tenía como consejero a Ulfr, padre de Wil. En este punto puede parecer que a causa del cargo de consejero personal para el rey, los Son residirían en un hogar rebosante de adornos y lujos, pero al contrario, poseían con sencillez lo necesario para vivir cómodamente. La acogedora casa estaba llena de tanto retratos como cuadros que inmortalizaban todos los plácidos y felices momentos que pasaron padre e hijo desde el nacimiento de este último. Cabe recalcar que las personas de hoy en día y las que había en el reino de Habel por ese entonces no son muy diferentes entre sí, y se debe sobre todo a que como seres humanos no podemos evitar los defectos que llevan a conflictos entre nosotros. Afortunadamente para Wil, él hallaba casi siempre a personas de buen trato, por lo que no sufría en su infancia de los mismos conflictos con los que nos topamos a día de hoy ante esta crisis que está dándose.
Wil Reh Son además de carismático era también un chico que no disfrutaba de mantenerse mucho rato en su hogar, salía a recorrer y ayudar a los demás como bien relaté líneas antes remarcando su solidaridad, pero esto le traería pequeñas desgracias con recurrencia.
En su curiosidad por redescubrir los secretos del bosque que precedía a la cascada del pueblo, dispuso entre sus designios explorar tal lugar. Por desgracia, en este bosque permanecían en sí criaturas tan horrendas y sádicas, que exclusivamente los Brodyr del rango más alto, el Jotun, se acercaban a estas zonas. Sigo sin encontrar la forma en la que él logró disuadir la protección y el cercado del lugar, destacable capacidad de Wil para evadir problemáticas difíciles.
Dentro de las cuevas, más allá de los bosques, uno es capaz de hallar a quienes hemos acostumbrado llamar “Los Oscuros”. Criaturas procedentes de un patógeno sumamente inteligente y hambriento de carne. Supongo que en estas alturas todos nosotros somos conscientes del peligro que albergan en sí, hemos tenido la infortuna experiencia de conocerlos. El miedo es lo único que uno puede sentir al mirarlos, uno que estremece el cuerpo por la aberración que son estas criaturas a los ojos de cualquiera; una gran masa de seres deformes y extremadamente agresivos, con diferentes formas y tamaños. La información acerca de tales seres es de manera usual restringida por varios jueces, pese a ello ya viene siendo conocimiento popular la letalidad característica residente en cada Oscuro, y no hace falta ocultar los datos referentes a estas abominaciones.
Uno de los desdichados que encontró en su trayecto a un Oscuro, fue nuestro actual rey durante su pequeña desventura fuera de los límites de Habel. Este deambulador ser en particular era un espécimen tan pálido, tan horrible y desnutrido, mas su atención se había fijado con precisión en Wil. Lo escuchó, aunque no lo vio por la ausencia de sus ojos en las cuencas de su rostro, caminaba semejante a un animal cuadrúpedo, sin embargo su aspecto era humanoide y carente de pelaje alguno. Al parecer esta fue la antigua forma de un Grinch antes de pasar a la siguiente fase, quién sabe qué tipo de abominaciones más habrán existido previas a formarse las que rondan en Luction en estos días. Wil apresuró las piernas para correr cuando lo percibió. Una sensación de desesperanza recorría su cuerpo, y la pequeña senda de luz que los árboles dejaban pasar se desvanecía. Aterrorizado, chocó de frente contra un tronco y cayó a un follaje seco sobre el suelo. Envuelto en oscuridad, frente a él pudo hallar de nuevo a aquella criatura, la cual había logrado alcanzarle. Poseía una boca sin labios, era posible contemplar sus dientes disparejos y encías llenas de mugre. El chico entró en un estado de shock al contemplarlo tan de cerca. El miedo es lo que nos lleva a la supervivencia, pero en un niño tan joven ni siquiera un simple susurro podía salir para clamar ayuda. Ninguna prisa demostraba esta abominación, caminó hacia él arrastrando sus pies, fue moviendo las manos tratando de tocarlo. Al no poder hacer ningún ruido el chico, pensó que pasaba casi desapercibido, pero el olor de su carne no menguaba y eso delataba su posición entre los árboles. Cuando tocó la pierna del niño, la criatura lo soltó de inmediato, lo olió de nuevo para seguido erguirse y con su relativa calma movió su cabeza como si mirase hacia el cielo que apenas era notable entre los densos ramajes y hojas.
Fue entonces que desde detrás de los arbustos y troncos, varios Brodyr aparecieron, sin dudar cada uno disparó una flecha hacia la deforme monstruosidad, la cual al caer al piso se retorció y secó dejando apenas algunos huesos. Ninguno de ellos era consciente de que la abominación también logró detectarlos por el olor, y por esto pensaban que al acercarse lentamente no les notaría; pero la criatura estaba cernida en otros asuntos respecto al niño por cuanto ignoraba a los Brodyr que habían estado rodeándole.
Al preguntar Wil como sabían acerca de su paradero en medio de las afueras de Habel, los Brodyr respondieron que Yamil Rive lo había visto entrar en el sombrío bosque y retornó para pedir que fuera rescatado. Inesperado tal suceso, dado que Yamil era un niño de familia adinerada, raras veces lo veían salir de su casa o andar por lugares así. Nuestro rey fue salvado de la muerte en su niñez gracias a este chico, quien esa mañana sintió curiosidad por seguir al muchacho posado en las conversaciones del pueblo entero. De igual forma que cualquiera con sentido común, no dejaría ir a un niño de apenas su misma edad en el bosque, al menos no en aquel repleto de peligros. Este suceso dio sitio a poder conocer a aquel que sería un gran amigo durante mucho tiempo, al cual terminó sintiéndolo como un hermano.
El reino de Habel se contaba en su mayoría por una población joven, un cuarto de los habitantes fueron en su momento de edad adulta y el otro cuarto fue de jóvenes que no pasaban los 17 años, y para mal de Wil, su comunidad no era en donde más habitaban estos últimos, por lo que ver a otro niño con la misma cantidad de años de vida era inusual. El conocer a Yamil generó en él mucha alegría, tendría al fin un amigo con el que empatizar. Tras lo ocurrido con su hermano, los amigos (por llamarlos de alguna manera) eran todos adultos o ancianos.
La personalidad de ambos era parecida, y sus formas de ser contrarias, contrastándose entre sí. Mientras que Yamil era alguien tímido, Wil era muy extrovertido. Y así su amistad brindó sitio a una oportunidad para nuestro rey. El padre de Yamil halló potencial en el joven Wil, inspirando así al hombre a buscar un puesto vacante para el chico en la “Biblioteca de Capacitación”; lo que sería la actual Academia de Profesiones. Una nueva puerta al estudio surgió para él, pasaría de un estudio básico familiar a un entorno con jóvenes de su edad y un amplio conocimiento aguardando. Transcurrirían varios meses antes de llegar al punto en el que le sería permitido adentrarse en la biblioteca. Durante este tiempo, según mi investigación y cuanto registro pude adquirir, no hay nada que recalcar.
Así como era de esperarse, en dos años Wil llegó a sobrepasar las expectativas de sus maestros, consiguiendo sin siquiera esforzarse un lugar para estudiar como aprendiz del Rey, el cual para aquel entonces era el mejor estudio que uno podía obtener. Los más avanzados ingenieros y doctores de Habel fueron formados como aprendices del rey. Para esclarecer un poco el asunto, el título en sí no era en lo absoluto literal, sino que era basado en una costumbre transmitida durante varias generaciones desde los primeros días en el continente, debido a que los reyes de esta Era ya no poseen la capacidad de ejercer a modo de maestros. Lo reciente puede estar de más explicar, aunque lo creo necesario, pues muchos de los lectores deben desconocer acerca de la Biblioteca de Capacitación, o incluso de la que permanece dentro de la montaña Drasian. Yendo al punto principal, para conceder este puesto era tradicionalmente llevado a cabo un evento en donde felicitaban y elogiaban a los estudiantes que conseguían tal hazaña. Como de costumbre, lo realizaban a puertas de la Casa Real, allí el Rey dictaba un discurso motivacional y entregaba un Calithra, u otra piedra preciosa brillante, a los estudiantes más sobresalientes. Volviendo a Wil, a pesar de su exaltado estatus nunca olvidaba al que era su tan cercano amigo Yamil, porque bien que este último tampoco lo echó para atrás, incluso con la diferencia en el nivel social poseído durante aquellos primeros días de conocerse, y porque ninguno de los dos poseía maldad alguna para alejar a su más buen amigo. Comúnmente enviaba cartas de agradecimiento y portadoras de novedades a la familia Rive, o a veces incluso pasaba a dar las gracias de forma personal. Yamil Rive fue como un hermano en todo momento, y es que era una amistad sincera de las cuales uno no olvida jamás.
Aún recuerdo la duda de ciertas personas que preguntaban a nuestro rey sobre su preciada reliquia cargada en su cuello, su escondido y peculiar colgante con una pequeña cruz de plata. Aquel colgante que sigue usando a día de hoy, tiene un significado muy profundo, así que permítanme contarles. Este regalo le fue entregado por Yamil un día antes del evento, aunque luego de todo lo dado a Wil por la familia Rive, él sentía la necesidad de rechazarlo por no desear ningún abuso de la generosidad otorgada. Y la mencionada reliquia era en sí uno de los collares de plata atesorados por los Rive; me gustaría detallar en que fue el propio padre de Yamil quien le concedió permiso a su hijo para regalárselo al querido amigo. Otro recordatorio del impacto que daba el muchacho en quienes yacían alrededor de él. Después de una charla larga y tendida entre los dos niños, Wil aceptó llevar el collar únicamente al concluir el evento; debido a que, según él, sólo merecía poseerlo una vez convertido en un estudiante de élite, con el argumento de agradecerle el honor otorgado a Yamil. En el momento de portarla, conservaría siempre la reliquia a modo de recuerdo del querido amigo, y de una promesa sobre continuar juntos en sus ratos libres tanto con las excursiones como con las pequeñas aventuras en el Reino de Habel.
La sencilla vida de unos niños, ignorantes de la difícil realidad de crecer, con problemas simples y deseos circunstanciales, en verdad carecían de cualquier preocupación compleja. Es pues la niñez, por lo menos refiriéndome a la mayoría de casos, el mejor de los tiempos que uno puede disfrutar. Deseo, en muchas ocasiones, una vida así para el Wil de nuestros días, no merece nada de cuanto le ha ocurrido.
Habiendo redactado la anécdota acerca del colgante de Wil, ahora toca narrar la razón sobre su distinguido corte de cabello. El par acostumbraba trabajar a cambio de un pago en tareas rutinarias ayudando a los pobladores de la zona, porque eran de los pocos jóvenes del distrito y contaban con la energía para asistir a los más adultos. Recurrían con mayor frecuencia a Hiromu Ikky con el fin de obtener una labor, una mujer que pasaba poco más de los cuarenta años. La señora poseía una carpintería y requería de forma ocasional tablones de madera. Varios días antes de la celebración en la cual Wil sería aceptado como Aprendiz del rey, ambos niños estaban ayudando a la señora con la madera. Al llevar el último envió de tablones a Hiromu, Yamil le aconsejó a su amigo que fuese a cortar su larga cabellera para así poder presentarse con mayor formalidad a futuro en su nuevo centro de estudio. Luego del acostumbrado típico debate que casi siempre sucedía entre los dos, Yamil ofreció pagarle al barbero por el corte si era dado el caso en que Wil aceptase y, debido a la insistencia constante, este último no pudo rehusarse por más tiempo al consejo de su querido amigo. Algo puedo decir con seguridad respecto a esto, Wil no es un hombre fácil de convencer, con lo dicho sobra dar palabras. Partieron rumbo a una barbería recomendada por Hiromu después de haberles entregado la paga correspondiente. Y ahora me es sembrada la duda de cómo ha logrado el rey mantener ese corte dentro de la gran sala, en la cual está recluido, durante todo este tiempo alejado de cualquier barbero, nunca lo he visto con un estilo diferente de cabello desde que lo conozco.
La aclamada fecha había llegado, el chico expresaba la incesante emoción plasmada en su rostro. Siendo más precisos, aquel tipo de eventos ocurrían sin excepciones una vez cada 2 o 3 años. A él le surgía un gran asombro admirar a tal cantidad de gente reunida, además de poder observar desde su posición la extensión de la gran ciudad que yacía en el distrito principal de Habel. Varios de los habitantes del pequeño pueblo de Wil acudieron al evento y lo felicitaron por su maravilloso logro. Por mi parte no conseguí estar presente y supongo que es innecesario explicar el porqué, pero me imagino los ojos rebosantes de alegría de nuestro Rey y la sonrisa también tan propia del mismo que de seguro soltaba durante esa mañana. Cuando escuché esta historia contada por el mismísimo en persona, pude notar mucha nostalgia en sus palabras, me narró que fue en la plaza principal y que tanto la Casa Real como la plaza se hallaban bajo un verde y floreciente acantilado lleno de enredaderas bien cuidadas y con preciosas flores de varios colores alegres; fuertes amarillos, rosas, azules y rojas. Las calles fueron saturadas de tantas personas que venían a presenciar el evento. Por lo que cuando la mañana había alcanzado su punto medio, el Rey de Habel entró en escena y los músicos comenzaron a tocar sus finos instrumentos. Estupenda y magistral era la sinfonía oída (yo mismo he escuchado una réplica en variadas ocasiones), acompañada de selectivas palabras escogidas por el Rey para demostrar el aprecio, la utilidad y la necesidad de contar con un personal instruido en los mejores conocimientos. Las ceremonias también son tradiciones antiguas perdidas por el pueblo, al menos las más notables de ellas.
En aquel día Ulfr abrazó muy fuerte a su hijo, lo llenó de palabras inspiradoras y, al igual que todo buen padre, agradeció a Wil por haber sido un buen chico durante su infancia entera. En lo profundo de su ser, el gran hombre sentía mayor agradecimiento con la vida por el hecho de que su hijo había permanecido a su lado durante los años que pasaron desde el fallecimiento de la madre del niño. Si por alguna circunstancia acontecía una muerte prematura para el muchacho, ya no le quedaría nada a su padre, y este bien sabía los peligros que corría nuestro rey a causa de su linaje. Su hijo era quien le hacía olvidar las penurias de su vida, que incluso habiendo pasado tantos años siguieron atormentándolo, puesto que aquellos sucesos fueron bastante graves como para dejar marca en Ulfr. Habiendo perdido a su esposa y a su otro hijo, al gran hombre lo golpeaba un gran dolor. Después de mucho tiempo volvió a sentir alta felicidad, posando la mirada sobre su joven descendiente al convertirse con apenas 12 años de edad en el galardonado Aprendiz del Rey. Aunque, Ulfr sabía de dónde provenía la inteligencia del amado niño, conocía los secretos guardados en la sangre de Wil. Durante la ceremonia él estuvo ausente, pues un asunto turbio se acercaba y requería la atención del gran hombre.
Llegado el momento los nombres empezaron a ser lanzados junto a un himno que bendecía las vidas de los jóvenes académicos en un lenguaje antiguo y tradicional. Con Wil se contaban once estudiantes formados en una fila horizontal, vestidos elegantemente, recibiendo cada uno un título y aceptando las palabras de motivación del Rey. Cuando llegó este momento del relato pude ver el modo en el cual Wil desbordaba de nuevo tanta nostalgia al recordar aquel glorioso momento. En tal situación yo me vería sumamente abrumado por estar en un lugar así, pero para él en cambio fue sumamente glorioso; sin embargo… su rostro tan jovial y brillante comenzó a decaer al seguir con el relato. Las últimas palabras que me dijo sobre aquello fueron: “Estar cerca de un rey, ser elegido como un Aprendiz, sentir la mirada de orgullo que tantos conocidos y amigos me lanzaban. Hace bastante ya que olvidé esa sensación, la sensación de inocencia que mi niñez me concedía, dejé de preguntarme desde hacía mucho tiempo atrás qué hubiese ocurrido si todo se hubiese tornado de una manera diferente. En fin, como te habrás dado cuenta, esta historia no terminó como esperaba, y toda la ilusión que tenía de vivir plenamente se perdió ese día”.
Desde la plaza era posible observar como en lo alto del acantilado una gran roca iba siendo empujada al borde, detrás del joven Wil esta misma retumbó al caer aplastando al monarca de Habel, y seguido el cielo parecía nublarse impaciente por cubrir toda la luz del sol; una potente oscuridad acompañada de una densa neblina consumía el lugar. Primero fueron gritos, después llantos y un sinfín de ruidos ignotos. Durante aquella fecha los conocidos por el nombre de Los Oscuros rompieron las defensas y la grandiosa Habel cayó después de muchos siglos. Wil se levantó confundido y desorientado, al darse cuenta de la situación agobiante corrió, pero en la ausencia de luz, acabó perdido entre la niebla. De nuevo sintió la muerte cerca de él y una vez más estaba siendo arrinconado al no encontrar ninguna claridad que lo guiase. A los costados suyos admiró, con el terror inundando su alma, varios cuerpos destrozados, criaturas devorando entrañas y sangre empapando la tierra. Incluso para un adulto es demasiado pasar tal experiencia. El miedo lo consumió al igual que el vacío consume una estrella al morir, lentamente lo estremecía en la desesperación, una desesperación exorbitante que invadía cada rincón de su ser. Siguió huyendo hasta que tropezó con escombros de unas casas continuas destruidas y fue directo a caer al suelo. Sentía como la situación volvía a repetirse.
He allí cuando el perpetrador de la masacre apareció, “Oruos”, líder de Los Oscuros. Su nombre aparece en las leyendas y el horror que propaga es fundamentado por sus habilidades sobrehumanas. La fase más avanzada del parásito que no necesita siquiera de un cuerpo para sustentarse, el único capaz de dominar a tal tremenda plaga. Un ser con forma humanoide, un cuerpo musculado muy voluminoso, llegando a medir como unos 2 metros con 20 centímetros de altura, poseía una piel de un tono muy negro debido al aparente estado de descomposición de su carne y con un rostro semejante al humano; desde él era esparcida una oscura niebla. Portaba una armadura de cuero, raída en algunas secciones, unas botas atadas con cuerdas y envueltas en adornos de diferentes metales, bajo el peto había una fina camisa de lino. Todavía en nuestra actualidad es desconocido cómo funciona el cuerpo de Oruos o de dónde proviene, pues aunque no sea sobrenatural sí aparenta serlo. En ocasiones es descrito con ojos rojos, sin iris y con una pupila totalmente blanca, un cabello desenmarañado y una larga lengua.
En aquel instante Oruos se dirigió a Wil caminando despacio, seguro de sí mismo. De milagro el muchacho logró incorporarse casi de forma inconsciente echando a correr otra vez. Pero era ya demasiado tarde. Dos enormes criaturas de aspecto imponente lo agarraron de ambos brazos; lucían como los troles de las antiguas leyendas, eso sí, caían partes de su rostro consumido por la plaga e incluso zonas carcomidas de piel. El olor era nauseabundo, y el momento era como una horrible pesadilla sacada del mismísimo infierno. Lo elevaron hasta hallarse a la altura de Oruos, quien a tan solo pocos metros del muchacho empezó a soltar palabras incoherentes, preparando su desagradable lengua para expresar cuanto cargaba en la retorcida mente que poseía.
- Wil, Hijo y heredero del linaje Son, me presento de la manera más caballerosa posible a su majestad, con el debido respeto, he venido a arrancarte el corazón. – Oruos comenzó a hablar, el sarcasmo era de notarse en su comentario, y a la par que largaba la oración sonreía con sadismo.
- ¿Quién eres? ¿Qué eres? – Preguntó Wil entenebrecido. Desconociendo lo que trataba de decir el Oscuro mencionándolo como “majestad”.
Al escucharlo, Oruos fruñó el ceño y cesó de sonreír, seguido respondió:
- Soy Oruos, padre de aquellos que llamaban Daimonas, el antiguo nombre que nuestro creador nos otorgó en nuestra concepción, olvidado por todos ustedes. Y no hacen falta presentaciones de ambas partes, ni oposiciones tuyas, tu muerte te aguarda y con ella el fin de tu herencia. Hace muchísimo muchísimo tiempo que trato de lograrlo, dame el gusto de poder hacerlo hoy mismo. Ve todo esto que te rodea y sostén sobre tus hombros la responsabilidad de tus actos y la culpa, porque fuiste tú quien se aventuró entre los bosques y permitió a uno de los míos localizarte. ¿Lo recuerdas Wil Reh Son?
El repugnante ser rápidamente retiró de un estuche una daga curvada. Al escuchar estas palabras el joven muchacho sintió culpa ante la devastación de su hogar y, sabiendo que no podría escapar, simplemente aceptó lo que vendría. Profundas fueron estas palabras con las que me describió la situación entera. Tan solo doce años y ya tenía al más mortífero ser acortando el camino de la muerte. Lucía como un demonio del averno, y daba pavor de igual manera que la inmensidad de lo desconocido.
Desesperanzado, aún con tan corta edad, decidió rendirse. Sin embargo para dicha del chico la daga que lo atacaba fue quebrada al tratar de perforarlo, y en ese instante hubiese parecido como si el tiempo en sí fuese detenido al completo. Pero la realidad era mucho más perturbadora que una simple coincidencia. Wil contemplaba un brillo entre los pedazos de escombros del suelo, un colgante de plata con una cruz sobre la mano de un niño… su preciado amigo Yamil había perecido, y ni siquiera su cuerpo estaba ahí, si no que se encontraba desmembrado a un costado perdido entre los restos de ladrillos de piedra y miembros de otros cuerpos. Y aun después de aceptar la muerte, no fue capaz de aceptar ver a un amigo sumamente querido para él de esa forma, a su único verdadero amigo. Los recuerdos vinieron al instante, las aventuras, excursiones e incursiones, los momentos que pasó junto a su hermano de otra sangre y a la familia de este, momentos que jamás retornarían, quedando como meros recuerdos. No entendía cómo era capaz de digerir tanto en aquel corto tiempo, lo cual fue a causa de la velocidad sobrehumana con la que trabaja su cerebro. En segundos dimensionó lo acontecido y propuso una salida, la de seguir viviendo para al menos vengar a Yamil.
De un momento a otro el miedo del chico disminuyó. Un miedo hacia los Oscuros que jamás retornaría de nuevo en su carne. De tal magnitud era el dolor y rabia por haber dejado atrás la esperanza, y sumado al conjunto entero de emociones sentidas en aquellos eternos segundos, que su cerebro liberó una sustancia a través del cuerpo entero, la misma recorrió al ritmo de sus latidos cada vena y sección del niño. Así con la misteriosa sustancia fue activado su verdadero ser, al igual que si fuese un arma de guerra. La Herencia de sus antepasados. E iba fluyendo de manera imparable por sus venas una corriente, esta energía reluciente era color celeste claro y quemaba las manos de las criaturas que lo sostenían, consumiéndolos en su totalidad hasta el polvo debido al fuego inconmensurable surgido, dejándolo a él suelto para huir. Sus ojos resplandecían con el mismo tono celeste y el tiempo parecía seguir detenido. El brillo alumbraba traspasando su piel y haciendo así que el lugar quedase levemente iluminado. Rehízo su idea de la situación, se adaptó al momento. De inmediato el tiempo volvió a correr, con ello sentía también que su corazón fue desacelerado. En ese preciso momento Oruos lo observó con cólera, dado que comprendía a la perfección lo ocurrido dentro del organismo del chico; gritó con una ira tan potente que los suelos se estremecieron y los Oscuros que allí quedaban pasaron a transformase en montones de ceniza. Consumió la vida de sus esbirros para su propia fortaleza física. Rápidamente Oruos retrocedió, habiéndose percatado sobre la rotura en pequeñas piezas de su daga, a la par Wil bajó sobre los adoquines de la calle en busca del cuerpo de su querido amigo.
- Maravilloso – Exclamó Oruos. – el idiota de Suil ha engañado al peor ser que camina por la faz de este perverso y desahuciado mundo. Voy a tener que tomar otras medidas para continuar.
A pesar de ello, Wil aferrado a la vida le ordenaba repetidamente callar a la abominación e intentando con igual intensidad parar sus lágrimas por la muerte de Yamil.
- ¡Qué asombroso! – Respondió la desagradable criatura. – el niño tiene una gran fe ciega suficiente para querer contraponerse a mí. Confías en El Padre de Todo, así como tus ancestros supongo. Y mira lo que ha permitido que pasase, mira cuanta muerte ha permitido. El don del que hiciste uso no es uno que tu cuerpo pueda aguantar aún. No te queda otra opción, pequeño. Hoy voy a acabar con esta maldición que son ustedes, Hijos de la Luz. ¡Abre bien tus ojos y mira a tu alrededor! estás en una situación muy en tu contra para intentar resistirte. Ahora continúa llorando, clamando, pidiendo ayuda, no importa un carajo; y si eres tan audaz para seguir luchando inútilmente, al menos podrás arribar al Valhalla. O el Elíseo, depende de lo que todavía crean los tuyos.
A la vez que Oruos hablaba, empuñó un gran cuchillo que guardaba en una funda especial. Con brutalidad, fuerza y un solo movimiento raudo, cortó su antebrazo, que al caer se derritió como un débil metal a fuego vivo, de allí tomó una daga formada por una especie de hueso negro. Unos ojos llenos de placer y una boca chorreante de saliva denotaban su deseo insaciable de conseguir su meta. Al igual que hace un momento, cual cazador observó a su presa ante sus ojos. Oruos no dudo ningún segundo. Daba pasos lentos hacia Wil. Mientras que el joven al fin pudo encontrar lo que quedaba de Yamil, debajo de varios cuerpos y pedazos de pared. Tal vez no podría matar a Oruos, pero al menos vería por última vez a su hermano de otra familia. Cuando lo tuvo de frente a Yamil, la energía volvió a surgir en su interior iluminando de nuevo sus venas, mas el tiempo aparentaba correr de manera natural. Tanto fue el dolor que sintió al verlo que ni el peligro o la angustia le impidieron entrar en un amargo y adolorido llanto. Las lágrimas caían sin detenerse. El más alegre de los rostros sucumbió a una gran aflicción. Al girar la cabeza y mirar a Oruos con desprecio, una ira desenfrenada lo llenó al chico. Su sentido de razón se esfumó. Con una cara profundamente sumida en el odio, el niño levantó su propio cuerpo parándose firme y, al llegar Oruos hasta él para matarlo, Wil se abalanzó con un puño. Simplemente un grito y un golpe anclado en la tristeza, el odio, rencor, amargura e ira desenfrenada, ambas sencillas acciones fueron suficientes para que la horrible criatura ardiese desde la zona del impacto. Al igual que hace unos minutos con el otro par de Oscuros, el Gran líder de la Plaga, Amo de los Daimonas, fue quemado en instantes por unas llamas azules surgidas desde su interior que ni cenizas dejaban al pasar. Y la ciudad permaneció en un completo silencio.
Wil cayó de rodillas. Sin aguantar otro segundo volvió a llorar, siendo apenas un niño tuvo que pasar por una tragedia tan dolorosa y traumatizante. Su inolvidable amigo que lo apoyó, quien nunca lo abandonó y que aún a pesar de las diferencias sociales nunca miró a Wil como alguien inferior, ahora estaba muerto y despedazado entre escombros. Yamil era la persona más preciada que él tuvo después de su padre, el único verdadero amigo. Cuando se asentaba la calma, el chico miraba a otro lado, pero los recuerdos volvían a inundar su mente, los sueños y metas que una vez fijó, el dolor y el saber que ya nada retornaría a ser como fue una vez, lo inundaban de lágrimas. En la desesperación, su creciente dolor lo llevó a revolcarse, arrastrarse, a golpear el suelo una y otra y otra y otra vez, gritando hasta lo último. La pérdida no queda como una mera sensación de dolor, es una herida que nunca sana. La ausencia de alguien quien se veía a diario es notada con constancia y va incrementando al pasar el tiempo… Yo… Sé bien acerca de ello.
Aquel fue el día en cual el reino de Habel cayó, y junto a él ningún alma humana retornó a pisar esas tierras jamás. Los bellos días soleados terminaron siendo grises. Días y noches llenos de lluvia durante semanas, el desalentador llanto de los habitantes a causas de las pérdidas y las gotas cayendo sin cesar; ni pájaros cantando, ni risas o canciones, únicamente llantos y penurias fue lo que se oyó durante mucho tiempo. Y desde entonces, una marca de dolor permaneció impregnada en el alma de Wil Reh Son, junto a otra que lleva hasta hoy día, una que su propio pueblo plasmó en su ser.
ESTÁS LEYENDO
Licht : El Hijo Del Rey Y El Sicario
Science FictionLicht (luz) es la historia de un viaje, en el cual comprendemos la particularidad de cada individuo y que para cada uno hay ciertos afanes que lo afligen. Narrando la vida de Hijo del Rey Wil y del antiguo sicario Richard, quienes terminan topandose...