Eternamente enferma

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"En la profundidad del cielo, en el aroma de una flor, vivirás eternamente"
-Sekai no yakusoku

Capitulo 2

Eternamente enferma

Empezaba a sospechar que está enferma, muy enferma. Mi cuerpo constantemente dejaba de funcionar y le daba mal sabor de boca aquella sensación.

La sensación de saber que estás a punto de perderlo todo.

Cuando la hora del baño llegaba, tenía por costumbre llenar hasta el tope la bañera con agua. Al entrar solía cerrar sus ojos con fuerza, ya que era el único momento donde era inevitable no reflejarse, aquel líquido era el espejo más hermoso, pero ella prefería no hacerlo, porque la verdad era que lo que más odiaba en este mundo y en otros, era verse.

Daría mis razones para que entendieras mi mayor odio, pero tampoco es que tenga tanto tiempo, cosas más importantes tengo por contar, cosas que quiero poder platicarte para que no se queden pérdidas en mi cabeza.

Tengo que avisar que es una lastima que la mayoría de esas cosas por contar, son solo tormentos de Ella.

Ella siempre está presente en cada pensamiento.

Ella con frecuencia era desesperante. Antes era todo más tranquilo, pero ahora por Ella, lloraba más regularmente, había días en los cuales no podía parar, y era cuando Ella venía a "protegerme"

Reconciliarnos era nuestro acto de tristeza, porque incluso a Ella se le estrujaba el corazón.

Ella no siempre era pesada, siempre trato de convencerme de ir a dónde los recuerdos se estancan, pero sin saber porqué siempre me detenía cuando ya faltaba poco para llegar, siempre lo hacía, era como si ir al estanque lo dejará de lado.

Sabía que Ella me ocultaba algo, y eso no me dejaba en paz.

Tan solo en pensar en eso me atormentaba noche tras noche sin final.

Si tuviera que ser sincera, diría que de seguir así esto no tendrá un digno final, o en el peor de los casos sería la despedida más melancólica que tendría que presenciar.

*Toc, toc*

Miedo

Llegó dando una zancada, parecía maldecir para el mismo mientras me extendía una bolsa con lo que parecía era la despensa. Dejamos las bolsas en la mesa de la cocina y dijo que le diera unos minutos mientras se arreglaba la vestimenta la cual estaba empapada por la fuerte lluvia.

Coloqué algunas latas en la alacena, mientras que unas verduras y frutas las puse unas canastas.

La lluvia parecía que iba para largo.

Coloqué una crema de champiñones a fuego lento sobre una olla, y puse en la tostadora dos piezas de pan. Tomé asiento en la mesa del comedor, la cual rechino a causa de la humedad.

Por la ventana lograba visualizar las flores del jardín, estaban cabizbajas, y algunos pétalos se habían desprendido

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Por la ventana lograba visualizar las flores del jardín, estaban cabizbajas, y algunos pétalos se habían desprendido.

-las tostadas se quemarán.

-Agares...-ese era el nombre de Miedo.

Agares tomo un plato y con ayuda de un aguante de cocina tomo las tostadas, le unto mermelada de fresa y con un chasquido de dedos, en las tostadas apareció un corazón hecho de crema batida.

-no me di cuánta de cuando saliste del baño-termine por decir.

-últimamente no te das cuenta de muchas cosas, pequeña-poso el plato con la tostada frente ella.

Comieron en silencio, al menos hasta que Miedo pareció recordar algo. Le contó acerca de un bosque que había aparecido de la nada, y le confesó un secreto, no si antes hacerle prometer que no le diría a nadie.

"¿Recuerdas cuando preguntaste por mi cumpleaños e ignore tu pregunta?, Pues fue porque no sabía que responder, verás, no se cuándo es mi cumpleaños, mucho menos cuál es mi edad. Era como si antes fuera nada y ¡pum!, ahora existía. Recuerdo el frío bosque... y que había siete seres destinados a cuidar el bosque como condena.
Desconozco si antes era alguien, pero sospecho que no."

-¿Eso qué tiene que ver con el bosque, Agares?-dije dudosa, mientras trataba de analizar lo anterior.

-El bosque... Es mágico.

Me contó de lo que sucedía dentro del bosque, un laberinto creado a partir de la mente de quién entrase, con el propósito de encontrar la verdad, o la opción de obtener lo que más deseas. Pero no era fácil, si entrabas la única forma de salir era encontrando la llave, que podía ser representada de diferentes formas, y aparte de eso, lidiar con los seres mágicos que habitan en el bosque y si tenías mala suerte, encontrarte con un guardián del bosque.

Le pregunté cómo era que sabía tanto, y respondió algo que me tomo desprevenida

"Si mal no recuerdo, mencioné lo de los siete guardianes... Me presento, soy el séptimo guardián, Agares... Más conocido como Miedo, pequeña"

𝘌𝘭𝘭𝘢🍓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora