Capítulo 2

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"Soluciones desesperadas"

Diana Berman.

Horas después...

Hades me besaba con fiereza, pero una sensación de incertidumbre se embargó en mi pecho haciéndome alejar de golpe de Hades.

Él me miró extrañado, pero algo en mí interior me decia que algo —exactamente no sabía qué— estaba mal. Intenté hacer memoria de algunas cosas y nada conectaba. Sentía una opresión en el pecho que me incapacitaba respirar.

—Berman, ¿estás bien? —Hades preguntó algo que logre entender. Simplemente negué con la cabeza y me apoye en él, puesto que sentía que todo me daba vueltas.

« Algo está mal, lo presiento »


Esa voz en mi cabeza que siempre tenia razón se hizo presente y fue en ese momento en el que mi cabeza empezó a funcionar.

Eris se había ido sola, el camino de la fortaleza a la casa no es muy seguro que digamos, además de que hace unos meses —cuando recién nos estábamos instalando en Grecia, Atenas— Eris había tenido un gran susto con respecto a las calles desoladas de Grecia. Por suerte todo quedó en un susto. No sé qué pasó exactamente porque Eris jamás quiso contarme, pero respecto su decisión y esperaré a que me cuente cuando ella se sienta lista.

—Hades, es Eris. Siento que algo malo le está pasando o que le va a pasar. Llévame a la casa, por favor.

Se lo pedí en modo de súplicas a lo cual él entendió perfectamente y no se negó. Avanzamos por todo el camino empedrado que había en la fortaleza hasta llegar al estacionamiento.  Mi pequeño escarabajo tendría que esperar a ser recogido. Por el momento tenía otras preocupaciones.

Hades coloco música suave para relajar el ambiente mientras iba manejando, esto claramente no ayudó a calmar mis nervios. Estos se calmarian si Eris está bien en el pent-house. 

Cuando llegamos mi corazón se detuvo, el mal presentimiento que tenía se hizo realidad y de la peor forma.

La puerta del pent-house estaba abierta, Eris era muy cuidadosa con respecto a eso. Eso era una gran alarma.

Busque algo en el costado izquierdo de mi pierna por debajo de mi vestido y lo saque, entre con cuidado al pent-house sosteniendo con fuerza a Hades, quien se encontraba a pegado a mi espalda. No había sonido alguno, ni siquiera había luz encendida.

La puerta de Eris —su habitación se encontraba en el segundo piso— estaba abierta, y decidí subir por las escaleras para corroborar que todo esté bien, o por lo menos no sea lo peor.

Ya estaba por llegar al piso cuando rastros de sangre hicieron que perdiera el equilibrio, pero para mi suerte logre agarrarme del pasamanos para evitar caerme.

Subí más decidida y con muchísimo miedo. Tenía miedo de encontrar una escena fatal. Y para mi mala suerte si fue una escena fatal. Eris estaba tira en el suelo. Su pecho sangraba.

—¡Hades! ¡Llama a la maldita ambulancia! —grité con todas mis fuerzas al ver que ella aún respiraba. Me acerque hasta donde ella estaba y medí sus signos vitales, los tenía estables.

—¡Llámala ya! —volví a gritar con desesperación. 

Quizás todo era mi culpa, debí venir con ella. No debí quedarme con Hades, nuestros problemas se podían solucionar después.

Angustia [Saga D'Greco #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora