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DESCANSAR SOBRE LAVANDA.

Soobin tenía la opción de quedarse en la clínica y velar por sus pacientes, pero había tenido muy pocos casos que necesitasen su intervención durante las noches. Aparte de eso, debía descansar lo suficiente como para estar en sus cinco sentidos y apoyar a Yeonjun en todo lo que necesitara para el día siguiente; eso sí, se aseguraba de irse tan temprano como pudiese, después de comer un desayuno básico y tomarse una ducha para regresar al trabajo.

Como cualquier otro largo día después del trabajo, su mirada viajó hacia la torre de trastes por lavar. Para ese punto ya no tenía ninguna sartén para cocinar o algún plato limpio para comer.

Se descomodó el cabello con desesperación y caminó hacia la sala. Dejó caer su maletín negro sobre el sofá y desapareció en el baño para ducharse. Cuando terminó, regresó a la cocina y comenzó a separar los trastes por categoría, mientras que en el televisor de la sala se reproducía una lista de reproducción con sus canciones preferidas. Eran las once de la noche y Soobin estaba lavando los platos con total calma mientras tarareaba las dulces baladas provenientes del televisor. Cuando terminó, aproximadamente una hora y media después, no imaginó que aquella tarea tan mundana fuera una actividad relajante y casi terapéutica. Se rió de sus pensamientos. Tener una tarea menos por hacer era bastante satisfactorio.

Decidió cenar algo pequeño y ya hecho, así que se calentó comida que había dejado el día anterior y la ingirió con calma. Se aseguró de lavar todo lo que utilizó una vez hubo finalizado. No quería que se acumulara una montaña de bonitos platos y vasos de diversos diseños por segunda vez.

El clima estaba casi perfecto para la ocasión, no tan frío ni tan caliente. Caminó hacia su habitación y se dejó caer sobre la enorme cama que era toda para él. Soltó un largo suspiro de alivio y estiró sus extremidades a los costados, soltando un quejido de satisfacción al finalizar.

En cuestión de segundos se durmió, su cuerpo se había relajado y por primera vez en días sintió que descansaba de verdad, no supo por cuánto tiempo durmió, hasta que el tono de llamada de su celular lo sacó de sus sueños. Era una lástima, le hubiese gustado dormir por más tiempo.

Extendió la mano hasta el celular bajo la almohada y respondió la llamada sin checar el remitente.

-Diga -habló con voz ronca y adormilada, mientras se restregaba los ojos para no volver a quedarse dormido.

-¿Señor Soobin? -su ceño se frunció, y no supo si fue a causa de la palabra "señor" o al hecho de que la persona al otro lado de la línea era nada más y nada menos que Yeonjun.

-¿Yeonjun? ¿Qué haces despierto? ¿Está todo bien? -preguntó consternado, esperando que no se tratara de algo grave, aunque se sintió un poco tonto al hacer esa pregunta. El chico había estado durmiendo por dos días enteros; en algún momento debía despertar.

-Usted... Usted no está aquí -por su voz constipada, supo que Yeonjun había estado llorando. Se escuchaba confundido y consternado.

Se reincorporó de golpe y se sentó con las piernas abiertas, sosteniendo con firmeza el celular entre su mano sobre su oreja, ya totalmente despierto.

-Por las noches regreso a casa, ¿Está todo bien? -repitió, intentado no escucharse demasiado desesperado. Seguía un poco paranoico y temió por el omega. Su corazón se oprimió al escuchar un leve murmullo que pareció más como el chillido de un lobo lastimado.

-Lamento molestarlo, es solo que dormí desde ayer y... Ya no tengo sueño, yo- -el chico parecía tener dificultades para decir lo que pasaba por su mente- tengo hambre -admitió, y a pesar de que Soobin no logró verle, el peliazul se había sonrojado de la vergüenza y de nuevo había comenzado a llorar en silencio. Había estado soportando el hambre desde hace dos horas y creyó que sería capaz de sobrellevarlo hasta el amanecer, pero estaba muy equivocado. Le dolía el estómago.

𝗠𝗬 𝗧𝗥𝗨𝗟𝗬 𝗔𝗖𝗛𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora