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VIVO Y PRESENTE

[Tres años después]

La puerta del baño fue golpeada tres veces seguidas y después se escuchó esa voz conocida preguntándole qué tanto hacía ahí adentro. No respondió. Estaba demasiado concentrado en cortar su cabello lo más parejo posible como para responder, pero su cometido casi se va al caño cuando los golpes en la puerta se hicieron más fuertes, ocasionando que se asustara y moviera la mano que sostenía las tijeras peligrosamente cerca del mechón. Por suerte no cortó nada que no debía.

—¡Hey! ¡Ya córtale! Te recuerdo que solo hay un baño y llevo casi veinte minutos esperando a que salgas —exclamó la molesta voz. El chico rodó los ojos y arremedó a su hermano en el espejo, riéndose de su propio reflejo al ver lo tonto que se veía.

—¡Ya casi termino! —tal como dijo, pasó las tijeras por un último mechón de cabello que había quedado levemente disparejo al resto. Los oscuros cabellos cayeron a sus pies y un par de pelos se quedaron en su frente. Después de cerciorarse que se veía más o menos decente se dio pulgares arriba y limpió su alrededor superficialmente al igual que las partes de su cuerpo donde habían caído un par de pelos. Por último, abrió la puerta del baño y lo primero que apareció en su vista fue el rostro molesto de su hermano.

—¡Ta-dah! —exclamó con los brazos abiertos a sus costados, orgulloso de su propia hazaña e ignorando el enfado del mayor.

Beomgyu lo empujó fuera de su camino y sin siquiera molestarse en cerrar la puerta fue directo al retrete para vaciar su pobre vejiga.

Yeonjun se dio media vuelta y se recargó en el marco de la puerta con los brazos cruzados frente a su pecho. Sin tomarle mucha importancia a lo que hacía su hermano, lo miró con cara de pocos amigos.

El mayor soltó un sonoro quejido de satisfacción y al terminar de hacer lo suyo miró a su hermano menor con enfado.

—Mierda, Yeonjun, ¿qué tanto hacías? Poco más y exploto —se quejó el omega. Yeonjun se encogió de hombros y después señaló su cabello con orgullo. Beomgyu no pareció entender a lo que se refería hasta que el piso fue señalado. Un montón de cabellos estaban esparcidos bajo sus pies.

—Me hice un cambio de look, hermanito —dijo con cierta burla en su voz. Beomgyu terminó de subir la cremallera de su pantalón, bajó la manilla del inodoro y procedió a lavarse las manos con su ceño fruncido todavía clavado en el rostro de su hermano. Si no le hubiera dicho, habría tomado un tiempo para que lo notara por su propia cuenta.

—Creí que lo dejarías crecer —dijo algo confuso. Yeonjun negó levemente. Si su cabello creciera con tanta gracia como el de su hermano tal vez lo consideraría, pero lamentablemente era un estilo que a él no le agraciaba. Al menos no desde sus ojos.

—No es lo mío —respondió sin querer dar muchas explicaciones. Beomgyu terminó por secar sus manos y asintió extrañado.

—Pudiste ir a una peluquería, por lo menos. Tu cabello crecerá deforme —ambos hermanos salieron del baño y se dirigieron a la sala de estar. Yeonjun se dejó caer sobre el sofá más grande y Beomgyu fue a la cocina para agarrar algún snack.

—Quiero aprender a hacerlo por mi cuenta. Prefiero ser yo quien se equivoque y no un supuesto profesional que seguro me termina dejando como la versión barata de lo que pedí —dijo con desdén, mirando sus pies colgar afuera del largo sillón. Escuchó la risa de su hermano y una sonrisa apareció en su rostro.

Yeonjun sacó su celular del bolsillo derecho de su pantalón y miró la hora. Su trabajo comenzaba en media hora y su casa quedaba a viente minutos, así que era debía retirarse.

𝗠𝗬 𝗧𝗥𝗨𝗟𝗬 𝗔𝗖𝗛𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora