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A LITTLE HELP

Era domingo por la mañana. Yeonjun abrió sus ojos lentamente y supo de inmediato que ese no sería su mejor día.

Comenzó sintiendo un calambre en sus piernas y un dolor punzante en su abdomen bajo, también estaba sudando debido a que su piel estaba hirviendo a altas temperaturas y todo su cuerpo se sentía cosquilloso. En otras palabras su ciclo de celo había comenzado.

—Tenía que ser hoy...—se quejó en voz alta y pataleó varias veces hasta que la manta encima de él cayó al suelo. Primeras horas del día y su naturaleza de omega ya le estaba arruinando los planes, porque daba la grata casualidad de que esa misma tarde saldría con Soobin, pero de ninguna manera saldría de casa en esas condiciones, más que nada por lo molesto que era andar por ahí de esa manera.

El celo hace a un omega querer aparearse, pero a Yeonjun solo le daban dolores corporales y se sentía irritado alrededor de los alfas. Físicamente no podía sentir placer y sabía muy bien la razón, su mente lo contenía y su cuerpo le restringía cualquier estímulo de ese tipo, así que ni aunque quisiera podía calmar su celo como un omega "normal" lo haría.

A veces se preguntaba qué se sentiría ser un omega común, y de verdad envidiaba a cualquier persona que no pasaba por lo que él. Era injusto.

Se paró de la cama y farfulló maldiciones cuando sintió una oleada de calor atravesarle las entrañas. Su ropa interior estaba húmeda debido al lubricante natural que salía de su trasero, haciéndolo sentir incómodo. Era como si se hubiese orinado dormido.

Mientras se dirigía a su armario y rebuscaba entre su ropa los supresores, pensó que de verdad su celo no pudo haber sido más inoportuno. Los síntomas que experimentaba durante sus ciclos variaban y era muy impredecibles, iban desde  irratibilidad, sensibilidad, espasmos corporales, dolor de cabeza, dolor de cuerpo y la alteración del sentido del olfato hasta indiferencia, cambios de humor drásticos, sentimientos de grandeza y autoestima elevada a un nivel casi enfermizo, entre otros.

Básicamente se volvía un loquito. Un loquito que solo quería deshacerse de todos esos síntomas y vivir con normalidad, pero para un omega corrompido como él no existía tal cosa.

La única razón por la que se mantenía modestamente sano durante su ciclo eran los supresores. No podía tomar más de tres al día, pero con tomar dos durante la mañana era más que suficiente para mantenerse más o menos cuerdo.

Después de pasarse los supresores sin tomar agua (gracias la experiencia de años) buscó un posible conjunto en su armario mientras respiraba pausadamente, esperando que los síntomas disminuyeran un poco.

Tomó un pantalón color marrón algo holgado, una camisa oversized color verde y encima un abrigo del mismo color pero de un tono más oscuro. Se podía decir que era su conjunto más cómodo. Después de dejar todo sobre su cama (junto a su ropa interior y algunos anillos que usaría) salió de su habitación después de tomar una toalla y caminó hacia el baño. Debía ducharse para deshacerse de la incomodidad en su cuerpo y lavar bien sus partes más íntimas.

—¿Te bañas tan temprano? —se encontró a Beomgyu en el pasillo a punto de bajar las escaleras. Su hermano todavía vestía con su pijama y tenía el cabello alborotado. Sus ojos estaban entrecerrados y su voz ronca.

—Me llegó el ciclo —respondió el menor con algo de desagrado en su voz. Beomgyu asintió comprensivo y restregó sus manos contra sus ojos mientras soltaba un largo bostezo.

—¿Te tomaste tus supresores?

—Lo acabo de hacer —Beomgyu chistó los dientes y negó con la cabeza.

𝗠𝗬 𝗧𝗥𝗨𝗟𝗬 𝗔𝗖𝗛𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora