Las ¿ventajas? de llegar temprano

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La luz del sol me dio en la cara haciendo que me despierte. “Mierda” Pensé, otra vez me había quedado dormida en el lago, había hecho bien trayéndome mi mochila. Entre a la pequeña cabaña, un poco deteriorada, y tire la mochila en el sillón achicharrado para poder empezar a sacarme la remera 3 talles más grandes y el short a rayas blancas y negras que traía puesto como piyama. Cuando quede en ropa interior saque de mi mochila una sudadera, una camisa a cuadros negros y blancos, un pantalón negro, mis vans, mis anteojos de lectura y mi gorrito azul, aunque sea de poco dinero me las había arreglado para conseguir buena ropa para no ser marginada más de lo que ya lo soy.

Me fije en el reloj que estaba colgado y me apresure todavía más, 6:45. “Dios, solo te pido que las ruedas de mi viejo skate soporten la velocidad para llegar a tiempo a clase” Termine de vestirme y tome mi patineta, Salí corriendo y me di el mayor empuje que puede, de el lago a mi escuela hay 25 minutos, y el timbre de entrada toca a las siete y veinte, y para tratar de pasar desapercibida, llego siempre 15 o 20 minutos antes.

Estuve encima de mi tabla menos de lo normal, debido a que estaba demasiado apurada, frene y tome mi skate en la mano. Llegue a la enorme institución de ladrillos con ventanas blancas y camine por los desolados pasillos hasta llegar a mi casillero.

“12-56-88” Coloque la clave y se abrió, lo que me dio paso a dejar mis cosas para tomar mis libros de biología, creo que a la señorita Jacometti no le gustaría que llegase tarde el primer dia de clases, pero en mi caso eso no era posible ya que ni si quiera ella había llegado a la escuela, por lo que tome mi libro “Hija de Humo y Hueso” Y me dirigí al jardín a leer.

El clima era casi perfecto, no más de 26°, me senté apoyando mi columna vertebral en el árbol más grande que estaba allí. Abrí mi libro en la página en la cual me había quedado, estaba decidida a leer hasta que una voz conocida me interrumpió:

-Señorita Wells, ¿Qué se supone que está haciendo aquí a estas horas?-Dijo Carol, la psicóloga de el colegio. 

-Ah, disculpe señorita Carol, sabe porque me gusta llegar tarde y… ya sabe, estar aquí-Dije bajando mi cabeza, apenada.

-No te preocupes Angie, disculpa, lo había olvidado-Dijo sentándose como indio al lado mío-Y bien, ¿Qué estás leyendo?-

-“Hija de Humo y Hueso” –

-No lo conozco, ¿Luego me dices de que se trata? Ahora tengo que ir a preparar mi oficina, tengo un examen de ingreso a las 7:15-

-¿Un estudiante nuevo?-

-Así es, creo que es de tu edad, no lo recuerdo muy bien-

-Perfecto, otro marginador más a quien soportar-Dije en tono sarcástico.

-Angie, ya hablamos de esto, no todo el mundo te odia, es más, hay personas que te aman, tu madre, tu padre…-Mis ojos no pudieron evitar llenarse de lagrimas al oír eso.

-Usted no lo sabe, bueno, tiene que ir a preparar su oficina ¿No?-Dije un poco fastidiada. La señorita Carol suspiro, se levanto y se dirigió a su despacho.

¿Otro alumno más? No soportaba a los que ya tenía ¿eh iba a tener que aguantarme uno nuevo? No es verdad lo que la psicóloga dijo, En una escuela llena de niños mimados y con dinero de sobra, ¿Quién no iba a querer molestar a una becada que apenas tiene para los útiles escolares? Aun así, me había comportado mal con Carol, por lo que decidí ir a disculparme, vi el reloj colgado encima de los casilleros, 7:10, tenía tiempo. Llegue a la puerta que tenia grabada en una placa “Carol Barey”. Tome la perilla y al abrirse me encontré con algo con lo que nunca pensé encontrarme, la perfección en persona.

Detras De Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora