Pesadilla.

451 48 8
                                    

Es increíble como alguien puede cambiar tanto de un segundo a otro, y es que por mucho que me cueste creerlo, al menos la primera vez que lo vi, este chaval parece un ángel cuando está dormido. Su pelo alborotado, sus labios entre abiertos, y su expresión facial completamente relajada. Está quieto en la cama, durmiendo de lado, totalmente absorto en sus sueños y ajeno a mi presencia. Me vuelvo a sentir un acosador, pero es que no puedo evitarlo.

"Y pensar que una hora antes estaba dándome el coñazo con que quería un erizo"- Me rio de mis propios pensamientos.

Willy siempre me causa emociones como estas, contradictorias y satisfactorias al mismo tiempo, tanto que siento mi pecho hincharse cada vez que estoy a su lado.

Lo quiero, lo quiero mucho. Pero no como a Frank, Luzu, Alex o cualquier otro. Él es mi chiqui, mi principesco, mi niño, él es especial y eso lo supe desde el primer momento que lo vi, quizá mucho antes de que él me conociese a mi y es que solía ser un... ¿fan? suyo, aunque ni de broma imaginaria lo que Willy es para mi a día de hoy.

Al principio pensé que era único por como me hacía sentir: libre; ya que podía hablar de lo que sea con él porque sabia que jamas me juzgaría, si no que me alentaría, apoyaría y me haría sonreír aunque tuviese que hacer el tonto un poco más de lo normal, meses mas tarde me corregí a mi mismo, alegando que lo que sentía por aquel chico de ojos rasgados y azabache cabello era un sentimiento de fraternidad y que para mí era como el hermano pequeño que nunca tuve. Me equivocaba, totalmente además. No fue hasta que mis celos aparecieron que me di cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia ese cabezón que ahora duerme tan plácidamente, a ese que quiero...

Dicen que siempre hay un pero, una excepción;  tienen completamente la razón. La mía tiene nombre y apellido: Guillermo Diaz. Y es que a mi siempre me habían gustado las mujeres, hasta que el mencionado anteriormente apareció en mi vida destruyendo todo lo que yo había construido durante tantos años. Me ha cambiado, sutilmente, en cosas imperceptibles, aunque algunas si se pueden apreciar claramente; como por ejemplo mi timidez o miedo hacia lo nuevo. Antes ni por asomo quería salir de España, de mi casa, y ahora, gracias a él, me encuentro a Kilómetros de mi familia, en un País del cual no sé ni hablar bien el idioma... Y lo mejor es que no me arrepiento de nada.

-Umgfg- Salgo de mis pensamientos cuando Guillermo se mueve agitadamente sobre su cama, retorciéndose entre las sabanas y susurrando cosas incomprensibles.

"¡¡Despiertalo!!"- Me grito, apurado.

Me acerco a él cautelosamente, dudando por unos segundos, pero al ver que sus movimientos aumentan y se empiezan a escuchar sollozos lo sacudo cuidadosamente.

Gruñe ante mis llamados y yo sigo intentándolo.

-Willy, Willy- Susurro.- Despierta, Willy.- Se sienta de pronto, como si hubiese visto un fantasma, o mucho peor, una araña.

-¿Vegetta?- Mi corazón se acelera cuando hace un puchero, matándome prácticamente por su ternura.- ¿Qué haces aquí?

Niego con la cabeza e intento contener una carcajada.

-Anda, chaval que...- Rió bajito y él frunce el ceño y, posteriormente, se sienta adecuadamente en la cama.- Nada, que aquí el niño ha empezado a gritar y he venido a ver que pasaba.- Miento, y aunque me siento mal por ello no puedo decirle la verdad. Willy se queda callado, por lo que sigo hablando.- ¿Una pesadilla?

Destino. (Wigetta)Where stories live. Discover now