Destino. (Wigetta)

Besos en la frente.

Una nota es todo lo que recibo al despertar esa misma tarde, de vuelta en el sillón, con un ligero dolor de cuello y de espalda. No sé en qué momento me quedé dormido después de comer, cuando Vegetta y yo pusimos un nuevo capítulo de "Black mirror". Pero últimamente estaba demasiado cansado, y es que estaba probando a editar los vídeos de una manera distinta y me tomaba bastante tiempo, así que apenas podía dormir por las noches. Por suerte, Samuel lo entendía, y aunque siempre se quejaba de que me quedaba dormido durante las películas o las series, él siempre lo decía de broma, pues después de ver como yo ponía una fingida cara de culpabilidad, él sonreía, besaba mi frente y me decía que todo estaba bien. Esas eran las situaciones en las que yo me sentía como un niño pequeño y mimado a su alrededor, como si yo fuese su hermano pequeño al que él tuviese que cuidar. Y se sentía tan bien, pero a la vez tan mal... 

"He ido a comprar, que no teníamos ni leche, chaval." Es todo lo que pone en la nota, por supuesto morada, con letras verdes. Ni siquiera me pregunto si lo ha hecho con intención, pues se trata de Samuel, y Samuel siempre lo hace todo con intención. Al menos este tipo de cosas, cuando pretende que yo ría a carcajadas por una tontería como este papel. 

Suspiro y si bien han pasado solo unos segundos, la casa en silencio da miedo. Estamos acostumbrados al ruido, ya sea de fondo, mientras escuchamos al otro grabar, o en primera plana, cuando ambos estamos juntos. Es por eso que cuando no hay nada, se siente increíblemente extraño. 

¿Qué tan idiota debo parecer, si seguro que no ha pasado una hora, pero ya quiero que Vegetta vuelva?"- Se pregunta, volviéndose a recostar en el sillón. Hoy, por suerte, está bastante más tranquilo, y aunque la noche anterior no durmió nada de nada por quedarse editando los vídeos para hoy, ahí estaba su recompensa, un día más o menos libre, ya que aún tendría que grabar otro para mañana e ir adelantando el trabajo. Pero para ello, como al parecer todo últimamente, también tendría que esperar al mayor, porque habían quedado en grabar unos "Juegos del Hambre". 

Estiraza una mano hasta la mesa de cristal, donde su móvil está, con aquella funda llamativa de tortuga que Samuel le regaló con tanta ilusión por su pasado cumpleaños. Estaba un poco rota por la parte superior, pero Guillermo se niega a tirarla aunque Vegetta le ha dicho que no le importaría, ya que, obviamente, está rota. 

"¿Te queda mucho? ¿Voy a ayudarte?" Escribe rápidamente en el Whatsapp, para, segundos más tarde, escuchar como la puerta se desbloquea y Samuel aparece; su sonrisa iluminando no solo la habitación, si no también algo dentro de Willy. 

—Nop, no me queda mucho, y no, no quiero que me ayudes.— Y esa es su manera estúpida de decir hola, y aunque el menor quiere decirle que es rematadamente tonto, simplemente ríe. Aún ríe más mientras ve como Samuel le ha comprado tres cajas de cereales -para regañarle mientras las colocaba, eso por supuesto, objetando que no es un niño pequeño y que ya debería decantarse por unos malditos cereales-, y aún más, si es posible, cuando Samuel sostiene entre sus manos una gran, gran bolsa de chucherías. Guillermo no pregunta, no tiene porqué, pues sabe que eso significa que esta noche habrá otra noche de cine, pero esta vez en la habitación de Samuel Se pregunta internamente si quizás es solo una excusa para que sigan durmiendo juntos, pero niega ante lo tonta que suena la idea. 

Ellos eran amigos. 

Los amigos no buscan excusas para dormir juntos. 

Bueno... los amigos no duermen juntos en absoluto. 

Pero, ¿quizá los mejores amigos sí lo hacen? 

No le pregunta nada de esto a Vegetta, simplemente se pierde en sus pensamientos tanto que cree que no puede encontrar el camino de vuelta a la realidad, hasta que él está ahí, zarandeándolo con cuidado por los hombros y preguntándole si ha pasado algo. Guillermo niega rápidamente, sonríe y guarda las cuches en el estante superior que hay encima del fregadero, deseando que llegue la noche.