III

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¡Dios mío!
Que persona podría hacer semejante cosa.
¡Entre nosotros está un asesino!

Esos son los susurros y rumores que abundan en la calle está mañana.

Y yo tampoco me lo puedo creer, aunque lo este viendo con mis propios ojos.

Día después de mi cumpleaños, han encontrado el cuerpo de Rob Lark un hombre de 60 años.

Esta colgado frente a la iglesia.
Nuestro cura ha sido asesinado y colgado frente a la iglesia.

Tiene las manos amarradas sobre su cabeza y cuelga de ellas.

Fotos de él y niños haciendo cosas que estoy segura no le agradaría a Dios que un servidor a él hiciera, están regadas sobre el suelo.

No puedo evitar recordar a Jazmine toda llena de sangre ayer.

No quiero pensar que ella es capas de asesinar a alguien.

Pero.

¿Coincidencia?

No lo creó.

Miro toda la escena del crimen y no lo puedo creer.

ES HORA DE QUE EL PUEBLO DE BLUEMORD  LIMPIE SUS CALLES... EH AQUI EL PRIMER PECADOR.

Esta escrito con sangre sobre las paredes de la iglesia.

—¿Ya saben quién hizo esto?—pregunto a mi padre, quien está prestando atención a cada detalle de la escena.

—No, pero no podemos dejar que las personas entren en pánico.

—¿Viste la nota?

—Quien no la ha visto.—Dice él mientras se da vuelta para irse.

Camino a casa veo a Jazmin sentada en la puerta.

—¿Que has echo Jaz?

—¿Crees que yo mate al curita?—ella ríe—Si se lo merecía pero no lo mate.

—Ayer estabas llena de sangre.

—Si, y era sangre de borrego, te lo dije.

—No te creo.

Misión muerte al pecador...—ella ladea la cabeza un poco y una sonrisa torcida aparece en sus labios—¿Que es lo que tanto te asusta Gini?... Cuántos pecados tienes encima ¿Por qué tan asustada?

—¿Que?

—Asi decía parte de la nota escrita con sangre... Debo admitir que el asesino fue muy creativo, colgarlo–rie a carcajadas–nunca se me fuera ocurrido.

Leiverg sale de la casa.

—¿Que hacen ahí?, hay un asesino suelto, entren.

Ambas entramos y vemos a mi madre caminar de un lado a otro.

—¿Como vamos a lidiar con esto?—pregunta.

—¿Que es lo que tanto te preocupa madre?—Jaz se encoge de hombros—Si no tienes ningún pecado, no tienes de que preocuparte.

—No estoy de humor para tu ironía Jaz.

—Nunca lo estas.

Leiverg le da un vaso de whisky a  mi madre.

—Madre tengo algo que decirte—veo a Jaz y ella me da una mirada calmada.

—Ayer... 

Todos están poniendo atención a lo que diré.

—Jazmine... me dió el mejor regalo.

Puedo ver cómo sus labios gesticulan una palabra.

"Buena chica"

—Okey...—mi madre vuelve a su crisis y a quejarse de la situación.

Leiverg me mira y alza su ceja.
Su mirada baja hacia mi brazo y frunce el ceño.

—¿Que te ha ocurrido en el brazo?

— Me he cortado con un vaso.

—¿En serio?—Ve a Jazmine.

—¿Que voy a saber yo...  Ni estaba prensente.—Jaz rueda los ojos.

Papá hace presencia.

—¿Ya saben quién lo hizo?—pregunta mi madre al verlo.

—No, aún no.—dice él mientras se sienta en el sillón.

—¡Que horror!—mi madre tiene cara preocupación—¿Quien le haría eso a un servidor de Dios?

—No era tan inocente que digamos—Jaz interrumpe—¿Niños?... Era un enfermo.

—Nadie merece morir de esa forma.—mi madre contraataca.

—¿Y tú creés que esos niños merecían ser usados por él de esa forma tan asquerosa?

—Hablas como si tuvieras mucho odio hacia él.

Jaz me mirá.

—De todas formas la basura ya está en su lugar—dice mientras hace gestos de indiferencia.

—¡Basta!—mi padre dice seriedad.—El pueblo está siendo amenazado y lo último que quiero oír es una discusión en mi casa.

Todos hacemos silencio.

–Todos hagan sus asuntos y yo me encargaré de ayudar a encontrar al asesino.

Todos salimos de la sala.

Subo a mí habitación, abrumada sentándome en frente a mi peinadora.

Miro al espejo mientras cepillo mi cabello sumergida en mis pensamientos, mi mirada cae sobre la puerta de mi closet un poco entreabierta.

Veo una caja con tres candados, una sonrisa se forma en mi rostro.

Mi perdición se encuentra segura bajo tres candados.

Estoy concentrada detallandola cuando golpecitos a la puerta me traen de vuelta a la realidad.

Puedo ver a traves del espejo a Leiverg parado en la puerta.

–Ocurrió otro asesinato.–suelta rápidamente.

Me levanto y bajo las escaleras corriendo junto a él.

El conduce mientras yo limpio mis lágrimas. Al llegar a nuestro destino y bajo del auto. Una presión se apodera de mi pecho al verla ahí.

Laura Swing.

Esta tirada en su patio trasero y unas alas dibujadas con su propia sangre a su alrededor.

Hojas con transacciones de grandes cantidades a su cuenta están regadas desde la entrada hasta llegar aquí, en otras hojas hay fotos y nombres de chicas desaparecidas.

sobre su pecho hay una nota grapada a su piel, cierro los imaginando su dolor.

Les presento a Laura Swing, relacionada a la trata de blancas.

Y ahí estaba de nuevo ese sello.

Muerte al pecador.

Esta escrito sobre el abdomen de Laura con marcador rojo.

Como alguien puede hacer estas cosas, Laura trabajaba en la bienes raíces, era una gran amiga de la familia.

Me duele su muerte.
Me duele verla ahí.

Ahora más que nunca tenemos que encontrar a ese bastardo.

Los Spoelberch's.Where stories live. Discover now