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30 de diciembre de 1920, Inglaterra.

El otoño en Birmingham estaba dando paso al invierno, las hojas secas caían, el bullicio de las personas corriendo de un lado para otro se escuchaban a cuadras, las maquinarias de las industrias funcionaban y cada tanto desprendían un olor característico.

Jeon Jungkook era ajeno al ajetreo del pueblo en el que vivía, su mente y su alma sólo estaban centrados en el chico que dormía plácidamente a su lado. Y bendito infierno, él no se iría al cielo, no cuando Kim Taehyung envolvía su cuerpo y sentía que su corazón se despegaría de su pecho, sólo por estar junto a él.

¿Habían palabras para describir a Taehyung? Jungkook consideraba que incluso reuniendo todas las palabras más hermosas del mundo, no lograría dar ni una pizca de todo lo etéreo que era Taehyung. Aún se preguntaba qué diablos había pensado Taehyung para ser merecedor de su amor. Él era muy simple en comparación o al menos eso creía, pero al menos era valiente, tal vez esa misma valentía lo llevaría a su muerte pero sabría que al menos lo había intentado, había amado a Taehyung con todas sus fuerzas y no se arrepentiría de ello. Incluso si eso conllevaba recibir los golpes de su padre, fingir ser alguien que no era o simplemente obedecer.

Jungkook realmente odiaba obedecer, odiaba las reglas porque si se salía un poco de ellas, estabas destinado a ser el malo, el inmoral, el enfermo o incluso causar repulsión a la sociedad. Ser asqueroso simplemente por amar. ¿Era amar un pecado? Él no lo creía así, no cuando no hacía daño a nadie, pero nadie lo entendería, él mismo no lo hacía, no cuando los únicos estudios que habían respecto al tema lo tachaban como un ser depravado, por ende estaba destinado a encerrarse bajo cuatro paredes para amar al único chico que está dispuesto a quebrantar las normas.

No era justo pero de nuevo no tenía opción. Así eran los años veinte y probablemente seguiría siendo así, no importaba cuánto lo pensara y deseara un futuro con el chico a su lado, no terminaría bien, estaba condenado a ser un rehén de lo que la sociedad consideraba correcto y moral, parámetros que él quebraba cada vez que besaba a Taehyung, cada vez que quería darle una caricia o un fugaz abrazo, porque incluso detalles como esos la sociedad lo tenía mal visto, nadie podía ser tan cercano a un hombre y si lo eras estabas entre ceja y ceja, porque de seguro harían lo imposible para llevarte a un calabozo.

Así era en los años veinte, cuando recién terminaba la guerra mundial y la gente enloquecía un poco, irónico que incluso con esa locura y felicidad que rodeaba a los locales, Jungkook no podía ser parte de ella y tampoco su ser amado porque vivía con miedo, miedo a ir a la cárcel, miedo de ser asesinado, miedo a ser mutilado, miedo a los experimentos de conversión, miedo a las aberrantes ideas de quiénes querían hacerlos sufrir y luego extinguirlos. Tenía miedo.

Pero Jeon Jungkook estaba dispuesto a correr el riesgo, después de todo era joven, inmaduro y estaba enamorado.

Taehyung se removió de la cama y abrió los ojos para encontrarse al pelinegro sumido en sus pensamientos, acarició su cabello y éste se sobresaltó, causando la risa del mayor.

—¿Qué pensabas? —Taehyung se rió acomodándose para quedar a su altura.

—En ti —Jungkook dejo un beso en el hombro desnudo del contrario y le sonrió de vuelta.

—Dios, harás que se me salga el corazón ¿Porque eres tan tierno?

—Alguien tiene que ser el tierno de la relación —Taehyung río ante lo dicho y le golpeó el muslo cercano

—Bobo, ya levántate, mis padres llegarán en cualquier momento.

—Pero no estamos haciendo nada —rebatió el menor

—Ese es exactamente el problema Kook, íbamos a estudiar —Taehyung le tiró una remera por encima que cayó justo en su rostro y Jungkook lo miró ofendido.

—No es mi problema que tú de repente...

—Basta, ayúdame a ordenar, es un desastre. —Taehyung lo miró con las mejillas sonrojadas

—Está bien, mandón. —Jungkook le pellizcó la nariz riéndose del mayor

—Sí, como sea.

—Espera —Jungkook tendió sus brazos y luego agarró firmemente a Taehyung en un cálido abrazo —Feliz Cumpleaños.

—Ya me has saludado —Taehyung rió

—No está demás decirlo.

Jungkook volvió a besarlo y Taehyung aceptó gustoso, en ese instante se sentían una dupla perfecta. Esos escasos momentos en los que podían estar con otro de esa forma eran un tesoro, eran pequeños instantes en los que se permitían disfrutar y rebosar del amor que se entregaban, guardándolo en su memoria.

Habían escuchado que el amor te volvía codicioso pero para ellos un pequeño toque era felicidad, una mirada cómplice o un simple beso era más de lo que podían soñar, por supuesto siempre querían más pero se conforman con lo que tenían. No había mucho que pudieran hacer.

De todas formas no se lamentaban, en serio no lo hacían porque al menos habían sido dichosos de ser correspondidos y no había felicidad más grande que esa porque al menos estaban juntos. Juntos para enfrentar a todo lo que se interpusiera entre ellos.

Honestamente sabían que la sociedad los consideraba unos locos y en parte era cierto. ¿Quién en su sano juicio se atrevería a enamorarse de otro hombre en una época en la que estaba absolutamente prohibido?

Ellos corrían el riesgo porque después de todo ¿Qué sería del amor sin un poco de locura?

—Jungkook —Taehyung se separó de menor para mirarlo a los ojos

—Mmm

—¿Hoy tienes la reunión con tu padre?

Taehyung verbalizó con cuidado, la sola mención del padre de Jungkook hacía que la burbuja en la que estaban rodeados se rompiera frágilmente, creando un ambiente extraño y sombrío. Jungkook asintió y ordenó el pelo del mayor con cariño intentando detener su hilo de pensamientos, generalmente él trataba de verse fuerte, sobre todo en situaciones complejas, no le gustaba que otros vieran cuando se rompía por ende siempre ponía un muro por delante para ocultar sus pensamientos. Sin embargo cuando se trataba de Taehyung ese muro se desmoronaba, esas sonrisas falsas se convertían en muecas y las lágrimas se hacían presentes.

Su padre significaba peligro, significaba que lo que sea que tuvieran que conversar esa tarde no era agradable, podría saberlo o bien no hacerlo pero de todas formas tendría un sabor amargo al terminar la reunión porque él tenía la capacidad de hacerlo sentir inferior, un ser repugnante y un inútil.

—Estarás bien —Taehyung rodeó con sus brazos al contrario y luego prosiguió—Estaremos bien. No te preocupes —repitió afirmando en un intento por convencer al menor y así mismo.

Jungkook se aferró a sus palabras y asintió, a pesar del miedo que se apoderaba de él, era un miedo que jamás se iba a pesar de mostrarse valiente y apasionado. Era inevitable no sentirlo, cuando su vida pendía de un hilo y la del ser que más quería también. En realidad no temía por él sino por Taehyung, temía perderlo por su culpa, por no poder protegerlo, por haber sido el responsable de llevarlo a su condena.

Era una culpa que lo carcomía y lo hacía preguntarse antes de dormir si realmente estaba haciendo las cosas bien o si sólo estaba siendo egoísta.




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Chicxs esta es mi primera novela, así que estoy muy feliz de poder compartirla con ustedes🤍
Además, les cuento que es un proyecto para un ramo de la Universidad jijij pero siento que poco a poco se ha vuelto más personal. De todas formas me hacen feliz con un comentario o lo que sea. De verdad espero que les guste, disfruten y lloren porque es bastante sad AKSJDKD bueno eso. Les tkm🤍 y qué vergüenza.  Aaaa si me conocen no me han visto.

—TearBae

El Baúl De Los Recuerdos | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora