5. Salvado - Parte 1

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Tomé una respiración profunda antes de entrar al salón de clases. Mis nervios estaban rebotando por todo mi cuerpo como una pelota de ping pong. No había forma de tranquilizarme, y fue peor aún después de ver su firme y espléndido rostro. Allí, sentada en el fondo del salón, se encontraba Annie. La chica más preciosa que había visto jamás; con una voz hermosa y una personalidad afilada, que por alguna razón especial no paraba de atraerme.

Y fue a tal grado que, por mi interés hacia mi solitaria compañera de clases, comencé a frecuentar las competencias de natación. Al comienzo me sentí patético de ver al equipo de la secundaria sólo porque una de las nadadoras me gustaba, pero tal vez, que Mikasa se uniera al equipo funcionó como una excusa apropiada para mi inquietud. Ahora bien, más allá de que Eren y yo fuéramos a apoyar a nuestra amiga, mis ojos no podían deshacerse de Annie. Su esbelta figura me deslumbraba junto a su agilidad, pues no parecía tener demasiados problemas para tomar marcas increíbles. En efecto, su talento como atleta era innato, y medido junto a sus largos períodos de entrenamiento, la calidad en su destreza era comprensible.

Así pues, terminé admirando a aquella chica rubia desde la más lejana posición sin esperar nada de vuelta en absoluto, no obstante, los sucesos del fin de semana habían cambiado un poco las cosas.

Gracias a mi gran concentración en los estudios por los próximos exámenes, el sábado había llegado con una rapidez insólita, y curiosamente no era lo único que había pasado desapercibido entonces; mi libro de ciencias brillaba por su ausencia. Entonces, haciendo mi mayor esfuerzo, logré recordar dónde lo había dejado: en mi casillero en la escuela. Así fue como me dirigí rumbo a la secundaria de Trost, llevando ropa cómoda y mi bolso para llevar el libro y tal vez pedir alguno en la biblioteca; aprovechando que el club de lectura se encontraba en sus habituales reuniones.

Para mi fortuna, pude encontrar lo que buscaba con solo mirar en el interior de mi casillero, por lo que no pude evitar sonreír ante la dicha de mi memoria. Eso significaba que solo necesitaba pasar un rato a la biblioteca para terminar mis ocupaciones.

—Vaya...

Al escuchar aquella voz familiar, no pude evitar girar mi atención casi al instante, encontrándome con Annie. Su cabello estaba perfectamente recogido, lo cual me dejaba una buena vista de su frente, y con ello, un aura angelical se desplegaba como si de un ángel en una pintura antigua se tratara. Nunca antes había tenido la posibilidad de ver a Annie con un aspecto tan dulce y delicado antes, y mucho menos tan cerca, por lo cual traté de detallarla lo suficiente.

—¿Annie...?

—No sabía que podías sonreír así. —Observó un casillero y luego volvió su atención a mí—. Actúas algo diferente siempre que te veo.

—Ah... ¿Es así? —Rasqué mi nuca levemente para calmarme. Tener a Annie hablándome me impactaba—. Pu-Pues... lamento si parecí descortés, no era mi intención.

—Mmm... No creo que hayas sido descortés, más bien... Bueno, en otro momento te lo digo.

La observé tratando de ocultar mi curiosidad. Su percepción sobre mi persona era algo que realmente me interesaba, pero sabía que si trataba de indagar demasiado en el asunto, Annie terminaría descubriendo que me gustaba. Pues, era alguien sumamente astuta e inteligente, y por ningún motivo podía actuar sin pensar antes en las posibles consecuencias.

—Y bien... ¿Qué haces aquí, Arlert?—Observó el libro en mis manos—. Ciencias no se dictan los sábados.

—Yo... Sólo vine por mi libro. He estado estudiando.

—Ya veo —dijo asintiendo.

—¿Y tú, Annie? ¿Por qué estás... —Me detuve de continuar hablando cuando noté que vestía su uniforme de gimnasia. Era obvio que había ido a entrenar un poco en la piscina. Me reprimí a mí mismo por no haber pensado mejor.

Love shot. | AruaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora