Granate

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Supuse que era un árbol, ya que por la noche hacia viento, pero los golpes no paraban, a si que fui a mirar.
Era Henry, sentado en el techo de mi casa, como si fuera tal suelo, como si se tratara de lo más normal. Le abrí la ventana confundida.
-¿Que ha- antes de que pudiera acabar la frase, me agarro del brazo y me llevo al techo con él. Me cogió y me coloco entre sus brazos.
-Henry, esto...yo... mira, lo siento...-dije apoyándome en su pecho.
Él se tiró del techo, como si fuera un tobogán. Yo aún estaba en sus brazos, por lo cual, caímos juntos. Caímos en el húmedo césped de mi jardín.
-No me importa lo que sientas por mi, me gustas y me gustarás hasta el día que mi alma se valla al infierno- susurró Henry tumbándose en el suelo. ¿Como se suponía que iba a reaccionar a eso? Yo aún estaba confundida, en esa noche pasaron tantas cosas...
-Henry, me gustaría decir lo mismo...pero estoy confundida-dije mirando hacia otro lado.
-T/n, cambiare por ti...haré lo que sea, por favor t/n, mírame a los cara- dijo Bowers, agarrándome de los hombros. Sus ojos estaban abiertos como platos, él nunca se había comportado así..- t/n, mírame, estoy desesperado por ti, mataría por ti.-
Yo le miraba, anonadada, ¿que le estaba pasando? Pensaba que estaba obsesionado conmigo, de una forma romántica, claro. Pero esta forma no era la cual me esperaba. Él me quería, hasta la muerte,l. Sabía alguien como él no dudaría en matar a alguien solo para conseguir lo que quiere...y eso me asustaba. ¿Acaso me convertí en lo que desee destruir? ¿En una asesina? Si yo no hacía lo que él quería, podría matar a alguien...
No podía ser, Bowers aún no ha hecho nada, y puede que no lo haga jamás. T/n, tienes que dejar de pensar en lo malo...Él no te mató, como dijo él mismo, después de todo, no era tan malo.
-Henry, no digas eso...- murmure poniendo mi mano en su mejilla.
-T/n, es cierto, voy en serio- me dijo- ¿han sido ellos verdad? ¿Te han hecho creer que yo soy el malo de la puta historia? Sabes que yo soy bueno, tú crees eso, ¿verdad?-
-Recuerda lo que me prometiste si accedía a ir contigo- añadí - que no les hicieras daño. Se que no eres tan malo...Pero has hecho cosas crueles-
-Oh vamos, eran bromas. No es mi culpa que no todo el mundo tenga mi sentido de humor- rió intentando hacer las cosas menos incómodas- vamos t/n, me has perdonado-
-Si lo he hecho...Pero eso no va a curar el daño que has hecho- le dije a la vez que retiraba mi mano de su cara.
-¿No te acuerdas por todo lo que he pasado? ¡Yo soy la verdadera víctima!- exclamó -t/n, tu me crees, ¿a que si?-
No respondí. Henry se veía enfadado. Yo seguía mirando hacia otro lado. ¿Él de verdad era la víctima?
-Bueno, a lo que venía- continuó dejando de lado el tema -he traído mi camioneta- afirmó señalando su vehículo
-¿ Y eso que tiene que ver?- pregunte confusa, asomándome para comprobarlo.
-Quiero hacerte mía- hablo a la vez que sentía esos labios tan familiares en mi oreja. Su voz cálida penetro mis tímpanos y círculo por todo mi cuerpo. Esas palabras hicieron mi temperatura subir, lo mismo que el color de mis mejillas.
-H-Henry, cállate...- dije intentado disimular lo que sus palabras habían provocado. El atento Henry se percató de inmediato, lo que hizo que su ego subiese aún más.
-Ya me callo, ya me callo-dijo en tono burlón- en mi camioneta está un regalo que te he comprado. Se que en el aula de castigo no fui un chico bueno y obediente como debía ser-
-Pero que considerado...Quien iba a decir que eres un bully- murmuré en tono sarcástico. Vi cómo los ojos de Henry miraban al suelo, como si lo que le hubiera dicho le afectara. Un sentimiento de culpabilidad invadió mi cabeza.
-Bueno, ¿vamos a ver ese tal regalo o que?- dije a la vez que me levantaba. El frío viento de las noches de verano movía las flores que crecían en el jardín. La suave brisa soplaba mi cabello. Caminé con mis pies descalzos sobre la acera hasta llegar a la puerta de su vehículo.
-Mierda...Dónde lo había dejado....- murmuró Henry a la vez que rascaba su cabeza en confusión- ayúdame a buscarla, sé una chica buena...- finalizó con una media sonrisa. Sentía mariposas cuando decía esas cosas. Abrí la puerta de los asientos de atrás, buscando ese regalo, el cual, su contenido era desconocido para mi. Mi torso estaba en el carro, intrigada de lo que sea que Bowers me está escondiendo. Percaté el sonido de la puerta de alante se cerró.
-¿Ya has encontrado ese rega- un nalgazo no me dejó terminar mi frase.
-Este es tu regalo, imbecil- dijo a la vez que agarraba mi cintura y me metió entera en el coche.
Empezó a besarme y a acariciar mi cuerpo. Cerró la puerta del coche con su pie mientras sus frías manos exploraban mi cálido cuerpo. Yo no me resistí. Sus labios contra los míos era una sensación tan especial. Me hacían sentir a salvo. Agarraba su pelo y poco a poco mis manos iban bajando a sus hombros. Sus húmedos labios se alejaron de los míos, lo cual aproveché para recuperar el aliento.
-Me pones tan duro-murmuró él- y nunca haces nada al respecto-
-Que romántico por tu parte-le respondí en tono burlón, mientras nuestras temperaturas subían.
Manteniendo el contacto visual, Henry se quitó esa chaqueta de cuero que llevaba esa noche, lo cual escondían esos brazos musculosos que tan familiar eras con ellos. Tal vez cuando te ahogaba no se sentía tan mal... Finalmente, se quitó la camiseta y reveló sus abdominales. Me pasaría horas admirando su esculpido cuerpo, contando sus lunares y besándolo. Su ego iba creciendo cada vez más y más.
-¿Eo? ¿Tierra llamando a t/n? Pareces un tampon usado, tu cara está ardiendo- bromeó Henry en mi estado vulnerable-¿quieres que pose o algo?- continuo a la vez que se volvía a tumbar en mí.
-Cállese don comedia, y sigue besándome-reí mientras agarraba su cuello.
Sus manos curiosas entraron debajo de mi camiseta. Tocaba mis costillas, mi clavícula...y mis senos. Sus manos eran delicadas, pero sabían lo que hacían. Sus toques de sentían genial... Me agarró de mi cintura y me coloco encima de él.
Me empecé a desabrochar mi camisa de pijama, mientras sentía sus manos acariciar mis muslos. Entre gemidos y suspiros pesados y agitados tiré mi prenda de ropa al suelo del coche, a la vez que escuchaba risas de parte de Henry. Me agarro de la espalda y me puso bajo él. Empezó a lamer mis senos, al igual que pellizcar mis pezones. Soltaba gemidos de placer, acompañados de mi respiración agitada. Sus manos jugaban con mis pechos, excitándome aún más. Sin venir a cuentas, se paró, cogió mi mano y la coloco en sus pantalones. Sentí un bulto apretado entre esos vaqueros levis. Empecé a acariciar su erección, mientras él se apoyó en mi hombro, gimiéndome en mi oído, besándolo y mordiéndolo delicadamente. Su mano bajo a su cinturón, el cual desabrochó en segundos y bajo sus pantalones lo violentamente, esa erección era dolorosa en sus pantalones. Dejo sus bóxers en descubierto y mientras Bowers seguía apoyado en mi hombro, gimiendo de alivio, deslice mi mano bajo su ropa interior. Soltó un jadeo de sorpresa. Enrollé mi mano en su pene, moviendo mi mano lentamente hacia arriba y abajo, acariciándolo, tocando sus venas y jugueteando con la punta. Note que la temperatura de Henry subió, sus gemidos eran más altos y sus manos más curiosas. Él se levantó como pudo y se bajó sus bóxers.
-Abre la boca- dijo sonrojado. Veía las gotas de sudor bajar por su cara, y una sonrisa formarse al ver que obedecía. Cogió a su amiguito y metió su punta en mi boca. Un gemido de alivio salió nuevamente de él. Jadeé, debido a su tamaño y a mi inexperiencia. Coloque mi mano en su miembro y empecé a mover mi cabeza, al igual que mi mano. "Arg~Así me gusta, se una chica buena" "Joder..." "Muy bien, hmm~" me decía, lo cual hacía que me sonrojara. Su voz era tan profunda, tan delicada, cuando él quería. Amaba cuando colocaba su mano en mi barbilla, moviendo sus caderas, en ese movimiento tan repetitivo, pero tan excitante.
-Quita las manos- ordenó. Las baje, sin quitar mi boca. Recogió mi pelo en su mano y empezó a mover sus caderas, cada vez más rápido, soltando jadeos, gemidos, suspiros. Empujaba mi cabeza contra él, mientras yo me ahogaba. Quito su miembro de mi boca, aún duro cual piedra. Intentaba recuperar la respiración desesperadamente, mientras saliva y pre-semen salían de mi boca. Tosí aún intentado volver a tener aliento. Mi cabeza miraba hacia abajo, sentí sus manos colocarse en mi cadera y arrastrándome. Mi pelvis estaba encima de sus musculosos muslos. Me quito los pantalones violentamente, dejándome en ropa interior. Bajo mis panties lentamente, para observarme mejor. Sonrió y subió a besarme, aún su mano estando en mis partes.
-No sabia que te gustara tanto, pareces una fuente- bromeó
-Cállate, imbecil- murmure avergonzada, colocando mi mano en su cara.
-Perdona, tienes un coño muy bonito- dijo riéndose, mientras se dirigía a mi cuello. Empezó a besarlo y morderlo, como él sabia que me gustaba. Sentí un dedo acariciando mi zona, luego dos. Jadeé por sorpresa. Mis brazos enrollados en su espalda, a la vez que hacia que me excitara tanto. Esos dedos llegaron a mi clítoris, acariciándolo y girando en círculos. Gemí en su oído, ya que me percaté que era su punto débil. Lo besé, mientras él me complacía.
-Voy a meter uno, ¿de acuerdo?- me susurro, esperando mi aprobación. Asistí, con mi temperatura subiendo. Al principio solo metió uno. Gemí su nombre, lo cual subió su ego.
-Menos mal que me corte las uñas antes de venir- susurró. Él nunca podría tomarse nada en serio, ¿podría?.
-Hmmhm~ ¿Sabes callarte?~-dije entre gemidos de placer. Mientras con un dedo lo metía y lo sacaba, con otro jugueteaba con mi clítoris. Mi espalda se curvaba, mis manos agarraban su espalda, iba a llegar al climax.
-H-Henry no pares- le regaba. Él a escuchar eso, subió el nivel de velocidad. Sentía que me iba a quedar sin aire, sentía que iba a explotar. Finalmente me corrí. Mis paredes se apretaron contra su dedo, y mi voz se debilitaba. Estaba débil, tumbada en los asientos traseros de su camioneta.
-¿Crees que hemos acabado?- pregunto pícaro Bowers. Cogió su miembro y me penetro sin aviso. Esta iba a ser mi primera vez, estaba nerviosa, pero mi calentura superaba mi ansiedad. Nuestros gemidos se sincronizaban, los alientos calientes. El sonido de el penetrándome invadía el coche. Me agarro de las manos, aún sin parar. Nos mirábamos a los ojos, sonrojados y sudorosos. Volvía a sentir la sensación de antes, Henry volvía a hacerme llegar al climax. Él colocó su mano en mi cuello, para tener mejor acceso y maneje de mi. Sus gruñidos y sus suspiros eran tan sexys, sería mi género de música favorito. Me agarre a su brazo, apunto de volverme a correr. Él lo sabia, lo que formó una mueca pícara en su rostro. Vi como sus ojos se volvían para atrás, y sus gemidos se volvían más pesados. Note que iba más rápido y más profundo, lo que me hacía sentir más placer. Su mano me apretaba más y su cabeza se movía verticalmente.
-J-joder, me corro, m-me corro- gimió Bowers. Al igual que yo, él jadeó y fue lo más rápido que podía, "AaAargh~" soltó antes de caer encima mío, derrotado. Los dos respirábamos agitadamente. Henry se apoyó en mi pecho, y mis manos seguían en su espalda. Saco su miembro de mi, se saco el condón y lo anudo. Volvió a tumbarse en mi pecho, con una sonrisa.
-Hmm, que diver- bromeé, jugueteando con su pelo- la próxima vez habrá que hacerlo en un lugar menos...sucio-
-¿La próxima vez? ¿Así que quieres repetir eh?- rió Bowers.
-Tsk, calla anda- murmure- supongo que tengo que subir ya, van a creer que Ricard Ramírez me ha secuestrado- después de decir eso, cogí mi ropa y empecé a vestirme. Los ojos de Henry no se apartaban de mi. Le hice un gesto con la mirada, para que mirase a otro lado.
-Acabamos de follar, ¿y quieres que mire a otro lado?- bromeó él.
Le saqué la lengua y continué con lo mío. Él también se vistió, y cuando no prestaba atención, me hacia cosquillas. Salí del coche, lo más silenciosa posible. El problema era ahora...¿como iba a subir de vuelta?
Intenté subirme a el tubo ese del desagüe, pero siempre me resbalaba. Henry se apoyó en un árbol y observaba.
-¿Porque no dejas de mirar y haces algo de utilidad por una vez?- le pregunte mosqueada a Bowers.
-Estoy cansado, ademas, es tu casa, no la mía- dijo burlón.
-Vamos, súbeme a tus hombros- le ordené. El puso los ojos en blanco y fue vagamente hacia mi. Se agachó y me subió a sus hombros. Había como una especie de techo al lado de la ventana de mi habitación, por donde Henry había escalado anteriormente.
-Vengaaaa, que me estoy cansando- murmuró Henry
-Tshhh, ¡los vas a despertar!- susurré
Apoye mis manos en el techo e hice fuerza para subir. Finalmente lo conseguí. Suspire en alivio. Henry se alejó hacia su coche. Bajo la ventana y se despidió sacudiendo la mano, en forma de burla. Lo ignore y entre silenciosamente a mi cuarto. Gracias a dios todos seguían durmiendo. Subí a mi cama y me dormí. Estaba exhausta. No podía con mi alma.

Un amor tóxico (Henry Bowers x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora