Agosto #Wattys2015

El precio de la libertad

( en la foto el Martin perfecto)

Comenzó cuarto año con más experiencia de la que hubiera querido, un corazón roto y la sensación de haber perdido una inocencia irrecuperable. Algo se había quebrado dentro de ella. Aunque trataba de ver de otra manera a los chicos que se le acercaban, la verdad era que no podía, ante el primer cambio de actitud todos los miedos se le venían a la cabeza y dejaba las relaciones antes de empezarlas. Al mismo tiempo descubrió cosas sobre sí misma y sobre todo acerca de los hombres.

Los hombres se volvían débiles ante la belleza y aun más débiles ante la actitud. Cuanto más inalcanzable parecía más la buscaban. No entregarle su corazón a nadie fue su manera de encarar su dolor.

Al repasar la historia de sus amigas se confirmo en ella el pensamiento de que la mayoría de los hombres no eran confiables y que no importara lo que dijeran o hicieran todos terminaban siendo infieles e interesados solo en el sexo. Y surgió algo dentro de ella, si ellos podían ser así, ella también.

Tuvo algunos encuentros pero con nadie había logrado llegar a sentir ni la mitad de lo que había sentido antes. Se gano fama de difícil de retener. Y eso la hacía más codiciada entre sus compañeros y secretamente envidiada por sus compañeras.

Su madre y Clara notaron el cambio de actitud de Agosto, seguía siendo con ellas la chica dulce y responsable pero cuando se trataba de hombres se volvía otra persona.

Sin embargo tanto Ana como Clara sabían que de alguna forma eso era solo una coraza y que cuando llegara el hombre de su vida cambiaria, o al menos eso esperaban.

Cuando se cruzaban con Diego sus miradas cortaban el aire, pero no se volvieron a acercar. La frialdad de la mirada de Agosto ponía una barrera infranqueable entre ellos.

No lograba olvidarlo, y estaba decidida a no tomar a ningún otro hombre en serio.

Sin embargo la vida tiene sus propios caminos y la mayoría de las veces no coincide con nuestros designios.

Comenzaba Abril cuando en medio de una clase monótona de contabilidad entro el director del colegio y detrás, el destino.

Martín tenía 19 años, alto, piel blanca, una boca carnosa y amable, unos ojos verdes oscuros redondos y profundos, el cabello castaño claro , largo y atado en la nuca. Su cuerpo denotaba que hacia deportes y sus brazos se veían fuertes y protectores. El director lo presento como el alumno nuevo y solo con la mirada quedo claro que era diferente a los demás.

Al verlo algo se movilizo dentro de Agosto. Se sentó en el banco a su lado y sus miradas se encontraron.

Martín se fue ganando su lugar a pulmón. Se convirtió en un compañero inteligente, divertido, solidario. Tenía la sabiduría de aquellos que han sufrido un dolor muy grande demasiado pronto y aprenden a valorar las pequeñas cosas de la vida.

Se fueron acercando de a poco, con cautela, estudiándose como dos felinos. Ambos eran líderes naturales y a veces chocaban y defendían a rajatabla sus opiniones.

De pronto ninguna salida se organizaba sin la presencia de los dos, ninguna fiesta empezaba hasta que ellos llegaban. Nadie se animaba a dar un veredicto sobre su relación, nadie podría comprobar a ciencia cierta si tenían algo porque mas allá de llegar e irse juntos nada hacía pensar que había entre ellos nada más que una amistad que iba creciendo.

El tema principal era que Agosto seguía con sus amigos de paso y Martín tenia novia. Ella fue conociendo su historia y lo fue acercando a un lugar de su corazón.

Había perdido a sus padres en un accidente hacia dos años y se había quedado bajo la tutela del hermano de su padre, un soltero empedernido, dueño de varios bares y restaurantes y con corazón de trotamundos que tomo a Martín bajo su ala como a ese hijo que nunca tendría.