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Seungkwan

Wonwoo no hace gran cosa por la noche. Se queda absorto en la ventana observando hacia el vacío que hay del otro lado. Las estrellas se reflejan en su rostro y me permito admirarlo por un rato antes de que su grave voz rompa la apacibilidad del momento.

"Puedo sentir como me miras".

Me levanto de la camilla, pues a falta de un paciente en ella he decidido aprovechar y sentarme yo. Camino hasta quedar a su costado y me indigno un poco cuando ni siquiera se molesta en mirarme.

"Estudié fotografía", dice de pronto. "Estaré aquí por un par de meses, estoy trabajando en un proyecto".

Me quedo mudo ante la confianza que ha tomado repentinamente y trago en seco, de pronto nervioso. Cuando me atrevo a verlo una vez más, él ya me está mirando a mi, así que inevitablemente choco contra el brillo que sus ojos tienen.

Y termino cayendo sin detenerme.

"Tienes que contarme algo ahora tú", indica.

Me pregunto si será la noche lo que lo incita a intercambiar más de una oración conmigo, pero no me atrevo a cuestionarlo más cuando me sonríe.

"Estudio enfermería", digo sin pensar y escucho su risa haciéndose eco en las paredes.

"Eso me lo has dicho ya. Cuéntame algo más", pide. "Te he visto, vagando a dónde sea que vaya. Dime por qué siempre estás ahí".

Guardo silencio y yo también decido pasear mi vista por la noche álgida. Sufro cuando mi ritmo cardíaco se acelera desenfrenado antes de que hable una vez más. "Porque me gustas", confieso sin más.

Siento el aliento de Wonwoo cortarse pero rápidamente regula la respiración de nuevo, lo que relaja mis músculos de inmediato porque, después de todo, sigue estando a mi cuidado.

"¿Te gusto?", repite.

"Me gustaste desde que éramos extraños", aseguro.

El silencio inunda el lugar y me reprendo por ser tan abierto ante los demás. Mi hermana solía decirme que en un futuro quizá me acarrearía un par de problemas, aunque jamás creí en sus advertencias.

"Tú también me gustas". Lo miro incrédulo y retrocedo un paso de la ventana. Wonwoo alza una de sus cejas, cuestionado mi actuar, pero vuelve a hablar en cuanto ve mis nulas intenciones de responder. "Me gustaste desde que dijiste tu nombre".

"Oh", digo.

"Oh", dice.

Me río ante la patética escena. Siento mis mejillas calentarse y de pronto me siento cohibido.

"No esperaba esto", admito avergonzado.

"¿Por qué no?", cuestiona mientras se sienta en la camilla y me indica el lugar vacío junto a él para que lo ocupe.

"No lo sé".

"No me podría resistir a alguien tan lindo como lo eres tú", suelta él, y yo no puedo mantenerle la mirada.

"Pensaba que eras del tipo tímido".

Alza los hombros y los opacos mechones de su cabello se tambalean sobre su frente debido al ligero movimiento; reprimo mi deseo de pasar mi palma sobre su cabellera para averiguar si es tan sedosa como aparenta.

"Yo también lo pensaba. Pero supongo que a tu lado me siento cómodo".

Muerdo mi labio por una última vez, reprimiendo una sonrisa juguetona, antes de mirar el reloj en mi bolsillo.

"Regresaré en una hora", le digo levantándome con intenciones de chequear más pacientes.

Él me mira con sus ojos de gato y parpadea lento. "Te esperaré".

CaMeRa / wonkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora